La inflación retomó su tendencia a la baja: ¿qué sigue para las tasas de interés?
Después de un trimestre de estancamiento, los precios volvieron a la senda de desaceleración en julio. El dato fue menor al que proyectaban los analistas del mercado. Arriendos y alimentos siguen siendo los rubros que más impulsan la inflación.
La variación anual del Índice de Precios al Consumidor (IPC) en julio fue del 6,86 %, según el reporte del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE). Piedad Urdinola, directora de la entidad, destacó que la última vez que se tuvo un resultado inferior fue en diciembre de 2021, cuando fue del 5,62 %.
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La variación anual del Índice de Precios al Consumidor (IPC) en julio fue del 6,86 %, según el reporte del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE). Piedad Urdinola, directora de la entidad, destacó que la última vez que se tuvo un resultado inferior fue en diciembre de 2021, cuando fue del 5,62 %.
En julio, la variación mensual fue del 0,20 %. La funcionaria aseguró que “estamos volviendo a las tendencias que se registraban antes de que subiera la inflación”, después de la pandemia. Los datos están por debajo de las proyecciones de los analistas del mercado, que en promedio apostaban por una variación mensual del 0,27 %.
En el análisis anual, es decir, julio de 2024 frente al mismo mes de 2023, y en el mensual, julio frente a junio, la división de gasto que más contribuyó a la inflación fue alojamiento y servicios (con un aporte anual de 2,76 puntos porcentuales). Urdinola señaló que el resultado se explica en buena medida por los arriendos, pero destacó que en este rubro “se evidencia una tendencia de estancamiento”. Le sigue el precio de los alimentos, cuyo impulso en el último mes tiene que ver con los precios de las papas y la cebolla, aunque le están “restando frutas frescas, entre ellas mango y aguacate, así como los huevos, los quesos y las carnes de aves”. En tercer lugar están los restaurantes y hoteles.
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Si bien estas tres divisiones también fueron las que más aportaron en junio, Urdinola resaltó que para julio contribuyeron la mitad de lo que estaban aportando en ese momento (en el análisis mensual).
Para César Pabón, director de Investigaciones Económicas de Corficolombiana, los factores que permitirían que la inflación siga desacelerándose son, justamente, alimentos y arriendos, que sigue teniendo un peso importante en la canasta familiar: “Es muy probable que siga siendo uno de los rubros que más pesan en la inflación, pero se espera que aporte menos que en los primeros dos trimestres de este año”.
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Con este dato, la inflación retoma su camino de desaceleración. En términos generales, desde que el IPC tocó techo en marzo de 2023 (13,34 %), el dato ha presentado una tendencia a la baja, pero en los últimos meses con ritmo lento. De hecho, en junio, la variación anual fue del 7,18 %, lo que se traduce en un leve crecimiento frente a mayo (en ese mes, que al igual que en abril, se registró un 7,16 %).
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“En el segundo trimestre la inflación se estancó muy cerca del 7,2 %, principalmente por el efecto base y por el impacto del fenómeno de El Niño en el precio de los alimentos, como estaba previsto, pero en el tercer y cuarto trimestres se espera que retome su descenso”, dijo Pabón.
Leonardo Villar, gerente del Banco de la República, explicó la semana pasada que aunque la inflación tuvo ese “ligero” aumento en junio, la inflación básica (sin alimentos ni regulados) sí mostró una reducción: “Ese resultado, unido a todo el diagnóstico que tenemos sobre el comportamiento de la inflación y sus determinantes, indican que la inflación seguiría reduciéndose en los próximos meses. Las expectativas del mercado para terminar el año son del orden del 5,5 al 5,9 %. Tenemos que esperar la información que vaya saliendo, pero ojalá pueda ser una inflación más baja que eso”.
El futuro de las tasas de interés
El dato de inflación es clave para las decisiones de política monetaria. En su última reunión, el pasado 31 de julio, la junta del Banco de la República bajó, por sexta vez consecutiva, las tasas de interés en 50 puntos básicos, dejándolas en 10,75 %.
El Banco realizó 14 subidas consecutivas a las tasas de interés desde septiembre de 2021 para contener la inflación, teniendo en cuenta que al encarecer el crédito se desincentiva el consumo, baja la demanda y se reduce la presión sobre los precios. Para este punto es claro que las tasas deben seguir bajando para impulsar la economía, pero la discusión en el interior de la junta es sobre el ritmo de los recortes. En la reunión de julio, cinco directores votaron a favor de una baja de 50 puntos básicos (la que se hizo) y dos apostaron por una baja más acelerada, de 75 puntos básicos.
Villar explicó que si bien “siempre existen riesgos sobre el comportamiento de la inflación, y por eso hay que hacer un seguimiento mes a mes”, varias de las preocupaciones que existían se han disipado recientemente, como el temor por el fenómeno de El Niño, que sí afectó el precio de los alimentos, pero no con la fuerza que se llegó a estimar; en el caso de las preocupaciones por el golpe del fenómeno de La Niña al agro, “la magnitud y su probabilidad ya son menores de lo que se veía en el pasado”.
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Para Pabón, el IPC de julio es la confirmación de que la inflación retomó su ritmo de desaceleración y que sí está encaminada a su rango meta: “El dato puede dar luz verde para que el Banco de la República sea más agresivo en el recorte de tasas”.
El ministro de Hacienda, Ricardo Bonilla, aseguró que con una tasa real de 3,89 % es posible seguir bajando la tasa de intervención y que “espera” que en la próxima reunión haya una reducción de 75 puntos básicos.
Para este punto, la mayoría de analistas coincide en que las tasas quedarán por debajo de 9 % para finales de este año. Al Banco le quedan tres reuniones para decidir el futuro del indicador, la próxima será en septiembre.
Villar ha sido enfático en que la junta está monitoreando los datos para tomar la mejor decisión posible. Hasta la última reunión, los miembros de la junta concordaban en que es importante mantener la prudencia en los recortes por los riesgos que persisten. En la lista están las posibles presiones de la tasa de cambio frente al dólar, la evolución de los precios de los alimentos y el costo fiscal de seguir posponiendo aumentos en precios y tarifas, como en el diésel.
Este mes entró en vigencia el decreto para aumentar el precio de este combustible para los grandes consumidores, pero sigue pendiente el incremento general. “Tenemos que cerrar una brecha que es insostenible, son $6.000, este año deberíamos hacer un incremento de entre $2.000 y $3.000. Queda pendiente esa resolución dependiendo de si hay acuerdo o no con los transportadores”, dijo Ricardo Bonilla, ministro de Hacienda.
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Por ahora, los analistas proyectan que la inflación llegará a la meta (3 %) en 2025, y el Banco de la República, en su último informe de política monetaria, señaló que sería a finales del próximo año.
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