Las dos versiones sobre los efectos económicos de las sanciones contra Rusia
Este domingo, el secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, dijo que la guerra en Ucrania está siendo un “revés estratégico enorme” y una “derrota estratégica” para Rusia. Mientras tanto, el portavoz de la presidencia rusa, Dmitri Peskov, afirmó que las políticas de sanciones ponen en tela de juicio la fiabilidad del dólar y del euro.
En una entrevista en el canal CNN, el máximo responsable de la diplomacia estadounidense explicó que los rusos tenían tres objetivos al comienzo de la invasión el pasado 24 de febrero: subyugar Ucrania a la voluntad rusa, reafirmar el poder de Rusia y dividir a Occidente y a la OTAN.
“En los tres frentes, ya han perdido. La soberanía e independencia de Ucrania seguirá existiendo mucho después de que el presidente ruso, Vladímir Putin, salga de escena. Las Fuerzas Armadas rusas han tenido una actuación muy por debajo de lo que se esperaba y la economía rusa se tambalea. Y Occidente y la OTAN están más unidos que nunca”, indicó el secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken.
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Blinken también explicó que mantiene conversaciones constantemente con los aliados europeos de EE.UU. para garantizar que Europa dispondrá de la energía necesaria para pasar no sólo este año, sino también el siguiente.
Del mismo modo, este viernes un alto funcionario del Departamento del Tesoro de Estados Unidos dijo que Rusia está económicamente “acorralada” por las sanciones occidentales y que el fuerte repunte actual del rublo tiene escasa significación. “Rusia está acorralada y en camino de convertirse en una economía cerrada, pero es uno de los países menos equipados del mundo para funcionar como una economía cerrada porque depende demasiado de sus exportaciones de materias primas”.
Mientras tanto, este mismo domingo el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, dijo que las políticas de sanciones de Occidente aceleran el proceso de erosión de la confianza en las reservas en divisas a nivel mundial y ponen en tela de juicio la fiabilidad del dólar y del euro.
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El representante de la Presidencia rusa recordó en una entrevista televisada que Occidente congeló parte de las reservas rusas en divisas para castigar a Moscú y señaló que “esto acelera el proceso de erosión de las reservas internacionales en divisas”. “Implica la erosión de la confianza en el dólar y el euro, que siempre fueron una especie de columna vertebral de todas las cuentas internacionales”, indicó.
Según Peskov, “cada vez son más y más los países que, al tener dudas respecto a la fiabilidad del dólar y el euro, se inclinan por estudiar variantes de pago en base a las divisas nacionales (...) es un proceso imparable que solo se acrecentará”.
El representante dijo que el presidente Vladímir Putin tomó la decisión de decretar la venta de gas en rublos a los países que impusieron sanciones a Rusia no para castigar a nadie, sino para evitar que los fondos de la venta del gas ruso volvieran a ser congelados. Y agregó que “este baile de sanciones tiene un costo para los propios europeos. Y por lo general, la cuenta la pone Washington”.
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“Es como mínimo ilógico, tonto, partir de determinados intereses políticos efímeros y pisar la garganta de su propia economía”, indicó, al señalar que en cualquier caso, Rusia “confía en el sentido común de nuestra contraparte, de nuestros compradores de gas”.
Finalmente, dijo que tarde o temprano se establecerá un diálogo con la Unión Europea, “sin importar que es lo que quiere o no quiere alguien al otro lado del océano”.
Por ahora, si bien es evidente que la economía rusa está sufriendo, el resto del mundo también siente los efectos de la guerra y de las sanciones. La dependencia de gas y petróleo hace que la reacción de algunos países sea más moderada, ambos juegan un papel importante en la confrontación económica.
Algunos pronósticos
La invasión rusa de Ucrania podría costar de un punto a un punto y medio de crecimiento en Europa según la duración del conflicto, mientras la inflación crecería de dos a dos puntos y medio, según la economista jefa de la OCDE, Laurence Boone.
De acuerdo con sus declaraciones al diario francés Journal du Dimanche “el grado de incertidumbre es elevado” en cuanto a las proyecciones, por lo que considera que será necesaria “una reflexión profunda sobre los temas fundamentales, como la seguridad alimentaria, energética y digital, así como la organización del comercio”.
La experta de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico indicó que el choque no es comparable con el de los años 1970, porque las instituciones son diferentes. “La inflación será elevada este año, pero podría comenzar a bajar en 2023 en función de la evolución de la guerra”. Desde su análisis se deben evitar las restricciones a las exportaciones que “nunca han dado buenos resultados en el pasado, al contrario”.
Lea también: La importancia de los mares en la guerra ruso-ucraniana
A mediados de marzo la OCDE aseguró que la guerra en Ucrania podría costar un punto del crecimiento mundial a lo largo de un año si sus efectos sobre los mercados de la energía y financieros perduran.
La organización calcula que podría sumar además 2,5 puntos a la inflación mundial y generar “una profunda recesión en Rusia”. Fuera de Rusia y Ucrania, las consecuencias se sentirían principalmente en Europa, un continente dependiente del suministro de materias primas, alimentos y energía de ambos países.
La organización advierte, además, del riesgo de un “fuerte aumento de la pobreza y el hambre”, sobre todo en las economías en desarrollo si se corta por completo el suministro de trigo de Rusia y Ucrania.
En esa misma línea, las Naciones Unidas advirtieron la semana pasada que la invasión de Rusia a Ucrania se transformará en un lastre para la economía mundial, y los países en desarrollo estarán especialmente en riesgo.
El informe de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD, por sus siglas en inglés) indica que el crecimiento mundial probablemente disminuirá a 2,5 % en 2022 tras el aumento de 5,6 % del año pasado.
La UNCTAD prevé una profunda recesión en Rusia y una desaceleración “significativa” en Europa occidental y la mayor parte de Asia. Pero si bien la fuerte alza de los precios de los alimentos y el combustible aumentará el hambre y las dificultades de las personas en los países más pobres, finalmente todos experimentarán una reducción del poder adquisitivo.
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En una entrevista en el canal CNN, el máximo responsable de la diplomacia estadounidense explicó que los rusos tenían tres objetivos al comienzo de la invasión el pasado 24 de febrero: subyugar Ucrania a la voluntad rusa, reafirmar el poder de Rusia y dividir a Occidente y a la OTAN.
“En los tres frentes, ya han perdido. La soberanía e independencia de Ucrania seguirá existiendo mucho después de que el presidente ruso, Vladímir Putin, salga de escena. Las Fuerzas Armadas rusas han tenido una actuación muy por debajo de lo que se esperaba y la economía rusa se tambalea. Y Occidente y la OTAN están más unidos que nunca”, indicó el secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken.
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Blinken también explicó que mantiene conversaciones constantemente con los aliados europeos de EE.UU. para garantizar que Europa dispondrá de la energía necesaria para pasar no sólo este año, sino también el siguiente.
Del mismo modo, este viernes un alto funcionario del Departamento del Tesoro de Estados Unidos dijo que Rusia está económicamente “acorralada” por las sanciones occidentales y que el fuerte repunte actual del rublo tiene escasa significación. “Rusia está acorralada y en camino de convertirse en una economía cerrada, pero es uno de los países menos equipados del mundo para funcionar como una economía cerrada porque depende demasiado de sus exportaciones de materias primas”.
Mientras tanto, este mismo domingo el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, dijo que las políticas de sanciones de Occidente aceleran el proceso de erosión de la confianza en las reservas en divisas a nivel mundial y ponen en tela de juicio la fiabilidad del dólar y del euro.
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El representante de la Presidencia rusa recordó en una entrevista televisada que Occidente congeló parte de las reservas rusas en divisas para castigar a Moscú y señaló que “esto acelera el proceso de erosión de las reservas internacionales en divisas”. “Implica la erosión de la confianza en el dólar y el euro, que siempre fueron una especie de columna vertebral de todas las cuentas internacionales”, indicó.
Según Peskov, “cada vez son más y más los países que, al tener dudas respecto a la fiabilidad del dólar y el euro, se inclinan por estudiar variantes de pago en base a las divisas nacionales (...) es un proceso imparable que solo se acrecentará”.
El representante dijo que el presidente Vladímir Putin tomó la decisión de decretar la venta de gas en rublos a los países que impusieron sanciones a Rusia no para castigar a nadie, sino para evitar que los fondos de la venta del gas ruso volvieran a ser congelados. Y agregó que “este baile de sanciones tiene un costo para los propios europeos. Y por lo general, la cuenta la pone Washington”.
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“Es como mínimo ilógico, tonto, partir de determinados intereses políticos efímeros y pisar la garganta de su propia economía”, indicó, al señalar que en cualquier caso, Rusia “confía en el sentido común de nuestra contraparte, de nuestros compradores de gas”.
Finalmente, dijo que tarde o temprano se establecerá un diálogo con la Unión Europea, “sin importar que es lo que quiere o no quiere alguien al otro lado del océano”.
Por ahora, si bien es evidente que la economía rusa está sufriendo, el resto del mundo también siente los efectos de la guerra y de las sanciones. La dependencia de gas y petróleo hace que la reacción de algunos países sea más moderada, ambos juegan un papel importante en la confrontación económica.
Algunos pronósticos
La invasión rusa de Ucrania podría costar de un punto a un punto y medio de crecimiento en Europa según la duración del conflicto, mientras la inflación crecería de dos a dos puntos y medio, según la economista jefa de la OCDE, Laurence Boone.
De acuerdo con sus declaraciones al diario francés Journal du Dimanche “el grado de incertidumbre es elevado” en cuanto a las proyecciones, por lo que considera que será necesaria “una reflexión profunda sobre los temas fundamentales, como la seguridad alimentaria, energética y digital, así como la organización del comercio”.
La experta de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico indicó que el choque no es comparable con el de los años 1970, porque las instituciones son diferentes. “La inflación será elevada este año, pero podría comenzar a bajar en 2023 en función de la evolución de la guerra”. Desde su análisis se deben evitar las restricciones a las exportaciones que “nunca han dado buenos resultados en el pasado, al contrario”.
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A mediados de marzo la OCDE aseguró que la guerra en Ucrania podría costar un punto del crecimiento mundial a lo largo de un año si sus efectos sobre los mercados de la energía y financieros perduran.
La organización calcula que podría sumar además 2,5 puntos a la inflación mundial y generar “una profunda recesión en Rusia”. Fuera de Rusia y Ucrania, las consecuencias se sentirían principalmente en Europa, un continente dependiente del suministro de materias primas, alimentos y energía de ambos países.
La organización advierte, además, del riesgo de un “fuerte aumento de la pobreza y el hambre”, sobre todo en las economías en desarrollo si se corta por completo el suministro de trigo de Rusia y Ucrania.
En esa misma línea, las Naciones Unidas advirtieron la semana pasada que la invasión de Rusia a Ucrania se transformará en un lastre para la economía mundial, y los países en desarrollo estarán especialmente en riesgo.
El informe de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD, por sus siglas en inglés) indica que el crecimiento mundial probablemente disminuirá a 2,5 % en 2022 tras el aumento de 5,6 % del año pasado.
La UNCTAD prevé una profunda recesión en Rusia y una desaceleración “significativa” en Europa occidental y la mayor parte de Asia. Pero si bien la fuerte alza de los precios de los alimentos y el combustible aumentará el hambre y las dificultades de las personas en los países más pobres, finalmente todos experimentarán una reducción del poder adquisitivo.
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