La salida de José Antonio Ocampo: ¿se pierde un polo a tierra en el Gobierno?
El saliente ministro de Hacienda operó como muro de contención frente a algunas declaraciones y decisiones del Gobierno. El reto de Ricardo Bonilla, quien asumirá la dirección de la cartera, es continuar siendo un baluarte de confianza y estabilidad frente a inversionistas y mercados, tanto locales, como internacionales.
Tras ocho meses siendo el pararrayos de la administración Petro, el saliente ministro de Hacienda, José Antonio Ocampo, no va más. Era el polo a tierra de un gobierno en el que las intervenciones de algunos ministros se transformaban en mensajes que mortificaban a los mercados internacionales.
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Tras ocho meses siendo el pararrayos de la administración Petro, el saliente ministro de Hacienda, José Antonio Ocampo, no va más. Era el polo a tierra de un gobierno en el que las intervenciones de algunos ministros se transformaban en mensajes que mortificaban a los mercados internacionales.
Su credibilidad, sin embargo, estuvo a prueba de esas imprudencias. Los inversionistas le creían y confiaban en sus explicaciones. Será una de las bajas más grandes de esta crisis ministerial.
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Como muestra de esa confianza se pueden contar los resultados de las subastas de TES, que desde septiembre de 2022 han registrado máximos históricos en compras por parte de extranjeros
Entre los desafíos de Ocampo, uno de los economistas más reconocidos de América Latina, estuvo la lucha contra el hambre y la pobreza.
Así mismo, se empeñó en tramitar una nueva reforma tributaria. Un día después de posesionado el presidente Petro, el ministro de Hacienda radicó ante la Cámara de Representantes el proyecto, que limitó los beneficios tributarios para las personas con ingresos superiores a los $10 millones. El control a la evasión fue, también, uno de sus puntos fuertes. Pero, a la vez, no elevó la tasa impositiva de las empresas y limitó los beneficios tributarios a las personas jurídicas. La reforma incluyó impuestos a las emisiones de carbono y cobijó a las bebidas azucaradas y a los alimentos ultra procesados. De la misma forma, estableció control a los beneficios de las importaciones a través de envíos postales. La controvertida reforma tributaria excluyó del IVA a la canasta familiar y se acabaron los tres días para compras sin este tributo.
Vale resaltar acá que esta es, hasta el momento, la única reforma de la administración Petro que ha sido aprobada por el Congreso y, a pesar de la oposición de partidos como el Centro Democrático, tuvo un paso por el Legislativo más bien tranquilo y hasta amable. Esto a pesar de que sufrió cambios con los que el propio Ocampo no estuvo de acuerdo, como la caída del impuesto a las pensiones, por ejemplo. Al final, incluso congresistas de oposición reconocieron la voluntad del Ministerio por sentarse a escuchar propuestas y elaborar estudios juiciosos sobre impactos y posibilidades alrededor de las ideas de los legisladores.
“Acepté el Ministerio de Hacienda dejando mis actividades académicas, a las que he destinado más años de mi vida que cualquier otra cosa, con el propósito de servirle a mi país. Ese servicio lo valoro de una forma muy amplia. En estos nueve meses tuve la oportunidad de trabajar con un equipo excelente. Debo decir que una de las grandes virtudes de la entidad es que tiene muchos funcionarios de Estado y no de Gobierno. Reconocen la calidad del equipo y de su estabilidad. Debo señalar que por decisión presidencial ha llegado el momento de dar paso al costado y regresar a mi vida académica que valoro altamente”, dijo el saliente ministro en una rueda de prensa en la tarde de este miércoles.
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Una controvertida reforma tributaria
Como pocos gobiernos lo han hecho, en el primer mes de funcionamiento, el ministro Ocampo radicó una ambiciosa reforma tributaria para recaudar $25 billones.
El proyecto fue diseñado para que la carga tributaria adicional fuera asumida, principalmente, por los colombianos de más altos ingresos y riqueza, con un enfoque solidario para atender las grandes demandas sociales.
En septiembre, igualmente llevó al Congreso la iniciativa del presupuesto de 2023 por $405,6 billones. El mayor volumen de recursos se destinará al desarrollo agropecuario, educación, salud, agua potable y vivienda rural; así como a programas para el fomento de la paz y lucha contra el hambre. Para ese presupuesto, la inversión creció 6,3 % frente a 2022 y totalizó $74 billones, cifra que contrasta con los $62,7 billones programados en el proyecto inicial. Sin servicio de la deuda, los sectores con mayor apropiación para 2023 son educación, con $54,8 billones; salud y protección social, $50,2 billones; Hacienda, $48,7 billones; defensa y policía, $48,3 billones; trabajo, $37,9 billones; e inclusión social y reconciliación, $17,8 billones.
Estabilidad macroeconómica
El Ministerio de Hacienda suele ser una cartera clave no sólo por el manejo de las finanzas públicas, sino por la impopularidad y necesidad de algunas de sus medidas.
Una de estas es la subida en los combustibles que ha venido impulsando el Gobierno, con el fin de restarle presión a las finanzas públicas vía el Fondo de Estabilización de los Precios de los Combustibles (FEPC).
Estas subidas, que han sido progresivas (y sostenidas en su valor de $400 por galón de gasolina corriente y extra, el ACPM sigue estable), le han permitido quitarle de encima $18,2 billones al FEPC, lo que redunda en una mayor estabilidad macroeconómica. “Este es un mensaje del manejo serio y responsable que le estamos dando a las cuentas fiscales y las finanzas públicas. Junto con los ajustes de los precios de los combustibles, estamos resolviendo un problema de años atrás”, dijo en su momento Ocampo. Para este año se espera alcanzar una reducción histórica del déficit fiscal y el superávit primario más alto desde 2008.
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Los mensajes de estabilidad también han llegado, de tanto en tanto, de la mano de aclarar o desmentir algunos pronunciamientos de otros miembros del gabinete.
Esto es particularmente cierto para el tema de la exploración petrolera y el cruce de pronunciamientos entre Hacienda y la cartera de Minas, liderada por la ministra Irene Vélez.
Aunque en varias oportunidades la ministra Vélez ha asegurado que la exploración petrolera no va más en el país, Ocampo salió al paso de estas declaraciones para decir que esta no era una decisión final tomada por el Gobierno. Un analista de mercado lo puso de esta forma: “Siempre era clave escuchar a Ocampo para saber de verdad qué estaba pasando”.
Las declaraciones y aclaraciones parecieron llegar a un punto final mediante un comunicado conjunto de los ministerios de Hacienda y Minas en el que trazan varios puntos hacia una transición energética responsable. En una línea se lee, de forma escueta, que se continuará “con la exploración y explotación de combustibles líquidos y gas, propiciando la autosuficiencia de la matriz energética”.
Esta línea fue, para muchos, la culminación de un enfrentamiento que en varios momentos envió señales contrarias, y nocivas, para los mercados.
Sin embargo, la incertidumbre alrededor del futuro petrolero del país continúa, pues, más allá de ese comunicado, no ha habido una decisión de fondo por parte del Gobierno sobre este tema. Por un lado, el presidente Petro habla de la transición energética en distintos foros internacionales, mientras que Ocampo, al mismo tiempo que se dirigía a este tema, también mencionaba las palabras responsabilidad y transición productiva.
Quizá uno de los principales retos que tiene el designado ministro de Hacienda, Ricardo Bonilla, es mantener al Ministerio como un punto de contacto y credibilidad para los inversionistas y mercados en medio de un panorama político que se antoja retador, por decir lo menos. Bonilla es un economista que también goza de prestigio y reputación por su formación académica.
Esto a la vez de cuidar la salud macroeconómica del país, incluso cuando esta se encuentre de frente con las pretensiones o postulados de un paquete de reformas que, en este momento, tienen una perspectiva dudosa en el Congreso: la laboral no termina de convencer a varios sectores del empresariado, mientras que la pensional sigue encontrando críticos incluso entre quienes están convencidos de que hay que reformar las pensiones.
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