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El objetivo de la Reserva Federal es presionar a los bancos comerciales para que ofrezcan a sus clientes tasas de interés más altas para los préstamos, con el fin de contener el consumo y, por lo tanto, aliviar la presión sobre los precios, sobre todo porque se espera que los actuales problemas en la cadena de suministro duren meses.
Con la inflación en 7,9 % a 12 meses en febrero, su nivel más alto desde 1982, la poderosa Reserva Federal estadounidense, que celebra su reunión de política monetaria el martes y el miércoles, quiere ponerse en movimiento. (Le puede interesar: ¿Por qué la preocupación en torno al aumento de las tasas de interés de la FED?)
El presidente del organismo, Jerome Powell, expresó recientemente su confianza en la capacidad de la institución para asegurar un “aterrizaje suave”, es decir, “controlar la inflación sin provocar una recesión”.
Sin embargo, el ejercicio promete ser delicado y la FED tendrá que actuar de manera estricta. “La combinación de una inflación más alta y un crecimiento más lento presenta un dilema para la Reserva Federal”, dijeron economistas del banco Wells Fargo en una nota.
Señalan también que la FED dará prioridad al combate a la inflación, especialmente porque la institución monetaria “ha ganado credibilidad en las últimas décadas como guardián de la estabilidad de precios”.
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Según estos expertos, en 2022 habrá seis alzas de las tasas de interés de un cuarto de punto porcentual (0,25 %) cada una.
“Adecuado actuar”
Para la administración de Joe Biden, la pelota está ahora en la cancha de la FED y la secretaria del Tesoro. Janet Yellen, expresidenta del banco central, afirma que es “apropiado” que el organismo actúe. Según sus declaraciones a CNBC, ella también espera “un aterrizaje suave”.
Desde marzo de 2020 las tasas han oscilado entre 0 y 0,25 %. La Reserva Federal generalmente las incrementa en 0,25 puntos porcentuales cada vez, pero durante cierto tiempo la posibilidad de un aumento más abrupto, de 0,50 puntos, pareció plausible.
Sin embargo, Jerome Powell fue muy claro durante una audiencia en el Congreso a principios de marzo: “Me inclino por proponer y apoyar una subida de tipos (de interés de referencia) de 0,25 puntos básicos”.
En los mercados, ya nadie espera una suba de medio punto. Casi todos los actores (95,9 %) apuestan a un cuarto de punto, los demás incluso anticipan que las tasas se mantendrán en su nivel actual, según un sondeo de CME Group.
En Europa, donde la inflación es menor, la contraparte de la FED, el BCE, decidió el jueves mantener sus tasas en sus actuales mínimos históricos.
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El fantasma de la década de 1970
La inflación en Estados Unidos subió hasta el 7,9 % interanual en febrero, según el índice IPC del Departamento de Comercio, y la guerra en Ucrania provocó un nuevo repunte de los precios de la gasolina y los alimentos. La FED favorece otro indicador, el índice PCE, que arrojó una inflación de 6,1 % interanual en enero.
Los aumentos de precios hacen resurgir el fantasma de una inflación de dos dígitos como en la década de 1970 y principios de la de 1980, una época en que la Fed aumentó drásticamente las tasas, hasta 20 %. El alza de los precios se ralentizó, pero el país cayó en la recesión.
“Los años 1970 (...) están grabados en la memoria institucional de la FED”, subrayan los economistas de Wells Fargo. También se espera que la Fed analice próximamente cuándo comenzar a reducir su balance, es decir, separarse gradualmente de los miles de millones de dólares en bonos del Tesoro y otros activos que compró desde marzo de 2020, para apoyar el funcionamiento de la economía.