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La guerra de Rusia contra Ucrania, que tiene en vilo al mundo y ha disparado los precios del petróleo, gas y carbón, también ha puesto en máxima alerta al Banco de la República por la espiral inflacionaria que se puede agravar con la escasez de fertilizantes que podría afectar la seguridad alimentaria.
La alocada alza del petróleo, que ha llevado al precio a tocar los más altos niveles desde 2008, significa mayores ingresos para el país, pero al mismo tiempo más presión alcista de servicios y productos de la canasta familiar, como los combustibles.
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La guerra ha elevado la cotización internacional de commodities, como petróleo, gas y carbón. Pero, a la vez, como Rusia es uno de los mayores productores de fertilizantes, el conflicto tiene el potencial de impactar la seguridad alimentaria del mundo. “Luego del primer movimiento militar de Rusia dentro del territorio ucraniano el 24 de febrero, el mercado de commodities a escala mundial reaccionó con rapidez”, indicó Nelson Castañeda, presidente de Campetrol. “Otras industrias podrían verse fuertemente afectadas por las presiones alcistas en el costo de insumos, como fertilizantes, lo que a su vez incrementa el costo de la canasta básica familiar al impactar el valor de los productos agrícolas”. dijo.
El gerente del Banco Central, Leonardo Villar, advirtió que los factores externos explican la mayor parte del aumento de la inflación que, hasta enero, bordeaba el 7 %. Por su parte, el presidente del Grupo Ecopetrol, Felipe Bayón, alertó sobre el alto precio del petróleo en el mercado internacional por las consecuencias que, justamente, puede traer en inflación. “Ojalá los precios (del crudo) bajaran un poco, pero es algo que hoy nadie puede controlar y están sujetos a las fuerzas del mercado y a las tensiones geopolíticas”, aseveró.
El efecto en el mercado local
El alza del petróleo se produce a pesar de que la Agencia Internacional de Energía decidió liberar 60 millones de barriles de crudo de las reservas estratégicas de sus 31 miembros. “Sin embargo, no va a ser suficiente para contrarrestar el consumo global diario de petróleo, que oscila entre 95 y 100 millones de barriles diarios, por ende, es una medida de muy corto plazo”, explica Luis Guillermo Acosta, director ejecutivo de Acipet.
En su más reciente Plan Financiero, el Gobierno proyectó un precio para el crudo Brent de US$70 en promedio, mientras que Ecopetrol señala que es rentable con US$34 por barril. En el mercado internacional la petrolera colombiana vende por debajo del mayor precio cotizado.
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Bayón explicó que en 2020 la canasta de crudo de Ecopetrol estuvo en US$34 y el año pasado en US$67, mientras que el promedio del crudo en el mercado internacional fue de US$71.
Ecopetrol calcula que por los ingresos adicionales que le entran a la empresa por una mayor alza del crudo frente al precio fijado recibirá algo más de $550.000 millones: $350.000 millones en la caja y $200.000 millones en utilidad. Pero simultáneamente se ejerce presión sobre las cuentas fiscales de la nación a través del Fondo para la Estabilización de Precios de Combustibles (Fepc) que acumula un déficit cercano a los $7,8 billones. A través de este Fondo se subsidia el precio de la gasolina y el diésel para los consumidores colombianos, justamente para blindar a los usuarios de la volatilidad en los mercados internacionales.
Gracias a esto, el galón de gasolina en el país se paga a una cifra cercana a $9.100, que de no ser por el Fondo de Estabilización estaría sobrepasando los $12.000.
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“Con relación al impacto de altos precios para Colombia, estos representan, por un lado, ingresos adicionales muy importantes para el país y, por otro, un costo fiscal debido a la política de estabilización y subsidios a los combustibles que corresponde al Gobierno Nacional definir. Si bien los altos precios internacionales y la devaluación del peso presionan al alza los precios de los combustibles, por el momento esto no se ha reflejado a los consumidores debido al aumento de subsidios por parte del Fepc”, señaló el presidente de la Asociación Colombiana del Petróleo y Gas (ACP), Francisco José Lloreda.
Por su parte, Acosta explicó que los “aproximadamente 400.000 barriles de petróleo que necesita Colombia para generar su consumo local de gasolina cada vez están más costosos. Aunque el Gobierno tiene un fondo para regular el precio de esta a escala nacional, a medida que sube el petróleo este fondo entra más en déficit y al Gobierno, eventualmente, no le quedará de otra que incrementar el precio de los combustibles líquidos en el país, con el consecuente impacto para todos los colombianos”. El presidente del Grupo Ecopetrol insiste en que “el Fepc está permitiendo que esos precios (de los combustibles) no suban a mayor velocidad y no afecten al consumidor final”.
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La cara positiva de la moneda de un crudo con alta cotización es que ayuda a aliviar las finanzas públicas. El Estado recibirá mayores recursos en dividendos, por ser el mayor accionista de Ecopetrol, impuestos, y las regiones más regalías para inversión social. La petrolera colombiana cerró 2021 con una utilidad de $16,7 billones y el resultado del cuarto trimestre también fue excepcional: los beneficios llegaron a $6,1 billones. Son cifras que superan los mejores resultados de años con precios promedio de crudo superiores a los observados en 2021.
En este escenario, Castañeda resalta que “nuestro país también tiene la oportunidad de aprovechar el ciclo alcista de precios del crudo, para lo cual destacamos la necesidad de incrementar el ritmo de la producción de petróleo, de tal manera que se traduzca en mayores ingresos fiscales y externos de divisas, que apalanquen la senda de recuperación de la economía nacional”.
Gas y carbón, en blanco y negro
Además del petróleo, otros productos energéticos han subido de precio debido al peso de Rusia en este mercado. En especial hablamos del gas y, colateralmente, del carbón.
Por el momento, el alza de tarifas del gas en Europa no tendría por qué afectar a los consumidores colombianos, dicen analistas. Los precios del gas natural en Colombia se forman en el mercado local, están pactados en contratos de mediano y largo plazo, recuerda Naturgás.
El gas consumido por aproximadamente 38 millones de colombianos es de producción doméstica. “Los precios de los contratos de gas ya estipulados no han elevado el precio, sin embargo, el incremento que se ha experimentado es por el tipo de cambio (dólar). Mientras tanto, en Europa hay permanente riesgo de incremento de precios y de disponibilidad del combustible”, sostiene Bayón. En las actuales circunstancias es una excelente noticia que “tengamos gas colombiano para los colombianos”, aseguró.
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Pero el presidente del Grupo Ecopetrol advierte que en caso de que se tuviera que importar gas para el consumo de los colombianos de Europa, LNG (Liquified Natural Gas) o criogénico de Estados Unidos, la situación sería muy adversa. “Si hoy tuviéramos que importar gas en Colombia, la factura de una persona de estratos 3 o 4, que paga entre $20.000 y $30.000, costaría tres veces más, entre $60.000 y $90.000”, sostuvo Bayón.
Tener gas internacional para el consumo generaría estas exposiciones y este riesgo en precios, reiteró. Ecopetrol tiene una meta de llevar la producción de gas al 33 % del total de los productos. “Queremos mucho más gas. Queremos subir del 20 al 30 % o un poco más”, reseñó Bayón.
Jorge Linero, presidente de gas de Canacol Energy, subrayó que el impacto del alza del gas en el mercado europeo para los colombianos sería en la factura de energía eléctrica, debido a que el gas que sí se importa es usado como respaldo por algunas plantas de generación eléctrica. En la factura del servicio de gas residencial, industrial y comercial no tendrá impacto por la sobreoferta de gas nacional.
Por el lado del panorama del carbón, se beneficia a los productores locales, quienes aun cuando tienen comprometida gran parte de su producción bajo contratos de compraventa de largo plazo, verán mayores ingresos tras el incremento en los precios indicativos de mercado. “Muy probablemente esta tendencia se acentuará y prolongará más aún con la medida de Alemania de extender el uso de carbón, mientras el país se replantea sus planes energéticos tras la invasión rusa. A esto se le suman las dificultades que sufren las plantas térmicas en Europa, ya que deberán buscar carbón de diferentes fuentes para suplir el gas, lo que llevará a que el precio del mineral continúe incrementándose, con lo cual se beneficiará a la producción nacional”, de acuerdo con Acipet.
Entonces, si bien aún no hay exposiciones claras del mercado colombiano a las consecuencias energéticas de la guerra rusa en Ucrania, todo dependerá de cuánto tiempo se alarguen las acciones militares y las consecuencias de largo plazo en los mercados internacionales, en temas como reformulación de políticas energéticas o de producción y distribución a escala global.
La última bala se podrá disparar mañana, pero el dominó económico seguirá cayendo por mucho tiempo más.