¿En qué va la apuesta de Petro de reformar las pensiones?
La reforma pensional, una de las banderas de campaña de Gustavo Petro, tiene que superar tres debates más. Preocupa la sostenibilidad fiscal y el ahorro, pero también está el reto de plantear un enfoque de género más ambicioso.
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Desde la candidatura, la propuesta del hoy presidente Gustavo Petro de crear un sistema de pilares para transformar las pensiones en Colombia agitó las aguas. El fantasma de la “expropiación” tomó protagonismo hasta que, después de muchas especulaciones, el Gobierno radicó el 22 de marzo la reforma ante el Congreso. Ese día el país conoció la arquitectura de la iniciativa, que mantenía la idea original de Petro, pero con moderación en algunos puntos, especialmente en el monto de los subsidios prometidos.
Esta reforma, a diferencia de la laboral, logró mantenerse a flote cuando la Comisión Séptima del Senado aprobó los 94 artículos en primer debate a mediados de junio. La ponencia para el segundo debate se radicará la próxima semana, según informó Jaime Dussán, presidente de Colpensiones.
Si en algo hay un consenso es en que Colombia necesita una reforma pensional, especialmente por la cobertura: en el país solo se pensiona una de cada cuatro personas mayores. El cómo cambiar el sistema es la gran incógnita que podría resolverse en esta legislatura.
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Sin embargo, la reforma de Petro todavía no convence ni a las Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP), que perderían protagonismo con el nuevo sistema, ni a algunos de los expertos en el tema que han solicitado mayor claridad en las cifras. Superar los tres debates que faltan será todo un reto a nivel político, teniendo en cuenta que en el Senado de la República el Gobierno está lejos de las mayorías.
El sistema pensional que propone Petro
La columna vertebral de la reforma son cuatro pilares, que se aprobaron sin inconvenientes en primer debate. El pilar solidario, enfocado en los más pobres y vulnerables, entregaría a los hombres de 65 años y a las mujeres de 60 años que no tengan pensión una renta básica correspondiente a la línea de pobreza extrema ($223.000), monto que se actualizaría cada año. Del semicontributivo se beneficiarían las personas (en los mismos rangos de edad del solidario) que cotizaron entre 300 y 999 semanas. En el sistema actual a quienes no cumplen los requisitos de semanas se les devuelve lo que cotizaron (en el caso de Colpensiones, sin intereses), con la reforma ese dinero se convertiría en una renta vitalicia.
Si se aprueba el documento tal como está, en el pilar contributivo todos los trabajadores cotizarán hasta tres salarios mínimos en Colpensiones, los aportes de tres salarios en adelante irán a las AFP. Es decir, una persona que gane cinco salarios mínimos, cotizaría tres en el sistema de reparto y dos en los fondos privados. Finalmente, está el pilar de ahorro voluntario, para quienes quieran hacer aportes extra.
Peros y retos de la reforma pensional
En general, los expertos destacan que la reforma planteada elimina la competencia entre Colpensiones y las AFP y apuesta por la población mayor en la medida en la que lleva recursos a quienes no tienen pensión. Aun así, hay varios puntos que generan dudas. Uno de ellos es el umbral de tres salarios para cotizar en Colpensiones, pues implica que el 90 % de la población estaría solo en el régimen de reparto. A expertos y organizaciones les preocupa la sostenibilidad fiscal, teniendo en cuenta que habrá subsidios para toda la población (incluidos los más ricos) hasta los tres salarios mínimos.
Andrés Felipe Izquierdo, gerente general de Integral Soluciones Pensionales ISP, asegura que ese umbral “supone un alto riesgo para el mercado de capitales local, el financiamiento del sector privado y público y para la titularidad del ahorro de los afiliados”. Pese a que en el documento se incluye la creación del Fondo de Ahorro del Pilar Contributivo para ahorrar parte del dinero que entra a Colpensiones, Izquierdo dice que el fondo, de acuerdo con los cálculos de ISP, “no tendrá mayor capacidad de ahorro para las contingencias de los derechos pensionales de las próximas generaciones”.
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Asofondos, el gremio de las AFP, afirma que la reforma es “un golpe para el ahorro”, que solo una quinta parte de las contribuciones se van a ahorrar y que el pasivo pensional aumentará. En general, los expertos recomiendan que el umbral sea de uno o 1,5 salarios mínimos.
Al Observatorio Fiscal de la Universidad Javeriana le preocupa, entre otras cosas, la falta de reglas claras para la administración de los recursos, especialmente porque el fondo de ahorro quedaría en manos de Colpensiones. Además de que la entidad no tiene la experiencia, las decisiones políticas podrían influir en la gestión del dinero. “Existe el riesgo de que no entre el dinero suficiente, de que se gaste muy rápido y de que se gaste mal”, dijo Oliver Pardo, director del Observatorio. Una de las propuestas es que el fondo sea administrado por el Banco de la República.
El pilar semicontributivo, en el que estaría la mayoría de los colombianos si las tendencias actuales se mantienen, tampoco cumple las expectativas. Quienes se beneficien de este pilar y del solidario recibirían los $223.000 y la renta vitalicia, y quienes no cumplan las condiciones recibirían un subsidio del 20 % del valor de las cotizaciones (ajustadas por inflación). El problema es que la renta vitalicia sería muy baja. Pardo advirtió en un artículo para este diario, que los no pensionados en las AFP reciben una devolución de saldos con rendimientos de al menos 4 % anual, pero con la reforma obtendrían una renta vitalicia con rendimiento inferior al 3 % anual. “El Gobierno del cambio tiene que virar su propuesta relacionada con el pilar semicontributivo si no quiere perjudicar a la mayoría de colombianos”.
El fortalecimiento del enfoque de género es uno de los retos. La reforma contempla un beneficio de 50 semanas para las mujeres por cada hijo nacido y en el proceso se han sumado otros elementos: inicialmente, la edad en los pilares solidario y semicontributivo era de 65 años para hombres y mujeres, ahora se contempla una edad diferencial. El régimen de transición (es decir, la medida para definir a quienes cobija el nuevo régimen y a quienes no) eran 1.000 semanas, en primer debate quedó en 900 para los hombres y en 750 para las mujeres.
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Aun así, falta que un enfoque diferencial más ambicioso y que cumpla el fallo de la Corte Constitucional que dice que las mujeres en Colombia deben poder pensionarse con 1.000 semanas cotizadas y no con 1.300, como se exige hoy. En el país, las mujeres pueden pensionarse a los 57 años (cinco años antes que los hombres), pero deben cumplir el mismo requisito de semanas. Durante el primer debate, la ministra de Trabajo, Gloria Inés Ramírez, prometió que el Gobierno incluirá un artículo nuevo para reglamentar lo establecido en la sentencia.
Otros de los temas sobre los que han llamado la atención los congresistas son el futuro de la Planilla Integrada de Liquidación de Aportes (PILA), por qué la edad para acceder a los pilares semicontributivo y contributivo no es la edad de pensión y, de nuevo, las garantías de que el sistema será sostenible a largo plazo. Estos y otros puntos se discutirán en los próximos meses.
Petro apostó en su primer año por una reforma pensional, falta ver si el Congreso decide aprobarla. Con la reforma se juega, ni más ni menos, que el futuro de las personas mayores en Colombia.
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