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Los funcionarios de la Reserva Federal subieron las tasas de interés en 75 puntos básicos por segundo mes consecutivo, en lo que representa el ajuste más agresivo en más de una generación para frenar la creciente inflación, pero arriesgándose a dar un fuerte golpe a la economía.
Los responsables de la política monetaria, que enfrentan las mayores presiones sobre los precios en 40 años, elevaron el miércoles el rango objetivo de la tasa de fondos federales a entre el 2,25% y el 2,5%. Con ello, el aumento acumulado entre junio y julio es de 150 puntos básicos, la mayor alza desde la época de Paul Volcker a principios de los años 80.
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El Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC, por sus siglas en inglés) “está firmemente comprometido con el retorno de la inflación a su objetivo del 2%”, dijo en un comunicado publicado en Washington, repitiendo el lenguaje anterior de que está “muy atento a los riesgos de inflación”. El FOMC reiteró que “anticipa que los aumentos continuos en el rango objetivo serán apropiados”, y que ajustará la política si surgen riesgos que puedan impedir el logro de sus objetivos.
La votación del FOMC, que incluyó a dos nuevos miembros —el vicepresidente de Supervisión, Michael Barr, y la presidenta de la Fed de Boston, Susan Collins— fue unánime. Con la incorporación de Barr a principios de este mes, el comité cuenta con siete gobernadores por primera vez desde 2013.
En un escenario en el que la inflación ha registrado ritmos de crecimiento que no se veían desde principios de los años 80, la Fed está llamada, justamente, a seguir aumentando sus tasas de interés.
El aumento de la Reserva está en línea con las expectativas de analistas, a pesar de que en un punto se comenzó a contemplar la posibilidad de que el banco central subiera sus tasas en un punto porcentual completo, lo que habría sido un movimiento agresivo y habría enviado grandes repercusiones a través de los mercados.
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De acuerdo con el Departamento del Trabajo estadounidense, los precios al consumidor subieron anualmente (comparando junio de 2021 y 2022) 9,1 %, un ritmo de crecimiento que no se veía desde 1981.
El desafío básico de la Fed es cómo moderar la inflación mediante el alza en sus tasas, pero sin imponer demasiadas cargas al consumo como para que este decrezca lo suficiente y así no se lleve por delante la producción y las ventas del comercio. Si esto sucede, por ahí es que el crecimiento del PIB comienza a resbalarse, y bienvenida la recesión.
En un comunicado oficial emitido tras su reunión de dos días, la Junta de Gobernadores del sistema de la Reserva Federal reiteró que espera llevar a cabo más subidas de los tipos en el futuro.
Los aumentos de 0,75 puntos del tipo de interés oficial no se veían desde 1994, cuando, bajo la dirección del histórico Alan Greenspan, el banco central estadounidense llevó a cabo una serie de subidas de los tipos para tratar de evitar un aumento desbocado de la inflación.
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Entonces, la tasa de aumento anual de los precios de consumo era del 2,7 %, mientras que el pasado junio se situaba en el 9,1 %, algo no visto en 40 años.
“El comité está fuertemente comprometido con el objetivo de devolver la inflación al 2 %”, indicó el banco central estadounidense, siempre manteniendo “niveles de empleo máximos”.
En este sentido, la oficina destacó que si bien es cierto que algunos indicadores recientes de gasto y producción se han suavizado, la creación de empleo continúa siendo robusta.
Criticados por haber estimado erróneamente la inflación y ser lentos en su respuesta, los funcionarios están ahora subiendo con fuerza las tasas de interés para enfriar la economía, aunque eso suponga el riesgo de llevarla a la recesión.
El aumento de las tasas ya está teniendo un impacto en la economía estadounidense. Los efectos son especialmente evidentes en el mercado inmobiliario, donde las ventas se han desacelerado.
Aunque los funcionarios de la Fed sostienen que pueden manejar el llamado “aterrizaje suave” de la economía y evitar una fuerte desaceleración, varios analistas afirman que hará falta una recesión con un aumento del desempleo para frenar significativamente el alza de los precios.
Los inversionistas ahora están atentos a ver si la Fed reduce el ritmo de los aumentos de tasas en su próxima reunión de septiembre, o si las fuertes alzas de precios presionan al banco central a continuar con alzas de gran magnitud.
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