¿Eliminar aranceles es suficiente para bajar el precio de los alimentos?
El Gobierno comenzó la baja de aranceles para productos agrícolas con el objetivo de atajar la inflación. Mientras para algunos es una solución que pronto tendrá efectos positivos en los consumidores, para otros la medida es insuficiente.
Frenar el aumento en el precio de los alimentos en Colombia es una de las metas del Gobierno Nacional. Con ese objetivo se expidió un decreto para reducir a cero, durante seis meses, los aranceles de 165 bienes que se importan al país y que están relacionados con la producción agrícola. Con el decreto, además, comenzó la reglamentación de la ley de insumos.
Según el Ministerio de Hacienda, los bienes de la lista contaban con aranceles de 5 %, 10 % y hasta 15 %. Alimentos, bebidas, harinas, cereales, semillas para productos agrícolas, aceites esenciales, diferentes tipos de papel, extracto de malta, hidrolizados de proteínas, mejoradores de panificación, complementos alimenticios y granos trabajados de avena son algunos de los productos beneficiados.
Lea: Las primeras acciones para bajar el precio de los alimentos en Colombia
Como sucede en muchos otros países, los alimentos que se producen en el campo colombiano también dependen en parte del mercado global, ya sea porque se usan insumos que provienen de otros países o porque los mercados internacionales son el destino.
Hoy el aumento en los precios es uno de los dolores de cabeza de los colombianos. Enero dejó unas cifras preocupantes, el dato se ubicó en el 1,67 % en relación con diciembre pasado, o sea, en su variación mensual y en su variación anual llegó al 6,94 %, es decir, 5,34 puntos porcentuales más que la cifra reportada en el enero de 2021. Las cifras de febrero se publicarán este sábado.
La inflación en los alimentos es un porcentaje importante, de hecho, Juan Daniel Oviedo, director del DANE, aseguró que “aproximadamente el 40 % de la inflación que se generó en enero, en su variación mensual, es aportada por los alimentos consumidos al interior del hogar”.
La decisión justamente apunta a bajarla. “Esta medida arancelaria mitigará dichas presiones alcistas. El propósito es aliviar en parte el bolsillo de los colombianos, especialmente de los hogares menos favorecidos”, dijo la ministra de Comercio, Industria y Turismo, María Ximena Lombana.
Del mismo modo, el ministro de Hacienda y Crédito Público, José Manuel Restrepo, aseguró que la idea es que esta medida, junto con el paquete completo, permita que “las expectativas de inflación empiecen a anclarse y comencemos a ver en los próximos meses una reducción en el costo de vida de los ciudadanos”.
Y Lombana ratificó que algunos incrementos están asociados al encarecimiento de los insumos, por problemas en las cadenas de suministro observadas durante los últimos meses.
¿Bajar los aranceles es suficiente?
La medida va en el camino correcto para Javier Díaz Molina, presidente de la Asociación Nacional de Comercio Exterior (Analdex), “pues se deben bajar los costos de transacción”. Sin embargo, tiene un reparo que han mencionado organizaciones y expertos: es necesario actuar en toda la cadena logística para que esta sea más eficiente y menos costosa. Menciona, por ejemplo, los impactos del transporte y los sobrecostos por la crisis de contenedores. Todos factores que influyen en el precio de la comida.
Lea también: Inflación en Colombia: ¿Qué podemos esperar del dato de febrero?
A estos se les suma la alta tasa de cambio frente al dólar de los últimos meses, que pone más caros los insumos agrícolas.
Por el momento, espera que los impactos de esta medida se evidencien en los precios dentro de tres o cuatro meses, si bien asegura que “buena parte de estos extra costos y el incremento de precios vienen de afuera”, también reconoce que “lo que podamos hacer internamente será beneficioso”.
Pero ese no es el único reparo. Mario Valencia, docente universitario y consultor, llama la atención sobre una conclusión del DANE que indica que consumir en Colombia es caro, principalmente, porque producir es caro en el país. “El Índice de precios al productor nacional agropecuario para febrero fue de 225, mientras que el de importaciones fue de 150″, señala Valencia.
De hecho, para él esta decisión es una forma de renunciar al aumento de la producción que debería ser la meta.
Incluso señala que el Gobierno ve que la única forma de bajar los precios en el corto plazo es con importaciones de bienes finales, pero que el efecto en realidad no se deberá al aumento de oferta, sino a la caída en el precio del dólar. “Baja precio, pero aumenta déficit de cuenta corriente, con efectos fiscales negativos. No es ninguna solución”, asegura.
En ese sentido también agrega que la mayor parte de fungicidas, herbicidas e insecticidas ya tenían cero arancel desde 2017.
Jorge Bedoya, presidente de la Sociedad de Agricultores de Colombia (SAC), reconoce que, en efecto, la mayoría de los insumos para su sector ya tenían arancel cero, aunque considera que “cualquier reducción es importante para aquellos que la necesitan y más ahora si la tasa de cambio empieza a bajar”.
Aún así, considera que habrá que analizar con el conflicto en Ucrania y Rusia, en el caso de esos insumos que son importados en pequeñas cantidades de esos países, si el precio internacional termina anulando la reducción de aranceles.
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Bedoya pone sobre la mesa otra consideración: “hay medidas sobre el pan, pan de especias, pan tostado, que quedan sin arancel por seis meses. Hay que revisar cuál es el impacto con la Cámara de Alimentos de la ANDI, pues es el pan como producto final”.
Para algunos la medida no es suficiente para ver un impacto significativo en el precio de los alimentos. Como indicó Luis Fernando Mejía, director ejecutivo de Fedesarrollo, en enero “los alimentos registraron una inflación histórica en 20 años alcanzando casi el 20 %”.
Además, este fenómeno no es exclusivo de Colombia. Los precios mundiales de alimentos alcanzaron unos niveles récord en febrero, sobre todo por el aumento de los precios de los aceites vegetales, cuya oferta quedó limitada a causa de la guerra en Ucrania, según anunció este viernes la FAO.
El índice de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (que refleja la variación mensual de los precios internacionales de una canasta de productos alimentarios básicos) subió en febrero un 3,9 % respecto al mes anterior, así se situó en 140,7 puntos, mientras que en enero estaba en 135,7 puntos. (Lea: FAO advierte récord mundial de precios alimentarios en febrero)
Este indicador superó los niveles récord de febrero de 2011 (137,6 puntos). Un dato muy preocupante.
Ahora bien, la medida para eliminar aranceles hace parte de la reglamentación de la ley de insumos agropecuarios “que también crea el Fondo de Apoyo a los Insumos Agropecuarios (FAIA), que nace con los recursos del 10 % de las utilidades de 2021 del Banco Agrario”, según le explicó Rodolfo Zea Navarro, ministro de Agricultura, a El Espectador.
La Ley de Insumos originalmente tenía un horizonte de aplicación para el segundo semestre de este año, pero, en medio del panorama inflacionario, recibió un impulso extra por parte del Gobierno.
Como indican los expertos, para conseguir resultados hace falta atacar varios de los factores que impulsan la inflación: problemas en el transporte, la crisis de los contenedores, la tasa de cambio del dólar, los problemas en la producción, etcétera.
A este panorama se suma la guerra rusa en Ucrania, como ya lo mencionaron varias fuentes citadas antes. Este conflicto tiene el potencial de complicar el panorama del agro colombiano, pues al menos 20 % de los fertilizantes y abonos que usan los productores nacionales son de origen ruso.
Incluso esta semana Rodolfo Correa, presidente del Consejo Nacional de Secretarios de Agricultura de Colombia (CONSA) pidió ayuda a la Asociación de Departamentos de Agricultura de EE. UU. para realizar “un programa que posibilite el acceso a insumos en mejores condiciones de precios para los pequeños productores” y así evitar una crisis mayor de insumos por este conflicto.
Finalmente son muchos los factores que influyen en el aumento histórico que estamos viendo en el precio de los alimentos. Lograr bajarlos es importante, entre otras cosas, porque la situación afecta más a los pobres y vulnerables, pues son quienes gastan más de sus recursos en alimentos. De hecho, para ellos la inflación estuvo por encima del promedio (6,94 %), para los pobres fue del 8,31 % y para los vulnerables del 8,29 %.
Preocupa todavía más si tenemos en cuenta que en 2020 más de 3,5 millones de colombianos entraron a la categoría de pobres, llevando el total nacional a 21,2 millones de personas en una clasificación en la que los hogares tienen problemas para acceder a alimentación y servicios con su nivel de ingresos.
Frenar el aumento en el precio de los alimentos en Colombia es una de las metas del Gobierno Nacional. Con ese objetivo se expidió un decreto para reducir a cero, durante seis meses, los aranceles de 165 bienes que se importan al país y que están relacionados con la producción agrícola. Con el decreto, además, comenzó la reglamentación de la ley de insumos.
Según el Ministerio de Hacienda, los bienes de la lista contaban con aranceles de 5 %, 10 % y hasta 15 %. Alimentos, bebidas, harinas, cereales, semillas para productos agrícolas, aceites esenciales, diferentes tipos de papel, extracto de malta, hidrolizados de proteínas, mejoradores de panificación, complementos alimenticios y granos trabajados de avena son algunos de los productos beneficiados.
Lea: Las primeras acciones para bajar el precio de los alimentos en Colombia
Como sucede en muchos otros países, los alimentos que se producen en el campo colombiano también dependen en parte del mercado global, ya sea porque se usan insumos que provienen de otros países o porque los mercados internacionales son el destino.
Hoy el aumento en los precios es uno de los dolores de cabeza de los colombianos. Enero dejó unas cifras preocupantes, el dato se ubicó en el 1,67 % en relación con diciembre pasado, o sea, en su variación mensual y en su variación anual llegó al 6,94 %, es decir, 5,34 puntos porcentuales más que la cifra reportada en el enero de 2021. Las cifras de febrero se publicarán este sábado.
La inflación en los alimentos es un porcentaje importante, de hecho, Juan Daniel Oviedo, director del DANE, aseguró que “aproximadamente el 40 % de la inflación que se generó en enero, en su variación mensual, es aportada por los alimentos consumidos al interior del hogar”.
La decisión justamente apunta a bajarla. “Esta medida arancelaria mitigará dichas presiones alcistas. El propósito es aliviar en parte el bolsillo de los colombianos, especialmente de los hogares menos favorecidos”, dijo la ministra de Comercio, Industria y Turismo, María Ximena Lombana.
Del mismo modo, el ministro de Hacienda y Crédito Público, José Manuel Restrepo, aseguró que la idea es que esta medida, junto con el paquete completo, permita que “las expectativas de inflación empiecen a anclarse y comencemos a ver en los próximos meses una reducción en el costo de vida de los ciudadanos”.
Y Lombana ratificó que algunos incrementos están asociados al encarecimiento de los insumos, por problemas en las cadenas de suministro observadas durante los últimos meses.
¿Bajar los aranceles es suficiente?
La medida va en el camino correcto para Javier Díaz Molina, presidente de la Asociación Nacional de Comercio Exterior (Analdex), “pues se deben bajar los costos de transacción”. Sin embargo, tiene un reparo que han mencionado organizaciones y expertos: es necesario actuar en toda la cadena logística para que esta sea más eficiente y menos costosa. Menciona, por ejemplo, los impactos del transporte y los sobrecostos por la crisis de contenedores. Todos factores que influyen en el precio de la comida.
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A estos se les suma la alta tasa de cambio frente al dólar de los últimos meses, que pone más caros los insumos agrícolas.
Por el momento, espera que los impactos de esta medida se evidencien en los precios dentro de tres o cuatro meses, si bien asegura que “buena parte de estos extra costos y el incremento de precios vienen de afuera”, también reconoce que “lo que podamos hacer internamente será beneficioso”.
Pero ese no es el único reparo. Mario Valencia, docente universitario y consultor, llama la atención sobre una conclusión del DANE que indica que consumir en Colombia es caro, principalmente, porque producir es caro en el país. “El Índice de precios al productor nacional agropecuario para febrero fue de 225, mientras que el de importaciones fue de 150″, señala Valencia.
De hecho, para él esta decisión es una forma de renunciar al aumento de la producción que debería ser la meta.
Incluso señala que el Gobierno ve que la única forma de bajar los precios en el corto plazo es con importaciones de bienes finales, pero que el efecto en realidad no se deberá al aumento de oferta, sino a la caída en el precio del dólar. “Baja precio, pero aumenta déficit de cuenta corriente, con efectos fiscales negativos. No es ninguna solución”, asegura.
En ese sentido también agrega que la mayor parte de fungicidas, herbicidas e insecticidas ya tenían cero arancel desde 2017.
Jorge Bedoya, presidente de la Sociedad de Agricultores de Colombia (SAC), reconoce que, en efecto, la mayoría de los insumos para su sector ya tenían arancel cero, aunque considera que “cualquier reducción es importante para aquellos que la necesitan y más ahora si la tasa de cambio empieza a bajar”.
Aún así, considera que habrá que analizar con el conflicto en Ucrania y Rusia, en el caso de esos insumos que son importados en pequeñas cantidades de esos países, si el precio internacional termina anulando la reducción de aranceles.
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Bedoya pone sobre la mesa otra consideración: “hay medidas sobre el pan, pan de especias, pan tostado, que quedan sin arancel por seis meses. Hay que revisar cuál es el impacto con la Cámara de Alimentos de la ANDI, pues es el pan como producto final”.
Para algunos la medida no es suficiente para ver un impacto significativo en el precio de los alimentos. Como indicó Luis Fernando Mejía, director ejecutivo de Fedesarrollo, en enero “los alimentos registraron una inflación histórica en 20 años alcanzando casi el 20 %”.
Además, este fenómeno no es exclusivo de Colombia. Los precios mundiales de alimentos alcanzaron unos niveles récord en febrero, sobre todo por el aumento de los precios de los aceites vegetales, cuya oferta quedó limitada a causa de la guerra en Ucrania, según anunció este viernes la FAO.
El índice de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (que refleja la variación mensual de los precios internacionales de una canasta de productos alimentarios básicos) subió en febrero un 3,9 % respecto al mes anterior, así se situó en 140,7 puntos, mientras que en enero estaba en 135,7 puntos. (Lea: FAO advierte récord mundial de precios alimentarios en febrero)
Este indicador superó los niveles récord de febrero de 2011 (137,6 puntos). Un dato muy preocupante.
Ahora bien, la medida para eliminar aranceles hace parte de la reglamentación de la ley de insumos agropecuarios “que también crea el Fondo de Apoyo a los Insumos Agropecuarios (FAIA), que nace con los recursos del 10 % de las utilidades de 2021 del Banco Agrario”, según le explicó Rodolfo Zea Navarro, ministro de Agricultura, a El Espectador.
La Ley de Insumos originalmente tenía un horizonte de aplicación para el segundo semestre de este año, pero, en medio del panorama inflacionario, recibió un impulso extra por parte del Gobierno.
Como indican los expertos, para conseguir resultados hace falta atacar varios de los factores que impulsan la inflación: problemas en el transporte, la crisis de los contenedores, la tasa de cambio del dólar, los problemas en la producción, etcétera.
A este panorama se suma la guerra rusa en Ucrania, como ya lo mencionaron varias fuentes citadas antes. Este conflicto tiene el potencial de complicar el panorama del agro colombiano, pues al menos 20 % de los fertilizantes y abonos que usan los productores nacionales son de origen ruso.
Incluso esta semana Rodolfo Correa, presidente del Consejo Nacional de Secretarios de Agricultura de Colombia (CONSA) pidió ayuda a la Asociación de Departamentos de Agricultura de EE. UU. para realizar “un programa que posibilite el acceso a insumos en mejores condiciones de precios para los pequeños productores” y así evitar una crisis mayor de insumos por este conflicto.
Finalmente son muchos los factores que influyen en el aumento histórico que estamos viendo en el precio de los alimentos. Lograr bajarlos es importante, entre otras cosas, porque la situación afecta más a los pobres y vulnerables, pues son quienes gastan más de sus recursos en alimentos. De hecho, para ellos la inflación estuvo por encima del promedio (6,94 %), para los pobres fue del 8,31 % y para los vulnerables del 8,29 %.
Preocupa todavía más si tenemos en cuenta que en 2020 más de 3,5 millones de colombianos entraron a la categoría de pobres, llevando el total nacional a 21,2 millones de personas en una clasificación en la que los hogares tienen problemas para acceder a alimentación y servicios con su nivel de ingresos.