El vaso medio lleno y medio vacío de la inflación en Colombia
Aunque se evidencia una desaceleración en el precio de los alimentos, la cifra que reveló el DANE indica que en marzo la inflación no tocó techo, como era la esperanza del Gobierno y algunos analistas. ¿Qué implicaciones tiene este dato?
La inflación sigue subiendo en Colombia. Más allá de lo técnico, esto quiere decir que el dinero cada vez alcanza para menos. Si términos como Índice de Precios al Consumidor (IPC) parecen enredar la pita, quizá la explicación de Heriberto de la Calle, personaje icónico de Jaime Garzón, resulte más pasable: “Un peso alcanzaba para comprar cinco dulces, la semana entrante alcanza para comprar cuatro dulces, la otra semana tres dulces, dos dulces, un dulce. Es decir, se va dañando lo que se llama el poder adquisitivo”.
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La inflación sigue subiendo en Colombia. Más allá de lo técnico, esto quiere decir que el dinero cada vez alcanza para menos. Si términos como Índice de Precios al Consumidor (IPC) parecen enredar la pita, quizá la explicación de Heriberto de la Calle, personaje icónico de Jaime Garzón, resulte más pasable: “Un peso alcanzaba para comprar cinco dulces, la semana entrante alcanza para comprar cuatro dulces, la otra semana tres dulces, dos dulces, un dulce. Es decir, se va dañando lo que se llama el poder adquisitivo”.
El Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) informó este miércoles que el IPC llegó a 13,34 % en su variación anual, es decir, en la comparación entre marzo de 2022 y el mismo mes de 2023. En la variación mensual (marzo de 2023 frente a febrero de este año) la variación fue de 1,05 %.
Hay varias formas de leer este dato. Es la cifra más alta desde marzo de 1999, cuando llegamos a 13,51 %, y desafía los pronósticos del Gobierno y de los analistas que indicaban que la inflación actual ya había tocado techo. Pero también muestra que los precios están aumentando a menor velocidad que antes e incluso en algunas categorías, como la de alimentos, hay mejoras importantes.
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El vaso medio lleno
José Antonio Ocampo, ministro de Hacienda, celebró que la inflación de alimentos y hogares pobres siguió bajando en marzo y agregó que “es hora de que los empresarios ayuden a moderar la inflación de productos industriales y de servicios”.
Es cierto que se ha evidenciado una desaceleración en el precio de la comida desde enero de este año, después de haber tocado techo en diciembre (27,81 %). La variación anual de esta división en marzo fue de 21,81 %, frente al 24,14 % de febrero.
Ese es, justamente, uno de los puntos que permiten ver el vaso medio lleno. Sergio Olarte, economista principal de Scotiabank Colpatria, explica que si bien la inflación siguió subiendo, hay buenas noticias, no solo porque los aumentos son cada vez menores, sino porque en algunas categorías se evidencia desaceleración, como en la de alimentos.
La variación mensual de esta división en marzo fue de 0,91 %, una cifra que está por debajo de las expectativas, pues —como dice Olarte— los analistas y en general el mercado esperaban “una inflación mayor al 1,4 % en este rubro”. El dato es el más bajo desde junio de 2022 y es menor al de marzo del año pasado (2,84 %).
También es cierto que la inflación anual para los hogares pobres ha bajado. En el tercer mes del año la cifra fue de 13,87 %, una moderación frente al dato anual de febrero (14,34 %). De hecho, empezó a bajar desde enero (14,76 %). Es una buena noticia porque, en general, el aumento de los precios golpea con mayor fuerza a las familias de ingresos bajos que destinan una mayor porción de lo que ganan a suplir necesidades básicas, como los alimentos.
Ahora bien, Olarte destaca que los precios de bienes y servicios que se ven afectados por el dólar siguen siendo altos, pero cada vez menos. La tasa de cambio ya se encuentra en el terreno de los $4.500, después de haber estado por encima de $5.000 en noviembre de 2022. Para el experto, esto sugiere que “los elementos que estaban empujando la inflación de manera fuerte el año pasado, se están desvaneciendo”.
Estas son buenas noticias, pero, en términos de dólar, la ecuación puede cambiar rápido y profundamente. En otras palabras, la volatilidad puede seguir acompañando el comportamiento de esta divisa y, con ella, los bienes que dependen de la tasa de cambio.
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El vaso medio vacío
Pese a que el dato que se reportó este miércoles demuestra algunos avances en la lucha contra la subida de precios, no se puede desconocer que también genera preocupación.
Cuando el DANE publicó la cifra de febrero, el presidente Gustavo Petro y el ministro de Hacienda aseguraron que la inflación en el país ya había tocado techo, es decir, que ya había llegado al punto máximo en la escalada en la que viene desde finales de 2021. Por eso, se esperaba que la cifra de marzo mostrara un menor ritmo de aumento en los precios.
La misma expectativa tenía el Banco de la República, como se puede ver en las minutas de la reunión del 30 marzo en las que quedó plasmada la conclusión de la junta directiva de que el país pronto registraría una cifra que demuestre que la inflación tocó techo, para luego evidenciar una contracción hasta alcanzar la meta inflacionaria de 3 % en 2024.
Uno de los argumentos del Banco para llegar a esa conclusión fue, justamente, que el dato de inflación anual de febrero registró una variación de sólo tres puntos básicos frente al de enero, lo que implicaba una desaceleración porque creció, pero a un menor ritmo.
Sin embargo, la información publicada por el DANE este miércoles muestra que en realidad hubo un aumento: si bien los precios no están subiendo con el mismo ritmo de antes, tampoco se evidencia una mejora sensible. El dato de marzo fue mayor en seis puntos básicos al de febrero (13,28 %).
Además, los progresos en la categoría de alimentos no se evidencian en otros rubros. Olarte reconoce que los arriendos, por ejemplo, que subieron según la inflación de diciembre (13,12 %), “continúan siendo bastante altos”. La crisis en el sector aéreo por cuenta de la suspensión de operaciones de Ultra Air y Viva Air —agrega— también favorece el aumento de precios en el transporte.
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En esa misma línea, Laura Katherine Peña, de BBVA Research, explica que si bien hay una desaceleración en la canasta de alimentos, la inflación básica aumentó 56 puntos en marzo (11,42 %), frente al dato anual de febrero (10,86 %). Este es un cálculo que hace el DANE sin considerar grupos como alimentos y electricidad que tienden a ser volátiles.
Olarte estima que la inflación va a comenzar a desacelerarse y cerrará el año cerca de 9 %. En su concepto, los resultados permitirán que el Banco de la República mantenga las tasa de interés en 13 % todo el año, es decir, considera que el ciclo de alzas ya terminó. Vale la pena recordar que la entidad ha subido sus tipos de interés para tratar de contener la inflación. El último aumento fue de 25 puntos básicos.
Desde BBVA Research también consideran que 2023 cerrará con una inflación de 9 % y que en 2024 será del 5 %. Peña explica que esperan que el dato se mantenga alto durante algunos meses, hasta que empiece a descender con moderación en el segundo semestre del año.
Así las cosas, queda un camino largo para que la inflación se ubique en la meta del Banco de la República y para que, como hace décadas explicaba Heriberto, dejemos de necesitar más pesos para comprar los mismos cinco dulces. Pero antes la inflación debe tocar techo.
Estrategias para bajar el precio de los alimentos
Aunque los datos del DANE muestran buenas noticias para los alimentos, Jorge Bedoya, presidente de la Sociedad de Agricultores de Colombia (SAC), asegura que “el sector es vulnerable a fenómenos y situaciones externas que son impredecibles y que impactan severamente la estructura de costos de producción”.
Hay algunas variables que afectan a todos los productos perecederos y atenderlas es determinante para bajar el precio de la comida. En la lista estás las fuertes lluvias, por ejemplo, que ponen en riesgo las cosechas y dificultan el transporte. También los insumos agropecuarios importados que se han encarecido por cuenta de la guerra en Ucrania; si bien la tasa de cambio del peso frente al dólar ha bajado, el impulso no ha sido lo suficientemente fuerte como para evidenciar grandes cambios.
Las tasas de interés también aportan una dosis importante. En esa línea, el Gobierno lanzó la semana pasada nueve líneas de crédito subsidiadas para pequeños y medianos productores.
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Pese a los esfuerzos, hace falta dar pasos más contundentes. “Mientras el encarecimiento de la mano de obra, combustibles e insumos agrícolas continúe, la tendencia en el sector hortifrutícola muestra que los precios se mantendrán. Sin embargo, algunos podrían incluso incrementarse por efectos de la oferta y demanda”, dice el gerente de la Asociación Hortifrutícola de Colombia, Ávaro Palacio.
Para Bedoya es necesario hacer que la producción de alimentos sea rentable y que “se puedan compensar los incrementos en los costos de producción que hemos visto a lo largo de los últimos dos años”.
En ese sentido, el presidente Gustavo Petro afirmó que con la Asociación Nacional de Industriales (ANDI) y la SAC acordaron diseñar e implementar medidas para la reducción de los precios de los alimentos, aunque no se dijo cuáles, ni desde cuándo.
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