La relación entre la subida en el precio de la gasolina y la inflación
El Ministerio de Hacienda proyecta al menos un año y medio más de incrementos graduales en el precio de los combustibles. Además de la gasolina, para mediados de año se podría estar hablando de subidas en el ACPM. ¿Cómo interactúa esta medida con la inflación en general?
El precio de los combustibles viene subiendo desde marzo del año pasado. Los primeros aumentos, aunque tímidos, se dieron en marzo y julio. Pero las verdaderas subidas empezaron en octubre del año pasado, con la entrada del Gobierno del presidente Gustavo Petro.
Aunque impopulares, las subidas en los precios de la gasolina (el ACPM no se ha tocado) han sido defendidas por el Ministerio de Hacienda, así como por una larga lista de analistas, como la fórmula más sensata para ir reduciendo el déficit en el Fondo de Estabilización de los Precios de los Combustibles (FEPC).
Un poco de contexto primero: el FEPC es un fondo que se financia con gasto de la Nación y que, hasta ahora, ha permitido que el país tenga una de las gasolinas más baratas de la región.
Lea también: Comité de la Regla Fiscal ve con buenos ojos aumentos en precios de la gasolina
Esto incluso cuando en 2022 el precio del petróleo estuvo por encima de los US$100 por barril, cortesía de turbulencias varias en los mercados, además de la invasión de Rusia a Ucrania.
En otras palabras, el FEPC subsidia una parte del precio de los combustibles que se consumen nacionalmente. Y esto ha creado un déficit que, para el año pasado, se calculaba en $37 billones; hoy está en unos $32 billones, de acuerdo con el ministro de Hacienda, Ricardo Bonilla.
Si bien los precios de la gasolina se han incrementado por decisión del Gobierno, los del ACPM se han mantenido estables para evitar un mayor efecto inflacionario en rubros como el transporte o en la producción de todo tipo de bienes (especialmente en los alimentos).
De acuerdo con el Comité Autónomo de la Regla Fiscal (CARF), estas medidas -incluyendo las subidas del ACPM a partir de junio- harían que en 2023 el déficit del FEPC se redujera en $10 billones.
Sin embargo, el precio del diésel bien podría comenzar a subir a partir de mediados de año cuando, de acuerdo con las proyecciones del Ministerio de Hacienda, la inflación muestre un decidido comportamiento a la baja.
Para abril, su más reciente resultado, el IPC mostró el primer descenso después de meses de alzas, con rubros como los alimentos registrando una curva de bajada desde hace varias mediciones.
Con todo y el respaldo técnico detrás de las alzas en los precios de la gasolina, la medida del Gobierno debe transitar en la delgada línea entre disminuir el déficit del FEPC e impulsar más la inflación general, particularmente en rubros como el transporte (que afecta directamente a los renglones más vulnerables de la población) y el de combustible para vehículos, que también puede golpear a los segmentos más frágiles de la clase media. Aquí es donde precios de combustibles e inflación entran en la misma colada.
Los siguientes gráficos permiten ver la evolución en la subida de los precios de la gasolina y, en paralelo, el comportamiento de la inflación del transporte y el rubro de combustible para vehículos.
Desde el Minhacienda insisten en que los futuros incrementos de los combustibles se harán “de manera responsable”, pero lo cierto es que al tarifario de la gasolina y el diésel todavía le queda un largo camino en subida para llegar hasta los $16.000 por galón, la meta del Gobierno para la gasolina, y para recortar el déficit de $8.000 pesos en el diésel respecto al precio internacional.
💰📈💱 ¿Ya te enteraste de las últimas noticias económicas? Te invitamos a verlas en El Espectador.
El precio de los combustibles viene subiendo desde marzo del año pasado. Los primeros aumentos, aunque tímidos, se dieron en marzo y julio. Pero las verdaderas subidas empezaron en octubre del año pasado, con la entrada del Gobierno del presidente Gustavo Petro.
Aunque impopulares, las subidas en los precios de la gasolina (el ACPM no se ha tocado) han sido defendidas por el Ministerio de Hacienda, así como por una larga lista de analistas, como la fórmula más sensata para ir reduciendo el déficit en el Fondo de Estabilización de los Precios de los Combustibles (FEPC).
Un poco de contexto primero: el FEPC es un fondo que se financia con gasto de la Nación y que, hasta ahora, ha permitido que el país tenga una de las gasolinas más baratas de la región.
Lea también: Comité de la Regla Fiscal ve con buenos ojos aumentos en precios de la gasolina
Esto incluso cuando en 2022 el precio del petróleo estuvo por encima de los US$100 por barril, cortesía de turbulencias varias en los mercados, además de la invasión de Rusia a Ucrania.
En otras palabras, el FEPC subsidia una parte del precio de los combustibles que se consumen nacionalmente. Y esto ha creado un déficit que, para el año pasado, se calculaba en $37 billones; hoy está en unos $32 billones, de acuerdo con el ministro de Hacienda, Ricardo Bonilla.
Si bien los precios de la gasolina se han incrementado por decisión del Gobierno, los del ACPM se han mantenido estables para evitar un mayor efecto inflacionario en rubros como el transporte o en la producción de todo tipo de bienes (especialmente en los alimentos).
De acuerdo con el Comité Autónomo de la Regla Fiscal (CARF), estas medidas -incluyendo las subidas del ACPM a partir de junio- harían que en 2023 el déficit del FEPC se redujera en $10 billones.
Sin embargo, el precio del diésel bien podría comenzar a subir a partir de mediados de año cuando, de acuerdo con las proyecciones del Ministerio de Hacienda, la inflación muestre un decidido comportamiento a la baja.
Para abril, su más reciente resultado, el IPC mostró el primer descenso después de meses de alzas, con rubros como los alimentos registrando una curva de bajada desde hace varias mediciones.
Con todo y el respaldo técnico detrás de las alzas en los precios de la gasolina, la medida del Gobierno debe transitar en la delgada línea entre disminuir el déficit del FEPC e impulsar más la inflación general, particularmente en rubros como el transporte (que afecta directamente a los renglones más vulnerables de la población) y el de combustible para vehículos, que también puede golpear a los segmentos más frágiles de la clase media. Aquí es donde precios de combustibles e inflación entran en la misma colada.
Los siguientes gráficos permiten ver la evolución en la subida de los precios de la gasolina y, en paralelo, el comportamiento de la inflación del transporte y el rubro de combustible para vehículos.
Desde el Minhacienda insisten en que los futuros incrementos de los combustibles se harán “de manera responsable”, pero lo cierto es que al tarifario de la gasolina y el diésel todavía le queda un largo camino en subida para llegar hasta los $16.000 por galón, la meta del Gobierno para la gasolina, y para recortar el déficit de $8.000 pesos en el diésel respecto al precio internacional.
💰📈💱 ¿Ya te enteraste de las últimas noticias económicas? Te invitamos a verlas en El Espectador.