¿Hacia dónde irá el turismo en el futuro?
En una década, uno de cada nueve empleos a nivel global estará ubicado en este renglón, de acuerdo con proyecciones del Consejo Mundial de Viajes. El sector atraviesa por una crisis de sostenibilidad de cara a las comunidades. ¿Cómo crecer sin llevarse todo por delante?
El futuro del turismo en el mundo se ve lucrativo, al menos a juzgar por un informe del Consejo Mundial de Viajes y Turismo (WTCC, por sus siglas en inglés), que prevé que en una década esta industria habrá aumentado 50 % su valor frente a las cifras prepandemia.
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El futuro del turismo en el mundo se ve lucrativo, al menos a juzgar por un informe del Consejo Mundial de Viajes y Turismo (WTCC, por sus siglas en inglés), que prevé que en una década esta industria habrá aumentado 50 % su valor frente a las cifras prepandemia.
Las multitudes de viajeros que llenan los aeropuertos este verano en muchas partes del mundo son una señal reveladora de lo que se avecina para el turismo. El futuro se ve igual de abarrotado o incluso peor.
Las estimaciones del Consejo aseguran que en 2033 la industria del turismo llegará a ingresos globales por el orden de US$15,5 billones y representará 11,6 % de la economía global. En 2019, este porcentaje era de 10,4 %.
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El informe desglosa las contribuciones económicas de los principales mercados turísticos del mundo y revela las cinco economías de viajes y turismo más poderosas al 2022 en términos de contribución al PIB. Los países siguen siendo los mismos que antes de 2019: Estados Unidos, China, Alemania, Reino Unido y Japón; pero este último superó al Reino Unido en la lista más reciente. Francia, México, Italia, India y España completan los 10 primeros lugares.
El impacto económico de esta industria se sentirá no sólo en términos de PIB, sino que también llegará al mercado laboral: en una década unos 100 millones de personas entrarán a trabajar a este sector, elevando la cifra de empleados del turismo a más de 430 millones de personas a nivel global. Esto significa que, a grandes rasgos, una de cada nueve personas que estarán empleadas en el mundo estarán vinculadas en algo relacionado con el sector turístico.
Las estimaciones del WTCC permiten ver que no es solo que la industria de viajes represente una enorme parte de la economía mundial, sino que además está creciendo mucho más rápido que la economía en general.
“Los economistas dicen que el PIB mundial va a crecer alrededor de 2,6 % al año. En viajes y turismo, esperamos [un crecimiento anual de] alrededor del 5,1 %”, según le dijo Julia Simpson, presidenta del WTCC, a la agencia Bloomberg.
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China, la potencia mundial
Otra proyección del WTTC apunta a grandes cambios que se avecinan, agregó Simpson: durante los próximos 10 años, la economía de viajes de EE. UU., que es la más grande del mundo en términos de su producción económica total anual de US$2 billones, cederá su corona a China.
En 2033, se estima que el sector de viajes de China contribuirá con US$4 billones y representará el 14,1 % de la economía china. Por el contrario, se proyecta que la industria estadounidense alcanzará US$3 billones y representará el 10,1 % de la economía de EE. UU. (Estas cifras representan tanto la cantidad gastada en el país por visitantes internacionales como la cantidad que gastan los ciudadanos de cada país en sus propios viajes al extranjero).
Antes de la pandemia, los viajeros chinos representaban el 14,3 % del gasto mundial en viajes salientes; su regreso retrasado a los viajes internacionales —gracias a los prolongados cierres fronterizos que se levantaron recién en enero de 2023 y los continuos retrasos en el procesamiento de pasaportes y visas— ha obstaculizado la recuperación. Pero el resto del mundo lo ha compensado. América Latina, Norteamérica y Europa han impulsado una recuperación lo suficientemente fuerte, señala el informe del WTTC, como para que la industria prácticamente regrese a los niveles de 2019 para fines de este año.
Una vez que los viajeros chinos regresen con toda su fuerza, lo que se espera que ocurra para 2024, darán inicio a otra importante ola de crecimiento para el turismo mundial: se prevé que la participación de China en el gasto mundial en viajes salientes alcance el 22,3 % para 2033.
A pesar de la incertidumbre económica general, la gente “realmente quiere viajar y actualmente priorizan su gasto en viajes”, dice Simpson, citando datos del WTTC publicados este mes.
Incluso las perspectivas a corto plazo para los viajes pintan un panorama alcista. En datos que analizaron más de US$63.600 millones en transacciones, Virtuoso, una red de más de 20.000 asesores de viajes de lujo, informó el 16 de agosto que sus ventas en el primer semestre de 2023 resultaron en un aumento del 69 % en comparación con los niveles de 2019.
Los datos de Virtuoso apuntan a un aumento en los viajes en torno a la naturaleza, como expediciones científicas con investigadores a la Antártida y Galápagos. Simpson, del WTTC, está de acuerdo y dice que, si bien ha notado un regreso real a las ciudades, también hay un mayor apetito por destinos menos conocidos, como Bulgaria y Eslovenia. “Los viajeros son cada vez más aventureros. Quieren realmente probar y ver diferentes lugares”.
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¿Turismo insostenible?
A pesar de sus contribuciones económicas, que son evidentes y crecientes a juzgar por los datos del WTCC, la industria del turismo se encuentra en medio de una creciente polémica por sus impactos en las comunidades a donde llegan hordas de turistas cada año.
Por ejemplo, en la isla griega de Paros, que se apresta a una ronda de elecciones locales en unos meses, los candidatos han incluido el manejo del turismo como una preocupación central de sus campañas. Esto a pesar de que la ocupación privada de las playas data de décadas.
Pero lo que sucede en Paros parece ser un síntoma de una especie de masa crítica a nivel global en la medida en la que el turismo parece socavar la vida diaria de millones de personas.
La dicotomía evidente es que mientras es un sector que generará más riqueza y oportunidades laborales, a la vez parece ir en contra de la vida para pequeñas comunidades en islas paradisíacas, pero también para habitantes de grandes metrópolis.
Al final, la conversación tendrá que evolucionar de ser sólo un asunto macroeconómico a una negociación social sobre qué es aceptable, y deseable, en términos de turismo. El debate se hace más urgente en medio de la crisis climática.
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