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La baja de cinco puntos en la inflación en los últimos 10 meses hasta dejarla en 8,35% en enero de 2024, ha sido una respuesta a la política monetaria. “No es una reducción menor, es una reducción importante (y) refleja la importancia que tuvo una política monetaria dolorosa, sin lugar a duda, costosa, que no es placentero ejecutar, pero que era indispensable para comenzar a ver la tendencia actual (de la inflación”, señaló el gerente del Banco de la República, Leonardo Villar, en el seminario de Anif-Fedesarrollo, “Perspectivas Económicas 2024″.
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El gerente del banco central explicó por qué tanta cautela del emisor a la hora de decidir los recortes en las tasas de interés. Villar mencionó tres argumentos a favor de esa cautela. “Todos están pensados con la información que teníamos cuando tomamos la última decisión en el mes de enero”, indicó.
El primer argumento tiene que ver con que, a pesar de la tendencia decreciente de la inflación, en Colombia se mantiene cinco puntos por encima de la meta, mientras otros países de la región mantienen el índice de precios por debajo del 5%.
Villar recordó que Colombia actualmente es el segundo país de la OCDE con la inflación más alta después de Turquía y el tercero de América Latina, por detrás de Argentina y Venezuela.
El segundo argumento tiene que ver con las expectativas de inflación y la credibilidad en la meta del banco. Las expectativas de inflación implícitas en el mercado de deuda pública se han ajustado a la baja en los últimos meses, pero se siguen ubicando por encima de la meta establecida. Con todo, 2024 será probablemente el cuarto año en el que la inflación estará por encima del rango meta del banco central, esta situación “por razones obvias reduce de manera importante la credibilidad en esa meta por parte del público en general y de los diferentes agentes que fijan precios y salarios en la economía colombiana”, dijo al señalar que “ello hace más difícil y más costoso reducir la inflación y tuene efectos negativos sobre las posibilidades de un crecimiento sostenido sobre la generación de empleo”.
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El gerente del banco central criticó los incrementos de salario mínimo de los últimos tres años. Los aumentos se han hecho teniendo como base la inflación observada en el pasado y no en la meta descendente esperada.
Los aumentos reales de los salarios con una inflación a la baja se convierten en una presión alcista sobre la inflación y en fuente de dificultades para el crecimiento del empleo formal. “El aumento en los salarios reales que esto implica en un contexto de inflación a la baja (del orden de 6% anual en 2023 y probablemente del mismo orden de magnitud en 2024) es muy superior al aumento de la productividad y del ingreso real per cápita de los colombianos y por ello mismo se convierte en una presión alcista sobre la inflación y en fuente de dificultades para el crecimiento del empleo formal”, dijo Villar.
El tercer argumento para la cautela se relaciona con la incertidumbre, explicó Villar. Este aspecto será fundamental para evitar situaciones en las que aumenten las probabilidades de frenar o revertir hacia adelante “el proceso de relajamiento de la política monetaria” ante la presentación de situaciones inesperadas como cambios en las situaciones financieras o afectaciones climáticas más drásticas.
Según el principal banquero del país, las posibilidades de que la junta del banco inicie recortes “más audaces” dependerá de que la inflación siga bajando en una senda consistente con el cumplimiento de la meta.