Las grietas alrededor de la decisión de tasas del Banco de la República

Pocas veces se ve a un ministro de Hacienda contrariado por la decisión adoptada por el resto de miembros de la junta directiva del Banco de la República. El encargado de la política económica en el gobierno del presidente Petro, Ricardo Bonilla, no ocultó su desagrado por la determinación de cinco de los siete integrantes del cuerpo colegiado del emisor por mantener la tasa de interés en 13,25 %.

Pocas veces se ve a un ministro de Hacienda contrariado por la decisión adoptada por el resto de miembros de la junta directiva del Banco de la República. El encargado de la política económica en el gobierno del presidente Petro, Ricardo Bonilla, no ocultó su desagrado por la determinación de cinco de los siete integrantes del cuerpo colegiado del emisor por mantener la tasa de interés en 13,25 %.

“Creo que se está creando un obstáculo a la recuperación de la economía por mantener tasas de interés altas”, dijo el ministro de Hacienda Bonilla en un tono de disgusto. Remarcó que la decisión fue “no unánime” y que a pesar de que respeta la decisión de sus colegas de junta, “está en desacuerdo con ella”.

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Por su parte, el gerente del Banco de la República, Leonardo Villar, añadió que “hay una gran cantidad de elementos en común en un diagnóstico en el que compartimos el deseo de poder bajar la tasa de interés (y) el deseo de recuperar la economía; eso lo compartimos totalmente y hay una diferencia sobre la oportunidad de bajar la tasa de interés”.

Villar indicó que dos miembros de la junta, incluyendo el ministro Bonilla, consideraron que era la oportunidad de iniciar un proceso de reducción, los demás (cinco restantes) sostuvieron que no era el momento y “esto genera un debate absolutamente civilizado, absolutamente amigable, respetuoso y en ningún momento he sentido un elemento de ira, ni de tensión”.

Pese a la incomodidad mostrada por el ministro Bonilla, reiteró que “el Gobierno respeta la autonomía y la independencia de la junta y del Banco de la República. No impone decisiones”.

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En línea con la posición del presidente Petro, Bonilla ha venido insistiendo sobre la necesidad de que el Banco comience a recortar las tasas de intervención como un mecanismo de impulso para la conseguir la expansión del PIB.

“Nosotros le estamos sugiriendo a la junta del Banco que es hora de bajar las tasas, no las imponemos” y volvió a comentar que “es el segundo mes en el cual la decisión no es unánime”.

“En su reunión del 19 de diciembre el Banco de la República puede comenzar a bajar en medio punto porcentual su tasa de interés, de 13,25 % a 12,75 % y de ahí en adelante de manera gradual, dependiendo como siga convergiendo la inflación a la meta de 3 %, seguirá bajando su tasa de interés de manera gradual durante todo el próximo año”, consideró Sergio Olarte, economista principal de Scotiabank Colpatria.

Escenario hostil

Lo cierto es que el ministro de Hacienda se presenta como si estuviera sólo en su empeño de convencer al Banco de aflojar la política monetaria. Se podría pensar que en ese empeño lo acompaña la codirectora Olga Lucía Acosta designada por el mandatario de los colombianos, ante la anulación del nombramiento de Alberto Carrasquilla, por parte del Consejo de Estado, decisión relacionada con la ley de cuotas.

Lo complicado del asunto es que, salvo que se presente alguna renuncia, Petro tiene cerca de 15 meses para comenzar a reestructurar la junta directiva del Banco Central. En febrero de 2025 puede hacer dos nombramientos.

Actualmente, cuatro de los siete miembros (Jaime Jaramillo, Bibiana Taboada, Roberto Steiner y Mauricio Villamizar), fueron nombrados por el presidente Duque, por renuncia de tres de ellos en su momento: Arturo Galindo, Carolina Soto y Juan Pablo Zárate.

En este escenario le toca moverse a Ricardo Bonilla. El Gobierno ha pedido en reiterados pronunciamientos bajar las tasas: “Ya no se hizo en esta reunión, nos toca esperar en la siguiente”, dijo el enfadado ministro para referirse a la reunión de diciembre donde se deben tomar decisiones respecto a la política monetaria.

“Al finalizar septiembre, la inflación total anual fue 11% y la inflación básica (sin alimentos ni regulados) fue 9,5%. Estos valores son menores a los observados en agosto, pero siguen siendo altos y muy superiores a la meta. Las tasas de inflación de servicios y de regulados han mostrado particular persistencia en los últimos meses”, se lee en el comunicado del banco central como argumento para mantener el costo del dinero en el nivel actual.

Bonilla señala que la inflación en el país no ha bajado a la velocidad que lo ha hecho en otras economías de la región debido a que el gobierno pasado congeló el precio de los combustibles. En esos países no se frenó el alza de los combustibles, recordó el ministro de Hacienda. “Ese n puede ser nuestro punto de referencia”, dijo.

Lo cierto es que “aquí está bajando la inflación de otros alimentos, pero la de combustibles sigue subiendo y es una discusión que hay con los gremios para hacer concertación de la manera como estos precios se van a ajustar”, dijo Bonilla. Recordó que aún restan tres alzas en el precio del galón de gasolina y “empezará después el Acpm que tiene una brecha de 8.000 pesos”.

Para Bonilla, la situación bélica que se presenta en dos puntos del planeta puede ser una oportunidad para Colombia. Por efectos de mayores precios del petróleo, el país puede tener mejores ingresos, pero el punto negativo es que en el mercado local se puede alargar el ajuste en el precio de los combustibles.

De otra parte, el equipo técnico del Banco espera que el crecimiento del PIB sea 0,4 % en el tercer trimestre de este año y para finales de 2023 “se revisó al alza, de 0,9 % a 1,2 %”.

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