Las petrocuentas, pero no las del candidato
Las optimistas proyecciones fiscales de este Gobierno, en las que se recuperarían los indicadores prepandemia en los siguientes dos años, están soportadas en que se cumplan sus pronósticos sobre el precio del petróleo, variable que ya les ha dado varios “totazos” a las cuentas nacionales por su volatilidad. Analistas advierten el duro panorama para la nueva administración.
Camilo Vega Barbosa
Esta semana se presentó el Marco Fiscal de Mediano Plazo (MFMP) 2022, un documento que detalla el balance y las proyecciones de ingresos, gastos y deudas de los próximos 10 años. Las perspectivas de este informe son sustancialmente mejores que las de hace un año, augurando una senda de recuperación que permitiría volver a los indicadores fiscales de prepandemia en menos de dos años. El problema es que es un escenario que depende en gran parte de que el petróleo se comporte como el Gobierno espera, una variable que no es precisamente la más confiable.
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Esta semana se presentó el Marco Fiscal de Mediano Plazo (MFMP) 2022, un documento que detalla el balance y las proyecciones de ingresos, gastos y deudas de los próximos 10 años. Las perspectivas de este informe son sustancialmente mejores que las de hace un año, augurando una senda de recuperación que permitiría volver a los indicadores fiscales de prepandemia en menos de dos años. El problema es que es un escenario que depende en gran parte de que el petróleo se comporte como el Gobierno espera, una variable que no es precisamente la más confiable.
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No es la primera vez que el petróleo descuadra las cuentas del Gobierno. El Marco Fiscal de hace ocho años (publicado en junio de 2014) esperaba que el petróleo Brent promediara US$98 en 2015, pero finalmente promedió US$53, debido a que estalló una crisis internacional en este mercado (en el segundo semestre de 2014). Siendo justos, en ese momento ni el más pesimista analista advertía de un desplome de esta escala, pero de todas formas el descuadre obligó al Gobierno colombiano a tramitar rápidamente una reforma tributaria en 2014 (que estuvo principalmente cargada sobre las empresas).
Y algo similar pasó en 2016: un desplome aún mayor del crudo (que llevó a los precios debajo de los US$30) contribuyó a que se presentara otra reforma tributaria, una que les sigue doliendo a los colombianos, pues fue la que elevó el IVA del 16 al 19 %. Por eso hay razones para inquietarse cuando el petróleo tiene tanto peso en las proyecciones fiscales.
Dentro del Marco Fiscal que se publicó esta semana se espera que el petróleo Brent promedie los US$100 en 2022 y US$94,2 en 2023. ¿Es razonable?
“El petróleo a US$100 por barril este año es muy factible, incluso actualmente está un poco por encima de ese precio. Los inconvenientes de oferta (mundial de petróleo) al parecer van a continuar, lo que hará que seguramente el precio se quede por encima de este nivel (US$100). Sin embargo, el próximo año un precio del petróleo a U$94 por barril, como lo proyecta el Marco Fiscal de Mediano Plazo, puede ser un poco optimista”, indicó Sergio Olarte, economista principal de Scotiabank Colpatria.
En efecto, este año un petróleo en US$100 no parece osado, incluso podría ser modesto. La guerra en Ucrania y las derivadas sanciones contra Rusia agravaron los problemas de oferta que había para cubrir la fuerte demanda por crudo que surgió con la reactivación de la economía mundial durante la pospandemia. Por esto, el Brent ha vuelto a niveles no vistos desde 2014, registrando cotizaciones de incluso los US$130.
Por otro lado, dentro del nuevo MFMP se reconoce que el precio esperado para 2023 (de US$94) es más bajo porque el efecto de las sanciones rusas será compensado por el menor consumo de crudo por la moderación del crecimiento mundial.
Pero no todos comparten esa perspectiva sobre el crecimiento de la economía internacional. Firmas como JP Morgán, Goldman Sachs y hasta el Banco Mundial han venido advirtiendo sobre riesgos de recesión global debido a un complejo panorama que incluye: las cicatrices (pobreza, desempleo y deuda) de la pandemia en las economías emergentes, presiones inflacionarias, el encarecimiento de las materias primas, la guerra en Ucrania y la tendencia alcista en las tasas de interés de los bancos centrales, incluyendo la Reserva Federal de Estados Unidos (que subió este miércoles 75 puntos su tasa de interés hasta el 1,75 %).
Para el próximo año las proyecciones del petróleo son más inciertas. Una eventual recesión global tarde o temprano impactará (a la baja) la cotización internacional del Brent, y hace menos probable que se cumpla la proyección de US$94 (promedio) en 2023.
Cruda dependencia
Durante la presentación del Marco Fiscal de Mediano Plazo 2022 se mandó un mensaje de esperanza sobre la mejora de los indicadores fiscales: esperan que para el cierre del año el déficit total del Gobierno Nacional Central (GNC) se ubique en 5,6 % del PIB, lo que representa una reducción de 1,5 puntos porcentuales ($12 billones) frente al nivel de 2021. Y se prevé que Colombia retornaría a un superávit primario (balance fiscal sin el pago de intereses) en 2023. Pero según analistas, gran parte de este discurso de recuperación está soportado en que se cumplan las proyecciones del petróleo.
“El Gobierno espera que los ingresos petroleros sean del 2,6 % del PIB en 2023, del 2,3 % en 2024 y en el mediano plazo entre 1,3 y 1,4 %. Esta proyección depende de que se mantengan los precios actuales del crudo. De acuerdo con el MFMP, el petróleo promediará los US$100 el barril en 2022, lo cual es muy posible debido a la coyuntura internacional. Pero también espera que se mantengan los precios altos para los próximos años. Por ejemplo, estima que en 2026 el Brent esté alrededor de los US$80. Entonces, tenemos un riesgo importante, cualquier caída va a generar un impacto grande en las proyecciones del Marco Fiscal”, indicó Luis Fernando Mejía, director de Fedesarrollo.
Es tal la dependencia del hidrocarburo en las cuentas nacionales, que tan solo Ecopetrol representa el 73 % de los ingresos no tributarios que espera el Gobierno recibir en 2023. No se puede ignorar esta dependencia, desde hace ocho años las disminuciones de este indicador (ingresos no tributarios) suelen augurar nuevas reformas tributarias, tal como pasó en 2014.
Finalmente, no se puede ignorar el papel que cumple el MFMP 2022 para la entrante administración. Y por el momento no pinta fácil.
“El Marco Fiscal de 2022 confirma que el panorama está bien complicado: cuando llegó la pandemia, el déficit fiscal pasó del 2,5 % (en 2019) al 7,8 % del PIB en 2020. Un deterioro de 5,3 puntos porcentuales, uno de los más altos vistos en 100 años. Aunque es razonable debido a la escala de la emergencia y por las políticas contracíclicas al aumentar el gasto en salud y en programas sociales. No obstante, en dos años, el déficit solo se redujo en apenas 2,2 puntos porcentuales, del 7,8 al 5,6 % del PIB. Entonces, la expectativa con este MFMP es que el nuevo gobierno tenga que ajustar dos puntos porcentuales en 2023. Es decir, lo que hizo esta administración en dos años, la nueva tendrá que hacerlo en uno. Y si sumamos el ajuste de 2024, se deberá reducir el déficit en 3,5 % del PIB”, comentó Mejía.
Es claro entonces que el crudo tendrá un rol fundamental para el próximo gobierno, y para los colombianos. Si se mantienen las cotizaciones actuales, será más factible que se cumplan las esperanzadoras proyecciones del Marco Fiscal. Si no se mantiene la cotización, la nueva administración hará los ajustes que considere. El problema es que el petróleo ya les ha dado varios “totazos” a las cuentas nacionales debido a su volatilidad.