Marco Fiscal: ¿la calma en medio de la tormenta?
El documento presentado por el Gobierno pretende enviar varios mensajes claves en medio de un momento económico complejo: la regla fiscal se respeta, se honrarán las deudas y se está limpiando la casa, luego del hueco en recaudo tributario que precipitó todo este panorama.
Santiago La Rotta
Por lo general, la publicación del Marco Fiscal de Mediano Plazo (MFMP) es un evento que suele atraer un público especializado y su registro, aunque importante, suele estar más anclado a la rutina que a lo extraordinario.
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Por lo general, la publicación del Marco Fiscal de Mediano Plazo (MFMP) es un evento que suele atraer un público especializado y su registro, aunque importante, suele estar más anclado a la rutina que a lo extraordinario.
La presentación del documento para este año es una notable excepción a este escenario, en buena parte porque el panorama fiscal del país, y sus perspectivas económicas, están fuera de la rutina, lo usual y lo normal.
Con una caída en recaudo tributario de unos $15 billones, según cifras del propio Ministerio de Hacienda, el timonel económico debe dar un giro tan abrupto como intenso para mantenerse en un curso de sanidad fiscal y evitar varios muy malos escenarios (defaults en pagos o ausencia de recursos para financiar gastos sociales y esenciales).
El Marco representa esa maniobra evasiva, si se quiere. ¿Qué dice? En principio, que el déficit fiscal del Gobierno llegará al 5,6 % este año, pero se mantendrá dentro de los límites establecidos por la regla fiscal. De hecho, este porcentaje es el límite, una frontera ampliamente vigilada por calificadoras de riesgo, así como por inversionistas y tomadores de decisión del mercado.
Y este fue uno de los primeros y más importantes mensajes de la presentación y del documento en general: la regla fiscal se cumple.
Y para cumplirla hay que hacer un ajuste que no es nada menor. Lo primero es el recorte de $20 billones que ya fue concertado en el consejo de ministros y que, según reveló Ricardo Bonilla, ministro de Hacienda, se repartirá entre $11 billones de gastos de funcionamiento del Estado y $9 billones de inversión.
De acuerdo con Bonilla, la ruta que seguirá la tijera en el Presupuesto General de la Nación estaría lista a principios de la próxima semana, cuando sea aprobada por el presidente Gustavo Petro y se presente el correspondiente decreto.
Pero, de entrada, los dos lugares en donde se buscarán más recursos son los ministerios de Hacienda y Trabajo, de donde saldrán $9 de los $20 billones. Y Bonilla aseguró que “no se va a recortar gasto social”.
El segundo gran mensaje que pretender enviar el Marco es que, como lo dijo el viceministro de Hacienda, Diego Guevara, “el pago de intereses es sagrado”. Algo a lo que Bonilla también se refirió al decir: “El gran reto que se tiene en estos años es cumplir con los compromisos nacionales e internacionales en materia de deuda. Eso está previsto en este proceso”.
En otras palabras, ante el complejo panorama fiscal, el Gobierno honrará sus compromisos de deuda, un discurso clave frente al mercado.
Para lograr esto, el gasto del Gobierno pasará del 19,2 % (2023) al 18 % del PIB nacional en 2024, una baja que pretende reemplazar el desfase entre las proyecciones y las realidades de recaudo tributario de la DIAN.
“Lo que mostramos acá es un escenario macroeconómico estable en medio de un proceso de ajuste. Este es el principal mensaje del Marco”, aseguró el viceministro Guevara.
Si el mensaje es de calma, ¿qué tanto caló?
“Si hubiera que ponerle un adjetivo, hablaríamos de un marco razonable: razonablemente realista, aunque optimista en algunas dimensiones”. Así califica el documento Marc Hofstetter, profesor de la U. de los Andes y exmiembro del Comité Consultivo de la Regla Fiscal.
En este aspecto coincide César Pabón, director de Investigaciones Económicas de Corficolombiana. “Hay que reconocer que el Minhacienda está haciendo la tarea. Y hay un esfuerzo no solo en el recorte, que es importante, sino llama mucho la atención el mensaje del viceministro Guevara sobre el compromiso con la estabilidad macroeconómica como condición para lograr las metas”.
Y añade: “El principal riesgo que tenía el mercado, dada la muy difícil situación, es que no se pudiera cumplir la regla fiscal. Hay que destacar eso”.
Sobre el efecto del Marco en los mercados, Hofstetter dijo que “parece haber sido más o menos bien recibido. No se enloquecieron y, si acaso, se calmaron”.
A su vez, Luis Fernando Mejía, director de Fedesarrollo, señala que “es una actualización que sincera las cifras. Es un paso muy importante porque era algo que esperaba el mercado y muestra responsabilidad por parte del Gobierno nacional”.
Entonces, al menos en principio, bien por ese lado la ecuación del MFMP.
Pero el documento deja ver otros lados flacos en el panorama a mediano y largo plazo.
Lo primero es que, listo, la regla fiscal se cumple, pero el déficit fiscal creció por encima de lo que se estimaba en el plan financiero, presentado a principios de este año, pues pasó de -5,3 a -5,6 %.
Cuando se mira en contexto este dato, la última vez que esta cifra estuvo tan alta, corrían los años más duros de la pandemia: 2020, con -7,8 % y 2021, con -7 %.
De hecho, el Marco establece que este nivel de déficit no se volverá a ver en todo el horizonte de tiempo que examina el documento, es decir, hasta 2035.
Para 2025, el déficit se corregirá en parte y alcanzaría -5,1 % que, por segundo año consecutivo, será el tope máximo que permitiría la regla fiscal.
Lo segundo que llama la atención es el enorme servicio de la deuda. Y lo hace no por el hecho de honrar los compromisos con los acreedores, sino porque para este punto de la historia “uno de cada cuatro pesos que con esfuerzo recaudamos vía impuestos se nos van en pagar intereses de la deuda. Es una cifra muy ruda”, sostiene Hofstetter, quien asegura que sería necesario revisar el límite de deuda que autoriza la regla fiscal (que ancla este indicador a 55 % del PIB).
Pabón concuerda con este punto y asegura que, a futuro, sería conveniente revisar este esquema, pues un nivel de endeudamiento de este tamaño “limita mucho el margen de acción de los gobiernos y es un problema estructural”.
De acuerdo con las cuentas del MFPM, entre 2024 y 2025, 4,7 % del PIB nacional se irá para pagar intereses de deuda, los mayores porcentajes desde 2022.
Por último, vivir al límite de la regla fiscal elimina buena parte de las posibilidades ante un choque inesperado (bajas en petróleo, problemas logísticos en el comercio global, por mencionar algunos viejos conocidos). “El Gobierno tendría una capacidad de maniobra muy limitada frente a nuevas sorpresas”, finaliza diciendo Mejía.
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