Guía para entender las negociaciones de deuda entre Argentina y el FMI
El país debe lograr un acuerdo para pagar más de US$44.000 millones mientras lucha por reactivar su economía del golpe de la pandemia ¿Cómo se llegó a este punto?
Todos los países del mundo se enfrentan luchando para reactivar sus economías del duro golpe de la pandemia del COVID-19, batalla se agrava con cada nueva variante que aparece. Pero Argentina enfrenta un reto adicional en medio de este complejo panorama: tiene menos de tres meses para lograr un acuerdo de pago de US$44.000 millones con el Fondo Monetario Internacional (FMI) en medio de una de sus peores recesiones.
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Todos los países del mundo se enfrentan luchando para reactivar sus economías del duro golpe de la pandemia del COVID-19, batalla se agrava con cada nueva variante que aparece. Pero Argentina enfrenta un reto adicional en medio de este complejo panorama: tiene menos de tres meses para lograr un acuerdo de pago de US$44.000 millones con el Fondo Monetario Internacional (FMI) en medio de una de sus peores recesiones.
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¿Cómo comenzó todo?
Hay quienes dicen que Argentina siempre está en crisis, pues se ha destacado por su inestabilidad económica por más de 20 años. Por lo que para contar esta historia es necesario acotar un periodo de tiempo. En este caso, se puede tomar como punto de partida el 2015, cuando Mauricio Macri llegó al poder.
Macri siempre criticó la gestión de su antecesora Cristina Fernández de Kirchner y prometió recuperar la confianza en la economía Argentina. Su principal apuesta se dio en 2018 cuando logró una préstamo por hasta US$57.000 millones con el FMI de los cuales se desembolsaron US$44.000 millones.
Los recursos permitieron a Argentina saldar deudas incumplidas con sus acreedores y regresar a los mercados internacionales. Los bonos argentinos volvieron a cotizarse, y de hecho por varios meses tuvieron un buen desempeño y demanda por parte de los fondos e inversionistas.
El problema fue que el plan de Macri requería cumplir ambiciosos indicadores económicos y fiscales, y condiciones externas casi utópicas. Además, para los inversionistas el éxito de su plan requería la continuidad de su Gobierno en las elecciones presidenciales de 2019. Pero casi nada de esto se cumplió.
En 2019 se vivieron los momentos más tensos de la guerra comercial entre Estados Unidos y China, lo que desató una tormenta en los mercados internacionales. Una incertidumbre que castigó con especial fuerza a economías vulnerables como la argentina.
La turbulencia provocó que el peso argentino se devaluara 60% en 2019, y en consecuencia la inflación superó ese año el 50%. Lo que licuó masivamente los ingresos en pesos de los ciudadanos.
No es la primera vez que pasa, por lo que muchos corrieron rápidamente a convertir sus ahorros y enviarlos al exterior. Lo que agravó la situación al punto que Macri, el defensor del libre mercado, se vio obligado a imponer un límite a las transferencias internacionales para mantener todos los dólares posibles en la economía.
Macri también perdió las elecciones presidenciales y el 10 de enero de 2019 Alberto Fernández se posesionó como el nuevo presidente argentino. Tres meses después estalló la pandemia del COVID-19, y el 22 mayo de 2020 Argentina entró en “default técnico” al incumplir un pago de US$500 millones en intereses.
¿En qué van las negociaciones?
Las negociaciones entre Argentina y el Fondo Monetario Internacional (FMI) se han dado durante prácticamente todo el Gobierno de Alberto Fernández. Discusiones que han tenido varios tropiezos, estancamientos y hasta acusaciones. Donde la reducción del gasto fiscal ha sido uno de los principales focos de tensión, sobre todo en el marco de la pandemia y de la recuperación económica.
El acuerdo vigente con el FMI obliga al pago de vencimientos en 2022 y 2023 por más de US$19.000 millones cada año y por cerca de US$5.000 millones en 2024.
Sin embargo, en las últimas semanas se ha dado movimiento en estas discusiones: en diciembre de 2021 el presidente Alberto Fernández dijo en un discurso público que asumirá el pago de los US$44.000 millones, pero advirtió que no realizará recorte en el gasto fiscal.
El comentario de Fernández generó malestar entre los partidos de izquierda de Argentina y llevó a una multitudinaria marcha. Los manifestantes reclamaron al gobierno desconocer la deuda con el organismo internacional ya que consideran que es “ilegítima y fraudulenta”.
En efecto, el ajuste fiscal es el principal punto de tensión en las discusiones y en la economía argentina: esta semana los bonos argentinos en dólares registraron la mayor caída desde septiembre, después de que el ministro de Economía, Martín Guzmán, criticara los recortes de gastos propuestos por el Fondo Monetario Internacional, destacando las dificultades que se avecinan para lograr un nuevo acuerdo.
Los bonos con vencimiento en 2041 cayeron 1 centavo hasta los 32,8 centavos por dólar, el mayor descenso desde el 20 de septiembre de 2021, según datos recopilados por Bloomberg. Por su parte, los swaps de incumplimiento crediticio registraron la mayor ampliación en cinco semanas.
Si bien Argentina y el FMI están “en la misma página” sobre el nivel de reservas extranjeras necesarias para respaldar al país, no están de acuerdo sobre la rapidez con la que el Gobierno debe reducir su déficit fiscal, dijo Guzmán el miércoles al exponer su visión más detallada hasta ahora sobre las negociaciones con el Fondo.
“Es posible un término medio fiscal entre el FMI y el Gobierno. Pero nos parece preocupante la falta de detalles a estas alturas de la conversación, lo que indica que un acuerdo no es inminente y que el mercado probablemente tendrá que lidiar con las negociaciones cuando se acerque la fecha límite de pago de marzo”, dijo Nathalie Marshik, directora gerente de renta fija de Stifel Nicolaus & Co. "
Argentina debe realizar un pago al FMI de US$2.800 millones en marzo, algo que muchos analistas ven como una fecha límite para llegar a un acuerdo considerando las escasas reservas del banco central.
De esta manera, Argentina tiene menos de tres meses para llegar a un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional. Por el momento lo único claro es que esos US$44.000 millones serán un duro golpe para una economía que ya estaba en crisis desde antes de la llegada del COVID-19, y que al igual que el resto del mundo lucha por reactivar su economía del golpe de la pandemia.