¿Los colombianos gastarán más en 2024?: así está el panorama

Aunque aún faltan algunos datos claves para terminar de hacer la disección de la economía en 2023 (el PIB es el más crítico), todo parece indicar que el año acabará con cifras en terreno positivo y un crecimiento que rondará las proyecciones de analistas (con un PIB alrededor del 1 %). Saliendo un poco de la turbulencia y desaceleración programada para la economía en 2023, vale la pena mirar el panorama de 2024 en clave de consumo, pues al final de cuentas esta es una de las variables claves para una economía que funciona mucho más en el mercado local que a través de sus ventas externas.

Aunque aún faltan algunos datos claves para terminar de hacer la disección de la economía en 2023 (el PIB es el más crítico), todo parece indicar que el año acabará con cifras en terreno positivo y un crecimiento que rondará las proyecciones de analistas (con un PIB alrededor del 1 %). Saliendo un poco de la turbulencia y desaceleración programada para la economía en 2023, vale la pena mirar el panorama de 2024 en clave de consumo, pues al final de cuentas esta es una de las variables claves para una economía que funciona mucho más en el mercado local que a través de sus ventas externas.

El consumo en 2023: ¿pasó raspando?

El año pasado puede verse, de cierta forma, como un largo quejido por parte del sector comercio, que registró un retroceso en sus ventas durante los 12 meses de 2023.

Para Fenalco, “a pesar de las festividades en diciembre, los hogares fueron muy cautelosos con sus gastos, sobre todo en las categorías asociadas a bienes durables y semidurables, como los vehículos, motos, muebles, electrodomésticos y computadores”.

De acuerdo con el más reciente sondeo hecho por el gremio de los comerciantes, el 40 % de los consultados aseguraron que las ventas de 2023 no llegaron al 80 % de los resultados registrados en 2022.

A pesar de las cifras del sector, lo cierto es que 2023 se veía como un momento de ajuste para la economía en general, incluyendo el comercio y, claro, el consumo.

Jackeline Piraján, economista de Scotiabank Colpatria, lo pone de esta forma: “Luego de una exuberante recuperación pospandemia, especialmente en el frente de consumo, 2023 fue de aterrizaje a niveles de actividad económica más compatibles con la capacidad de la economía. Los entornos de inflación y las tasas de interés altas llevaron a los hogares a moderar su consumo y en 2023 estimamos un crecimiento del consumo de los hogares alrededor del 1,4 %”.

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Este análisis es compartido por Camilo Herrera, presidente de Raddar, firma especializada en consumo. “Mucho de lo que en realidad pasó en 2023 es que la gente compró en 2022. La desaceleración no es tanto una desaceleración, sino un ajuste”.

Y añade: “En 2021 y 2022 los precios comenzaron a subir tanto, y las tasas también, que en 2022 los hogares dijeron ‘compremos antes de que suban más’. Bajo esa lógica, es normal ver el boom de ese año, cuando el crecimiento del gasto de los hogares en el PIB fue del 9,5 %, uno de los más grandes en la historia. Lo normal es que crezca 3,5 %. Entonces, con un crecimiento de casi tres veces más, lo que vimos fue un fenómeno de anticipación del gasto”.

¿Qué viene para el consumo en 2024?

Para responder a esta pregunta primero hay que mirar un poco el panorama que ofrece 2024. Aquí vale la pena observar el escenario como si se tratara de una partida de billar: una bola le pega a otra, esta a una más y así.

En otras palabras, el gasto de los hogares está vinculado (y condicionado, hasta un punto) por otras variables. Dos de las principales serán la inflación y las tasas de interés.

“Para que haya gasto tiene que haber más población. Chuleado este asunto. Y tiene que haber más gente con ingresos. Hay capacidad de compra. Las dos preguntas que quedan son si van a bajar las tasas y la inflación”, dice Herrera.

En este punto de la historia la inflación completa nueve meses consecutivos descendiendo, desde su techo del 13,34 % en marzo del año pasado; para diciembre, el Índice de Precios al Consumidor volvió a bajar de la barrera psicológica del 10 % y se ubicó en 9,28 %.

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Las proyecciones señalan que el IPC seguirá descendiendo. Según la Encuesta de Opinión Financiera de Fedesarrollo (EOF), para finales de enero la inflación llegará al 8,46 % y cerrará el año en 5,5 %. En la encuesta del Banco de la República, más del 50 % de los analistas ubican la inflación de 2024 entre el 5 y 6 %.

Herrera comparte este pronóstico. “¿Qué lo hace pensar a uno que la inflación va a bajar? Que ya no va a subir la gasolina. Hay una cuesta en precios en enero, pero esa es una presión que ya conocemos. La mitad de la inflación en el país se va a hacer en los primeros tres o cuatro meses del año”, asegura.

Sin embargo, hay una presión extra que podría torpedear esta suerte de entusiasmo. Las imágenes de los incendios forestales (un fenómeno con cierta regularidad en enero), además de los registros de temperaturas muy altas para lugares considerados fríos, pueden poner una presión extra sobre la producción de alimentos.

Si bien hay unos aumentos medianamente programados para ciertos productos de la canasta básica por temas de estacionalidad (como en el caso de los huevos), la ola de calor y sequías que está trayendo El Niño podrían alterar el panorama en una serie de productos.

Y estas serían malas noticias per se, pero lo serían aún más en temas de inflación si se tiene en cuenta que los alimentos explican, en esencia, el descenso de la inflación en 2023 frente a los resultados de 2022.

De acuerdo con la información del DANE, para diciembre de 2022, este rubro tuvo una participación de casi 5 % en el resultado general del IPC en ese momento (de 13,12 %, recordemos). Para este año la participación estuvo por debajo del 1 %. En otras palabras, los cerca de cuatro puntos de diferencia entre los resultados de IPC entre 2022 y 2023 se le pueden atribuir a la categoría de alimentos.

Desde el agro, los gremios consideran que aún es muy pronto para establecer cuál será el efecto del fenómeno de El Niño en los precios de los alimentos. Aunque la preocupación está aumentando en los productores de leche, papa, arroz, frutas, hortalizas y más.

“Nos enfrentamos a una sequía y a los incendios. Esperemos que esas afectaciones no sean tan fuertes como para que alteren los precios y obstruyan la tendencia descendente de la inflación”, dice Jaime Alberto Rendón, director del Centro de Estudios e Investigaciones Rurales de la Universidad de La Salle.

Lo que está en juego es la pérdida de cultivos por las heladas, que se generan por el brusco cambio de temperaturas, altas en el día y bajas en la noche. Esto afecta especialmente a cultivos como la papa y las hortalizas. También podría haber incendios que acaben con la producción. Y preocupa la disponibilidad del agua para sembrados y animales, especialmente para los cultivos de peces.

Que haya o no efectos inflacionarios derivados del calor dependerá de la duración de El Niño, en ello coinciden los gremios. En el mejor de los casos, las lluvias llegarían entre marzo y abril a aplacar las altas temperaturas.

El otro tema clave en la ecuación del consumo que describe Herrera es el rumbo de las tasas de interés.

En una decisión altamente esperada, el Banco de la República decidió finalizar 2023 con su primera baja en las tasas después de 14 aumentos consecutivos desde septiembre de 2021 y dejó el indicador en 13 %. La EOF señala, por ejemplo, que 2024 finalizará con este indicador en 8 %.

Pero lo cierto es que las tasas están ancladas al rumbo de la inflación (y las complicaciones que puedan derivarse de El Niño y los alimentos), así como del desempeño económico de 2024.

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En general, el mundo entrará en 2024 en una senda de mayor dinamismo económico, aunque nada espectacular. El Banco Mundial, por ejemplo, señala que el PIB global llegará al 2 % este año, del 1,5 % que estimaba para 2023. La entidad proyecta que Latinoamérica crezca 2,4 % este año (del 2,1 % que indicó en 2023).

Uno de los indicadores de actividad económica a nivel global suele ser la demanda de petróleo. Desde esta perspectiva, 2024 pinta bien: la OPEP proyecta que el mundo consumirá un promedio de 104,4 millones de barriles diarios de crudo, un crecimiento de 2,3 millones de barriles diarios frente a la cifra de 2023; el incremento en el consumo entre 2024 y 2025 será de apenas 1,8 millones de barriles diarios.

Este incremento de la demanda estará impulsado “por la continuidad de una sólida actividad económica en China y el crecimiento sostenido esperado en otros países no pertenecientes a la OCDE”, aseguró la OPEP en su más reciente informe de perspectivas económicas.

Las cosas se ven bien, al menos a nivel global, si se mide la economía por cómo se comportará el sector turismo (que también ofrece un indicador de gasto en los hogares).

La Organización Mundial del Turismo (OMT) proyecta que este año el sector recuperará su nivel prepandémico en todas las regiones. En 2023 se registraron viajes para unos 1.300 millones de turistas a nivel global, 88 % de los números que se tenían antes de que el covid-19 pegara.

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Las expectativas de crecimiento

Para Colombia, el Fondo Monetario Internacional proyecta una expansión del PIB del 2 % en 2024. Proyecciones locales ubican el crecimiento en un rango más modesto, bordeando 1,5 % (2023 estaría alrededor del 1 %, vale aclarar).

“Las tasas van a bajar. La mayoría de los hogares están bien endeudados. La buena noticia es que a finales de 2022 y comienzos de 2023 los bancos entregaron créditos muy laxos. Uno intuye, entonces, que se viene una compra grande de cartera. Apague el celular porque lo van a enloquecer”, cuenta Herrera.

Por su parte, Piraján dice que “la expectativa de una moderada recuperación económica se proyecta porque se espera que la inflación baje y al cabo de unos meses pase del actual 9,28 % a una cifra entre 6,5 y 7 % antes de cerrar el primer semestre, lo cual aliviaría el bolsillo de los hogares y permitiría al Banco de la República bajar más sus tasas de interés”.

En las proyecciones de Raddar, “el ajuste del gasto se seguirá dando en 2024, en el primer semestre. Puede que lleguemos a números negativos, no lo sabemos. Pero eso será temporal. En el segundo semestre es cuando vemos un crecimiento del gasto de los hogares importante y un aumento de la capacidad de compra: menos inflación, tasas de interés más bajas. Si la economía crece 1 o 2 % en 2024, el gasto estaría medio punto por encima de esos porcentajes”, finaliza diciendo Herrera.

Según Piraján, “para 2024, se espera que la economía continúe enfrentando un ritmo de actividad débil en la primera parte del año. Luego de 2023 de ajustes, los hogares al parecer están mejorando sus niveles de carga financiera, y esto permitiría un mejor panorama para el consumo, especialmente en la segunda parte del año. Así, en Scotiabank Colpatria se proyecta que el consumo se aceleraría levemente al 2 % de crecimiento en 2024″.

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