Los nubarrones que señalan los datos de PIB para el tercer trimestre
El desempeño de la economía para este periodo estuvo por debajo de todas las proyecciones. Por segundo periodo consecutivo, preocupan caídas en la construcción y la inversión. ¿Qué dicen y cómo leer estos datos?
Las cifras sobre el PIB que el DANE reveló este miércoles quizá podrían resumirse diciendo que desaceleración económica sí, pero no así.
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Las cifras sobre el PIB que el DANE reveló este miércoles quizá podrían resumirse diciendo que desaceleración económica sí, pero no así.
Los datos que publicó la entidad confirman el proceso de ralentización por el que atraviesa la economía colombiana, y que había sido diagnosticado por analistas y expertos desde hace meses. Pero las cifras superaron, para mal, las proyecciones acerca de cómo se comportaría el Producto Interno Bruto para el tercer trimestre.
En general, los analistas consultados para las encuestas que hace Fedesarrollo y el Banco de la República, proyectaban una expansión del PIB para el tercer trimestre de entre 0 % y 0,5 %, por lo general. El análisis menos optimista la ubicaba en 0,1 %.
El dato de una contracción de 0,3 % sorprendió, no tanto porque vaya en la línea de una economía más lenta, sino justamente por la violencia de la desaceleración: pasamos de frenar delicadamente ante un semáforo, a hacerlo en seco para no chocar con un objeto inesperado en la mitad del camino.
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¿El efecto dominó en las tasas de interés?
Con estas cifras, hay varias preguntas a futuro que vale la pena hacer: ¿qué dicen estos datos sobre la salud de la economía de cara al final de año?, ¿qué significan para las perspectivas del próximo año?
Hasta el momento, las proyecciones de fin de año señalan que la economía finalizará en terreno positivo, con un crecimiento por encima de 1 %. El propio Banco de la República actualizó su análisis en su pasada reunión de política monetaria y dejó la cifra de PIB para 2023 en 1,2 % (venía de 0,9 %).
Para Luis Fernando Mejía, director de Fedesarrollo, no parece haber indicadores que señalen que el próximo trimestre registrará una cifra negativa. Y, con esto en mente, el año terminaría por encima de 1 % (pues este es el PIB acumulado hasta el momento, o sea, es el piso para el dato final de 2023).
“No estamos viendo una recesión con este dato. Aumenta la probabilidad, pero no es nuestro escenario central”, aclara Mejía.
Sin embargo, el dato del tercer trimestre introduce algo de ruido y miedo por lo inesperado del resultado, por un lado, pero también porque, con la excepción del peor año de la pandemia (2020), no se registraba un dato negativo trimestral en lo que va de este siglo, según Mejía.
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Ahora bien, la conversación que sí abre el dato del PIB es el momento de bajada de tasas de interés del Banco de la República. “Ya no es una conversación acerca de si bajarlas o no, sino de cuándo hacerlo”, dice Marc Hofstetter, profesor de la U. de los Andes y columnista de este diario.
En esta perspectiva coincide Mejía, quien da por hecho que las tasas van a bajar. El interrogante, entonces, es cuándo.
Vale recordar que, para este momento, la junta directiva del banco central ha dejado quietas sus tasas en cinco ocasiones consecutivas en medio de quejas, sugerencias y reclamos que han llovido desde las graderías del Gobierno y los gremios.
El ministro de Hacienda, Ricardo Bonilla, dice que el Gobierno esperaba que las tasas empezaran a bajar desde septiembre para “contribuir con la reactivación económica”. Si bien por ahora no espera un recorte agresivo en diciembre, sí considera que las tasas empezarán a bajar, entre otras cosas, porque la expectativa es que la inflación cierre 2023 en un dígito.
Para Sergio Olarte, economista principal de Scotiabank, la baja en las tasas comenzará a darse en diciembre, cuando estas pasaran del 13,25 % que tienen actualmente a 12,75 %, un nivel que no se ve desde enero de este año.
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Estas serían potencialmente buenas noticias para el ciudadano de a pie, pues a la larga lo que las tasas buscan es encarecer el crédito y, con ello, moderar el consumo. Esto con el fin de restarle oxígeno a la inflación, que este año llegó a un pico de 13,34 % en marzo y desde allí ha bajado a 10,48 % (dato de octubre).
Pero también hay que tener en cuenta que, si bien la inflación ha ido cediendo terreno, lo ha hecho a una velocidad menor de lo esperado y con crecimientos importantes en rubros como transporte y electricidad, que golpean a un amplio espectro de ciudadanos.
El lado oscuro de los datos del PIB
Sin embargo, más allá de presionar una baja en las tasas, el dato del PIB ha sido descrito por analistas en un rango que va desde no muy bueno hasta términos como pésimo, preocupante o ambos.
Hay dos renglones que preocupan actualmente, pero que ya venían siendo un cierto dolor de cabeza desde la entrega de los datos del segundo trimestre: el desempeño de la construcción y la caída libre en la que parece encontrarse la inversión.
Además de la construcción (que se contrajo 8 % en su variación anual), los otros dos sectores que registraron las mayores caídas fueron las industrias y el comercio. Estos tres renglones pesan cerca de 40 % del PIB, según Mejía.
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Para Adrián Garlati, director de la carrera de Economía de la U. Javeriana, estos resultados tienen sentido, en la medida en la que son tres renglones que requieren inversiones mayores y, en tiempos de tasas históricamente altas, “los inversionistas dejan de invertir y los consumidores de gastar porque endeudarse está muy caro”.
Bonilla también dice que los resultados del sector construcción tienen que ver con los problemas para lograr cierre financiero en los proyectos “por las restricciones de las tasas de interés”.
En el resultado específico de construcción llama la atención que, para el tercer trimestre, se contrajo tanto las obras civiles, como el segmento residencial y no residencial (-15 % y -5 %, respectivamente). Esto contrasta con los resultados del segundo trimestre, cuando la contracción del sector (3,4 % en total) se explicaba principalmente por las obras civiles, pues el sector de construcción residencial y no residencial mostraba un resultado positivo de 3,1 %.
En términos de inversión en general, el comportamiento de la formación bruta de capital y de capital fijo superaron las malas marcas que ya se habían registrado en el segundo trimestre; en ese momento los resultados eran los más negativos en 16 años. Hay un nuevo punto bajo en el tercer trimestre, con contracciones de 33,5 % y 11 % respectivamente (en el trimestre anterior fueron de 24 % y 7,8 %, respectivamente).
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Para Mejía, la baja en inversión está relacionado con la incertidumbre que hay alrededor de proyectos de reforma como la laboral o en sectores específicos, como el minero energético.
Esta baja podría no mejorarse tan rápido como se quisiera, o se llegase a necesitar, pues los proyectos de inversión tardan un tiempo en ser estructurados, además de ejecutados. En otras palabras, sus beneficios, tanto en llegada de capital, como de generación de encadenamientos (por mencionar sólo dos aspectos) no suceden a la velocidad del discurso político.
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