¿Hay espacio para que el Banco de la República baje sus tasas de interés?
Los resultados de inflación de agosto podrían haber cerrado la puerta para una baja en las tasas del Banco de la República, en medio de las presiones que hay desde algunos gremios para que el banco central tome esta decisión.
El dato de inflación de agosto sorprendió esta semana, al estar levemente por encima de las expectativas de los analistas, pero también porque se dio una vez más un alza en la categoría de alimentos, que llevaba varios meses dando señales de tranquilidad.
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El dato de inflación de agosto sorprendió esta semana, al estar levemente por encima de las expectativas de los analistas, pero también porque se dio una vez más un alza en la categoría de alimentos, que llevaba varios meses dando señales de tranquilidad.
De la misma forma, el rubro de transporte siguió punteando en el Índice de Precios al Consumidor, cortesía de los aumentos en el precio de la gasolina corriente que viene impulsando el Gobierno como parte de su política para marchitar el Fondo de Estabilización de Precios de los Combustibles.
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El resultado actual de la inflación podría poner en entredicho la idea alrededor de una próxima baja en las tasas del Banco de la República. Esta es una medida que esperan tanto el Gobierno, como los empresarios y el gremio bancario: esta semana la Andi y Asobancaria se unieron a la administración del presidente Gustavo Petro para pedirle al Banco que, más que detener las alzas, aplique una bajada en sus tasas.
¿El Banco de la República podrá bajar sus tasas?
De fondo, las subidas de tasas de interés tienen la intención teórica de hacer un poco más escaso el dinero y de encarecer los créditos. Y estos dos elementos tienen, a su vez, la posibilidad de influir en las decisiones de consumo de las personas: si el crédito se encarece mejor no endeudarse para comprar esa moto, carro o casa; mientras que las empresas pueden optar por producir menos, invertir menos o comprar menos maquinaria, por ejemplo.
El punto acá es que los incrementos en las tasas pueden terminar por desacelerar demasiado una economía: sí, se trata de quitarle oxígeno a la demanda, pero no tanto como para impactar duramente al consumo y, con ello, a todo el andamiaje. Este enfriamiento ya llegó a la economía colombiana y, para diferentes sectores, llegó a su límite.
A la fecha, la tasa de intervención del Banco de la República está en 13,25 % y, para entender qué tan alta es esta cifra, el siguiente gráfico explica la escalada que las tasas de interés han registrado en los últimos años.
Lo que pasa en este escenario es que, bajo prácticamente todas las proyecciones, el crecimiento económico del país será modesto este año, si se compara con el anterior. Pero, a la vez, esta comparación es problemática, pues 2022 fue un momento en el que se rompieron varias marcas puesto que fue un momento en el que el país terminó de quitarse de encima el letargo económico introducido por la pandemia.
Dicho de otra forma, la desaceleración de 2023 era esperada y, casi que deseada, por un nutrido grupo de analistas, que ven en este fenómeno un regreso a una senda normal de crecimiento para una economía como la colombiana.
“A nosotros no nos preocupa una desaceleración. Y es razonable porque Colombia no podía crecer por encima de 7 %”, en opinión de Luis Fernando Mejía, director de Fedesarrollo.
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Algo similar opina Marc Hofstetter, profesor de la U. de los Andes y columnista de este diario: “En el debate público perdimos la perspectiva de los números. Hay un tema sutil, pero muy importante que no pareciéramos estar incorporando en las cuentas, ni el Gobierno ni sus opositores: la actividad económica con la que veníamos en 2022 estaba por encima de la actividad económica potencial y eso requería, para evitar presiones inflacionarias, un enfriamiento. Y esto quiere decir, en general, crecer menos de lo que estamos acostumbrados. Tener una tasa del 7 % en el PIB no es coherente con esos equilibrios”.
En la mitad del debate, además del delirio tuitero, hay gremios llamando al lanzamiento de políticas contracíclicas y pidiendo un poco lo de siempre: crecer, crecer, crecer. Se entiende, pues malas cifras son síntomas de males que pueden ir asociados a pérdidas en empleo, cierre de negocios y una serie de factores que en un efecto bola de nieve terminan, ahí sí, en la temida recesión.
Pero ese no pareciera ser el escenario, al menos por el momento. En las proyecciones de Fedesarrollo, por ejemplo, el PIB del año debe acabar en 1,2 %. Los analistas consultados en su Encuesta de Opinión Financiera hablan de 1,4 % para este año. BBVA Research proyecta el crecimiento de 2023 en 1,4 %.
Ahora bien, las apuestas del mercado sí apuntan a que haya una reducción en las tasas de interés del Banrep. La Encuesta de Opinión Financiera de Fedesarrollo habla de terminar el año en 12 %.
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Sin embargo, analistas como Hofstetter señalan que no pareciera haber mucho espacio para que el Banco reduzca las tasas: “Creo que nos quedan unos trimestres de crecimiento bajo mientras el Banco se siente suficientemente cómodo reduciendo sus tasas de interés para que la actividad crezca a sus niveles de largo plazo. Pero no estamos ahí, tomará un largo tiempo”.
Y este espacio podría haberse reducido aún más a la luz de los resultados de la inflación para agosto en general, y por la subida en los alimentos, en particular.
En términos de los alimentos, Piedad Urdinola, directora del DANE, explicó esta semana que el comportamiento del rubro se debe al impacto que ha tenido el alza de las frutas frescas. Y añadió que hubo productos que subieron y bajaron, aunque estos últimos no lograron compensar los incrementos que se presentaron.
En resumen, lo que más influye son los patrones estacionales de las cosechas, así como la relación entre oferta y demanda, que influye en las decisiones de siembra de los productores. Ese sería el primordial.
“Tenemos problemas de oferta en el país porque cerca del 70 % de los alimentos (de origen nacional) lo producen las economías campesinas. Hay falencias allí en la titulación de la tierra, financiamiento, comercialización y asistencia técnica”, según Jaime Rendón, director del Centro de Estudios e Investigaciones Rurales de la Universidad de La Salle.
La junta del Banco se reunirá el 29 de septiembre para tomar una decisión sobre sus tasas.
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