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Reducir las importaciones de gas ruso es especialmente apremiante para los países del centro y sureste de Europa, pues se encuentran entre los más dependientes de Moscú para abastecer sus necesidades energéticas y, por eso, entre los más expuestos a un eventual corte de suministros.
Junto a los Estados bálticos, Europa Oriental y los Balcanes “son las regiones más expuestas”, advierte el renombrado Instituto de Estudios Económicos Internacionales de Viena (WIIW).
La exposición es muy desigual entre los países y “no se puede descartar que algunos de ellos entren en recesión” si el gas de Rusia deja de llegar, sea por un eventual embargo europeo a Moscú o porque el Kremlin decida interrumpir las exportaciones al Viejo Continente, indica Artem Kochnev, economista del WIIW.
Mientras esto no ocurra, “podemos confiar en que sí es posible reducir la dependencia europea de las fuentes de energía rusas en dos tercios hasta fin de año, como se ha propuesto la Unión Europea (UE), aunque dependerá sobre todo de cuestiones técnicas”, dice.
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Además de encontrar suministradores alternativos en un mercado ya muy ajustado, el problema es que técnicamente no es posible usar las mismas instalaciones para las diversas fuentes de energía.
Según Kochnev, la principal alternativa al gas ruso a corto y mediano plazo es el gas natural licuado (GNL), sobre todo de EE. UU., pero la mayoría de las plantas de regasificación necesarias están en la parte occidental de la UE.
Así, mientras España tiene siete plantas regasificadoras, muchos de los países del centro y este, incluida Alemania, no tienen ninguna y deben aún construirlas, pues reciben el gas ruso sobre todo a través de gasoductos.
La situación en los diferentes países de la región es, además, muy distinta.
AUSTRIA
En Austria, un estimado 80 % del gas importado procede de Rusia, aunque una parte del mismo se reenvía a otros mercados de la región.
La industria consume un 40 % de ese gas, un 30 % las plantas de energía eléctrica, un 20 % los hogares para agua caliente y calefacción, y un 10 % el transporte público.
Los almacenes de gas natural están en estos momentos al 18 % de sus capacidades, con lo que Austria puede satisfacer sus necesidades de aquí a abril.
Un poco menos expuesto está el país alpino en cuanto a la importación de petróleo, con una cuota rusa de un 25 %.
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REPÚBLICA CHECA
El 87 % del gas natural importado por la República Checa es de procedencia rusa, mientras que en el caso del petróleo la cuota alcanza un 50 %. Como prevención, el país ha decidido aumentar sus reservas de gas en 200 millones de metros cúbicos.
ESLOVAQUIA
La vecina Eslovaquia, que tiene frontera con Ucrania, recibe de Rusia un 100 % del gas natural y del petróleo que necesita, mientras que sus dos plantas nucleares son de construcción rusa y dependen de tecnología y suministros de uranio de ese país.
HUNGRÍA
Casi la totalidad de las importaciones energéticas en Hungría, que cubren un 70 % del consumo, provienen de Rusia en estos momentos.
Por otro lado, Budapest recurrió a la empresa estatal nuclear Rosatom para ampliar la única planta atómica que tiene.
BULGARIA
Bulgaria fue durante décadas el país más cercano y leal a la Unión Soviética en el sureste de Europa, y como tal depende hoy por completo de las importaciones energéticas. Según analistas locales, hasta un 90 % de su consumo de gas y petróleo proviene de Rusia.
La principal refinería de petróleo es propiedad del consorcio ruso Lukoil, que cubre un 60 % de la demanda de combustible. Además, la única central nuclear del país (Kozloduy) es de construcción rusa y depende por completo del combustible nuclear importado de ese país.
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RUMANÍA
Rumanía, otro vecino colindante con Ucrania, es el segundo mayor productor de petróleo y gas en la UE y, por lo tanto, el país de la región menos dependiente de la energía rusa.
Importa un 25 % del gas natural que consume, que llega en su totalidad de Rusia, mientras que compra en el exterior un 70 % del petróleo que necesita, de ello, proviene un 40 % de Rusia.
Rumanía tiene grandes cantidades de gas natural sin explotar en el Mar Negro y capacidad para producir también gas de arcilla.
Sin embargo, analistas locales consideran que la falta de visión estratégica y la inseguridad jurídica en el país balcánico explican que no se hayan explotado hasta ahora esas reservas que permitirán a Rumanía ser autosuficiente y exportar a otros países.
CROACIA
Croacia es uno de los países que menos depende de Rusia en cuanto a las importaciones energéticas. Solo un 22 % del gas natural que consume el país balcánico proviene de Rusia.
SERBIA
Serbia es un histórico aliado de Rusia y negocia desde hace años su entrada en la UE. Un 85 % del gas natural que consume el país balcánico se importa de Rusia.
En cuanto al petróleo, Serbia necesita importar casi el 80 % de sus necesidades y también aquí depende por completo de las compras a Rusia.