Lo que dicen los datos del PIB sobre la salud de la economía en Colombia
Un repunte general del 2,1 % para el segundo trimestre, sumado a cifras positivas en sectores críticos como inversión y comercio, arrojan algo de luz y optimismo sobre cómo terminará el año en términos económicos. Pero más allá del panorama general, hay detalles que preocupan, con problemas estructurales.
Santiago La Rotta
“El país está recuperando el crecimiento económico. Si miran los resutados de hoy acabamos el semestre con 1,5 %. Sí estamos incrementando el crecimiento”, dijo esta semana Ricardo Bonilla, ministro de Hacienda, después de que el DANE publicara la información del PIB para el segundo trimestre del año.
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“El país está recuperando el crecimiento económico. Si miran los resutados de hoy acabamos el semestre con 1,5 %. Sí estamos incrementando el crecimiento”, dijo esta semana Ricardo Bonilla, ministro de Hacienda, después de que el DANE publicara la información del PIB para el segundo trimestre del año.
El dato, del 2,1 % para el segundo trimestre, superó las expectativas de una buena porción de analistas del mercado, que habían situado el crecimiento alrededor del 2 %, pero en general por debajo de esta marca.
La noticia es positiva, sin duda. Así lo reconoció el propio Bonilla, así como Bruce Mac Master, presidente de la Andi (gremio de los industriales), además de varios analistas. Contrasta con la cifra para el mismo período del año pasado (0,8 %) y, en general, con las de los últimos cuatro trimestres, que no solo no han superado el 1 %, sino incluso llegaron a registrar una variación negativa (para el tercer trimestre del año pasado).
Pero más allá de la cifra general, al PIB hay que verlo también en los detalles: no solo el mascarón de proa, sino también los mástiles y jarcias que sostienen toda la estructura. Esto no solo para tener una visión más completa, sino también para entender qué dicen estas cifras sobre la salud inmediata de la economía colombiana y su camino para el resto del año.
Las buenas noticias del PIB
Más allá de los sectores que despuntaron en el trimestre (especialmente el agro, con un resultado sorprendente, 10,2 %), hay factores de fondo que son alentadores, aunque no lo suficiente como para pensar en meter la champaña en hielo de una vez, vale aclarar.
El primero es el resultado de la inversión, que mostró, luego de contracciones consecutivas en cinco trimestres, un resultado positivo. Vista desde la formación bruta de capital fijo, la inversión registró un crecimiento del 4,3 %. Y, en general, la formación bruta de capital se trepó al 1,7 %.
“Tener una inversión en terreno positivo al menos da la impresión de que este renglón tocó su piso. Esperamos que esa reactivación se mantenga”, opina César Pabón, director de Investigaciones Económicas de Corficolombiana.
Luis Fernando Mejía, director de Fedesarrollo, está de acuerdo en que la inversión pareciera haber tocado fondo y los resultados del trimestre son positivos. Pero, a la vez, son insuficientes para declarar que lo peor ha pasado para el comportamiento de la inversión, aclara.
El segundo aspecto clave que lleva a tener un mejor ánimo al hablar de la economía es el comportamiento del consumo, en especial el relacionado con los hogares, que creció 1,5 % en el segundo trimestre de este año; en el mismo período de 2023 esta cifra llegó apenas al 0,7 % y en los primeros tres meses de 2024 estuvo incluso más baja, en 0,6 %.
Camilo Herrera, presidente de Raddar (firma especializada en analizar el consumo de los hogares) destaca que estas cifras plantean el fin del ajuste que ha tenido el renglón después de la crisis que trajo la pandemia (2020), la posterior reactivación y el desmadre en el gasto (2021 y 2022) y la desaceleración económica de 2023, que ajustó tuercas con la realidad en varios renglones, incluyendo el gasto de los colombianos.
Entonces, con estos dos factores de fondo sobre la mesa, ¿cómo se ve la salud de la economía? No hay una única respuesta, sino más bien una serie de señales positivas y de alerta. Nada de blancos y negros, pero sí muchos grises.
Obras, industria y vivienda
“Los tres principales componentes de la inversión son obras civiles, industria y vivienda”, explica Pabón. Visto desde esta perspectiva, el repunte de la inversión en el segundo trimestre está íntimamente relacionado con el primer componente. “La sorpresa positiva vino de obras civiles, fue sorprendente. Estamos hablando de las principales obras del país, como el metro de Bogotá y los proyectos 4G. Y esto ve en ese dato de la inversión”, añade.
El buen desempeño en el sector de infraestructura al que señalan los datos del PIB también fue el motor que llevó a que la construcción pasara del -2,7 % en el segundo trimestre de 2023 al 2,4 % en el mismo período de este año, según señaló la propia directora del DANE, Piedad Urdinola, durante la presentación de los datos.
La mejoría notable del sector construcción, sin embargo, esconde un sinsabor en todo caso, pues los resultados en el renglón de vivienda son de todo menos óptimos.
La construcción de edificaciones residenciales y no residenciales cayó 2,8 % en el segundo trimeste, con relación al mismo período de 2023. El panorama se torna más desalentador al observar renglones como el producto interno bruto de edificaciones, que completó cuatro trimestres en números rojos: tercer trimestre de 2023 (-5,2 %), cuarto trimestre de 2023 (-1,7 %), primer trimestre de 2024 (-2,6 %) y segundo trimestre de 2024 (-2,8 %).
De acuerdo con las cifras de Coordenada Urbana Camacol, en lo acumulado del año (a julio de 2024) las ventas de vivienda registraron -6,5 % en su comportamiento. “Todavía está muy lejos de los niveles de comercialización de 2022, frente al cual hemos perdido más del 40 % del mercado”, señaló Guillermo Herrera, presidente de Camacol (gremio de los constructores).
Volviendo al panorama macro, el otro resultado que preocupa es el desempeño de la industria, que tuvo un 2023 “terrible”, como lo califica Mejía de Fedesarrollo. “El sector claramente continúa a la baja, con una contracción del 3,9 % para el primer semestre. El segundo muestra mejores resultados que el primero de este año, pero igual seguimos con contracciones, luego de las malas cifras del año pasado”, agrega.
“Hay temas coyunturales, que han ido mejorándose, pero también hay problemas estructurales”, comenta Pabón al hablar de lo que está pasando con la industria nacional.
En los coyunturales se cuentan aspectos como las tasas de interés (que encarecen el financiamiento para la industria), el tipo de cambio y el comportamiento de la demanda. “El consumo está mejorando, pero este reacciona mucho más rápido que la producción en la industria, que es un renglón en donde las decisiones se demoran más. De fondo, en los problemas estructurales, siguen existiendo muchos cuellos de botella en asuntos como autorizaciones y trámites con el Invima, el ICA y, en general, burocracia para exportaciones. Y también hay un asunto de confianza, que es un terreno en donde no hemos visto un cambio de chip”, explica Pabón.
Comercio, consumo y las luces de esperanza
De fondo, los analistas ven los resultados del PIB con optimismo, pero también llaman la atención sobre la posibilidad de que la reactivación económica se ejecute de una forma algo dispar, por decirlo de una forma.
“En general, se percibe que los sectores comienzan a tocar fondo, pero la recuperación es muy lenta. Sectores intensivos en mano de obra, como el comercio y la manufactura, siguen débiles. Esto sugiere que la recuperación es lenta y extremadamente heterogénea”, señala Sergio Olarte, economista principal de Scotiabank Colpatria.
Olarte toca un punto clave al hablar de comercio, pues “solo este sector pesa el 20 % del PIB”, asegura Pabón. La importancia del renglón no solo es clave en términos macro, sino también en factores más cercanos y tangibles, como la generación de puestos de trabajo. “La industria, el comercio y la vivienda generan 45 % de la demanda de empleo”, explica por su lado Mejía.
Entonces, ¿cómo va el comercio? No tan bien, pero hay algunas señales de optimismo de cara al futuro.
“Hay algo bueno acá y es que, por primera vez en 15 meses el dato de junio del comercio fue positivo (1 %, registrado en el Indicador de Seguimiento de la Economía, ISE). Esto es particularmente bueno por lo que significa romper la tendencia. Y hacia adelante vemos cosas buenas. No esperamos una reactivación muy alta, pero sí una mejora en el desempeño”, asegura Pabón.
En el segundo trimestre, visto desde el PIB, el comercio se expandió apenas 0,2 %, un desempeño que fue calificado como “pobre” desde Fenalco (gremio de los comerciantes). Mejía, por su parte, asegura que este dato arroja “una luz pequeñita”. Vale recordar que para el mismo período del año pasado, la cifra fue del -3,5 %.
Esa luz hacia adelante en este sector está relacionada con las mejores perspectivas del consumo de los hogares que ya se discutió, así como el mejoramiento de las condiciones financieras en medio de la baja de tasas del Banco de la República, que ha efectuado seis recortes en este indicador y, se espera, realice tres más en el año.
Esta mejora en el viento que le pega de frente a la economía ha hecho prever a Camacol, por ejemplo, que el panorama de la vivienda repunte. “Para lo que resta del año hay variables económicas que permiten prever un mejor desempeño (…)”, aseguró Herrera, gerente de este gremio.
En el entrelazamiento de estos factores (un mejor desempeño del gasto que impulse el comercio, así como un repunte de la vivienda) se juega buena parte de la salud económica del año, así como de la estabilidad en el mercado laboral.
Para este punto, el ministro de Hacienda Bonilla, dice que “todo indica que podemos terminar el año por encima del 1,7 % que está proyectado”. Fedesarrollo estima que el segundo semestre tendría un crecimiento del 1,8 % y en el acumulado del año se ubique en 1,6 %, mientras que en Corficolombiana mantienen que el PIB de 2024 quedaría en 1,8 %.
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