Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
A juzgar por las cifras, todo el mundo parece realmente entusiasmado con el ritmo de recuperación de la economía colombiana. En estas semanas actores que van desde el Banco de la República, pasando por centros de pensamiento y unidades de análisis financiero de bancos, han ajustado al alza sus proyecciones de crecimiento para 2021 muy por encima de los números que se habían registrado, digamos, en el primer semestre de este año.
Fedesarrollo, por ejemplo, actualizó su pronóstico de 7,2 % a 9,5 %. BBVA Research hizo lo propio con una cifra de 9,2 % y el Banco de la República aseguró el viernes pasado que proyecta un crecimiento de 9,8 % para el PIB de 2021.
Los tres análisis coinciden en que la demanda interna es uno de los grandes motores de esta especie de ola de optimismo. “El consumo, especialmente el privado, viene liderando la recuperación. El ahorro que lograron tener los consumidores tras cerca de un año de confinamiento estricto hizo que en 2021 la economía se reactivara de forma positiva”, se lee en informe del BBVA Research.
Bajo la mirada de Fedesarrollo, “el crecimiento de 9,5% en el PIB, apoyado por un importante efecto de baja base de comparación, estaría liderado por los sectores de comercio, transporte y alojamiento, industria y actividades de entretenimiento que aportarían 5,7 puntos porcentuales a la variación del producto. Si bien 10 de los 12 sectores de la economía superarían los niveles de producción prepandemia, la minería y la construcción todavía presentarían una brecha negativa importante frente a los registros de 2019″.
Lea también: Exportaciones colombianas crecieron 40,4% en septiembre de 2021
A su vez, el Banco de la República aseguró el viernes pasado que “la actividad económica continuó recuperándose a un mayor ritmo de lo esperado. El crecimiento económico refleja el fortalecimiento de la demanda interna, cuya dinámica ha sido favorecida en gran medida por la política monetaria, fiscal y regulatoria implementada desde inicios de la pandemia”.
Los más recientes datos del Indicador de Seguimiento de la Economía (ISE), compilados por el DANE, permiten reforzar la narrativa de un crecimiento económico que algunos podrían denominar vigoroso. Para julio y agosto, las cifras superaron las obtenidas antes de la pandemia; en agosto, por ejemplo, el ISE registró una expansión de 13,17 %, lo que representa 2,75 % más que en el mismo mes de 2019.
“Específicamente, al comparar el ISE de julio y agosto con enero de 2020, que había sido el mes con el mayor nivel de actividad en la historia del indicador, se tienen incrementos del 2,1% y 0,2%, respectivamente”, apunta un informe de Fedesarrollo.
Para Sergio Olarte, economista principal de Scotiabank Colpatria, “los datos son positivos pues lo que muestra el DANE es que la producción en Colombia ya está en niveles prepandemia, es decir, de acá en adelante lo que podemos esperar es una recuperación más robusta de la actividad económica. Sin embargo, esta recuperación no es homogénea entre todos los sectores, especialmente la construcción no residencial (obras civiles), están muy rezagadas con respecto a los niveles prepandemia, casi un 10 % por debajo. Esperamos que el próximo año esto se solucione, especialmente cuando los precios de las materias primas bajen un poco”.
Los puntos ciegos del crecimiento
Así mismo, prácticamente todas las miradas macro de la economía advierten que uno de los grandes lunares sigue siendo el empleo. Un asunto que, lastimosamente, carece completamente de novedad y que se ha convertido en uno de los grandes miedos de la recuperación económica.
El país parece ir caminando una fina línea entre crecer en términos del PIB, pero no hacerlo de la mano de la creación de más, y mejor, empleo.
El viernes pasado, el DANE reveló los datos de desempleo para septiembre, con una mezcla de noticias buenas y malas: la tasa de desempleo se ubicó en 12,1 %, 3,7 puntos menos que en el mismo mes de 2020, pero aún por encima de los números vistos en el mismo periodo de 2019 (10,2 %), un tiempo antes de la pandemia.
En total, en septiembre, se crearon o se recuperaron 1,5 millones de puestos de trabajo, al comparar con el mismo mes del año pasado. La mayoría, el 57 % de estos, estuvieron concentrados en las 13 principales ciudades. Por sectores, la mayor parte de los puestos creados están en en comercio; actividades profesionales, científicas, técnicas y de servicios administrativos, y alojamiento y servicios de comida.
Sin embargo, en la comparación bienal, como la denomina Juan Daniel Oviedo, director del DANE, aún quedan por recuperar 500.000 empleos para regresar a los niveles anteriores a la pandemia. Este pasivo sigue altamente concentrado en mujeres, pues por cada hombre que recuperó su puesto de trabajo entre 2019 y 2021, cuatro mujeres lo han perdido.
Para Diego Guevara, profesor de la Escuela de Economía de la U. Nacional de Colombia, “el desempleo este año se va a mantener alrededor del 14 %. Si uno lo compara con el año pasado, pues, claro, todo mejora. Pero sigue siendo una cifra dramática”.
A pesar de las mejorías que se siguen registrando, que en buena parte están atadas a la reanudación de labores y actividades de la economía en general, el empleo sigue siendo un factor de preocupación para prácticamente todo el mundo.
De acuerdo con las proyecciones de BBVA Research, “el empleo no recuperará su nivel pre-pandemia hasta bien entrado el 2022, a la par que irán entrando gradualmente más personas a la fuerza laboral”.
Para Jackeline Piraján, economista de Scotiabank Colpatria, aunque se sigue recuperando empleo, la creación de puestos se ha debilitado. La de septiembre de 2021 ha sido la generación de empleo más débil desde que las cifras de ocupación empezaron a repuntar (abril de 2021).
Y, además, la creación de empleo también ha venido con aumentos en informalidad, rubro que llegó a 48,1 % en las 13 principales ciudades, según los cálculos más recientes del DANE.
Los problemas sociales
Los avances y rezagos en el mercado laboral también van acompañados de un panorama mixto en temas sociales.
De acuerdo con los más recientes datos de la encuesta Pulso Social del DANE, en septiembre el Indicador de Confianza del Consumidor se ubicó en 37,7 puntos en escala de 0 a 100. Esto muestra una mejoría en la percepción de los hogares sobre su situación económica actual frente a la del año anterior y hacia futuro. Se trata de la cifra más alta de todas las rondas desarrolladas por el DANE. En agosto, el indicador se ubicó en 35,9 puntos y en julio, en 35.
Pero a renglón seguido hay que advertir que esta mejora va acompañada de resultados nada halagadores sobre cómo los hogares perciben su presente y futuro económico. Para septiembre, el DANE encontró que el 64 % de los jefes de hogar no cree tener mayores posibilidades de adquirir bienes de primera necesidad (ropa, zapatos, alimentos). El 31,9 % siente que tiene las mismas posibilidades del año anterior, mientras que 4,1 % dice que sí puede acceder a este tipo de bienes.
Este dato está estrechamente relacionado con la incidencia de la pobreza en el país. De hecho, el 75,2 % de los jefes de hogares pobres indicaron que no pueden adquirir bienes de primera necesidad, en el caso de los no pobres, la cifra es del 58,3 %.
Las cifras de la entidad también permiten ver, por ejemplo, que apenas 70,9 % de los hogares encuestados aseguró que consume tres comidas diarias. Hay que aclarar que esta cifra ha ido mejorando desde mayo de este año, cuando alcanzó su punto más bajo, con 63 %, pero dista de volver a los niveles prepandemia, cuando se encontraba en 91,3 %.