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Estaba cantado: la Reserva Federal decidió incrementar sus tasas de interés en 0,25 %, lo que lleva el indicador a 0,50 % y representa el primer movimiento del banco central de Estados Unidos para reducir los estímulos introducidos como parte del paquete de ayuda para sobrellevar los momentos más duros de la crisis económica que llegó con la pandemia.
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La subida está en línea con lo que esperaba el mercado y, si bien el incremento puede parecer mínimo, lleva un mensaje de fondo sobre la voluntad de la Reserva para combatir la inflación que, bajo una de las mediciones utilizadas en EE.UU., ha crecido a su ritmo más rápido en 40 años.
El alza en los precios no tiene intenciones de desaparecer a primera vista, más aún con la guerra de Rusia en Ucrania y las sanciones contra la economía rusa, que han puesto presiones sobre el suministro de productos agrícolas, así como ha elevado los precios internacionales del petróleo. Estos, a su vez, han impulsado un alza en los combustibles en Estados Unidos. La Oficina de Estadísticas Laborales de EE.UU. informó esta semana que los precios que los productores pagan en el país por las materias primas y otros suministros subieron 10 %, en su medición anual, para febrero de este año.
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En un comunicado oficial al término de su reunión de dos días, la Junta de Gobernadores del sistema de la Reserva Federal adelantó que prevé varias subidas más en el futuro, y que también espera empezar a reducir su cartera de deuda soberana estadounidense.
Un apunte interesante de la decisión de la Fed es que la decisión de subir los tipos en 0,25 puntos no fue unánime, como es habitual en este organismo, sino que uno de los gobernadores regionales, James Bullard de San Luis (Misuri), se desmarcó y votó en contra al ser partidario de una subida aun más agresiva, de medio punto.
Los analistas esperan que las tasas suban siete veces más este año y así podrían acabar 2022 por encima de 1,75 %.
¿Cuál es el papel de las tasas de interés?
Para entender cuál es el papel de las tasas de interés en toda la economía, así como su incidencia en las decisiones y posibilidades de compra diarias de la gente es útil pensar este escenario como una serie de dominós. El primer dominó es la decisión de subir y bajar las tasas y desde ahí se desprende una cadena que acaba en la góndola del supermercado o en la oficina de créditos hipotecarios de un banco.
El banco central de un país es conocido, entre otros términos, como el banco de bancos porque la entidad le presta dinero a los demás actores institucionales del sistema financiero. Y, entre otros factores, es por este papel que sus tasas de interés terminan siendo claves para toda la economía: si el Emisor sube su tasa de interés, los demás bancos verán una presión financiera para prestarle a los ciudadanos y empresas a mayores tasas también.
Una subida de tasas de interés tiene la intención teórica de hacer un poco más escaso el dinero y de encarecer los créditos. Y estos dos elementos tienen, a su vez, la posibilidad de influir en las decisiones de consumo de las personas: si el crédito se encarece mejor no endeudarse para comprar esa moto, carro, casa.
Estas decisiones, colectivamente hablando, pueden ponerle un freno a la demanda, lo que a su vez puede terminar por bajar los precios de algunos bienes y, por ese camino, empujar hacia abajo la inflación.
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Controlar la inflación es uno de los principales objetivos de manipular las tasas de interés de un banco central y es, ciertamente, la mayor presión que tiene la Reserva Federal.
Si bien el alza de tasas de interés busca contener la inflación, la decisión también tendrá consecuencias en diferentes segmentos de la economía colombiana.
Por ejemplo, hay un temor latente de que el alza de tasas implique una economía menos dinámica en 2022, lo que puede impedir que se logre la plena recuperación del empleo que se perdió durante la pandemia, por ejemplo.
No hay una fórmula perfecta para calcular la rapidez y agresividad con la que se deben manipular las tasas para lograr el efecto deseable con los menores efectos colaterales posibles. Es una suerte de ecuación imperfecta, si se quiere.
Dependiendo de las características de cada economía, el efecto pleno de las tasas de interés se siente un tiempo después de tomada la decisión. Piénselo como una pirámide, quizá: un líquido comienza a fluir desde la punta y se toma un momento en alcanzar la base.
¿Y la inflación?
Así mismo, la Fed aumentó este miércoles de 2,6 % a 4,3 % la previsión de inflación para este año, a la vez que rebajó la tasa de crecimiento económico del 4 % estimado en diciembre pasado a 2,8 %.
La Fed mantuvo su previsión de cerrar 2022 con una tasa de desempleo de 3,5 %, y no prevé que este vuelva a subir hasta 2024, cuando lo haría muy ligeramente, en una décima, hasta 3,6 %.
El banco central espera que la inflación se modere el año que viene y caiga a 2,7 % -mucho más cerca de su objetivo de 2 % anual- y todavía más en 2024 hasta el 2,3 %.En lo relativo al crecimiento, la Fed pronostica una subida de 2,2 % en 2023 y de 2 % al año siguiente.