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La vacilación del Gobierno para autorizar nuevos contratos petroleros está llevando a la industria a la incertidumbre total. Y este escenario ha adquirido tono de crisis con la reciente renuncia del presidente de Ecopetrol, Felipe Bayón.
Francisco José Lloreda, presidente de la Asociación Colombiana de Petróleo y Gas (ACP), en diálogo con El Espectador, sostiene que a un país le pueden suceder muchas cosas, “menos quedarse sin energía”. Reitera que “ningún país del mundo, con excepción del nuestro, teniendo petróleo y gas, está pensando en marchitar esta industria”.
¿Cómo califica la ACP la indecisión del Gobierno para autorizar la firma de nuevos contratos petroleros?
No la califico, estoy seguro de que el Gobierno no ha querido postergarla más. Nosotros le hemos solicitado a la ministra tomar una determinación, pues la incertidumbre es mortal. Lo que no esperábamos era que se tomase con un estudio somero e incompleto, pues es una decisión trascendental para el país, independiente de si un próximo gobierno impulse la exploración. No solo porque detener la dinámica exploratoria tiene un impacto en la producción futura, sino por la señal de inseguridad jurídica a los inversionistas. Ojalá el Gobierno lo ajuste en lo pertinente y complemente. La ACP está lista a contribuir a dicho análisis, pues es prioritario. Así se lo hemos manifestado y se lo reiteramos a la ministra y al director de Planeación.
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¿Cuál es la verdadera situación de reservas?
El último informe de reservas, que publicó la ANH, es a corte 31 de diciembre de 2021. Este indica que las reservas probadas (90 % de probabilidad de extracción) de petróleo eran de 2.039 millones de barriles que, si se divide por 365 días, alcanza para 5,58 años. Y en gas natural, 3.164 gigapies cúbicos, que si se divide por 365 días alcanzan para 8,6 años. Ahora bien, debido a los precios del crudo el año pasado, es de esperar que, a corte de diciembre 31 de 2022, muestren un incremento, porque un precio más alto permite extraer un crudo o gas más costoso, entonces reservas de menor probabilidad como las probables (50 %) se convierten técnicamente en probadas. Es necesario esperar a que la ANH publique el informe de reservas. Y no confundir reservas con recursos contingentes y con recursos prospectivos.
¿Hay interés de nuevos inversionistas o se han espantado por este anuncio?
Creería que están a la espera. El ministro de Hacienda dijo que se reunirá con la ministra de Minas y Energía y el ministro de Comercio. Esto es muy importante. Ojalá concurran también la de Agricultura y el director de Planeación, e inviten a otros actores. El Gobierno es consciente de que se necesita una triple transición: energética, económica y productiva. Diversificar la canasta exportadora es necesario, igual complementar o sustituir los ingresos fiscales de la nación y las regalías, y eventualmente la sobretasa a la gasolina. Y hay regiones del país que dependen del sector minero-energético: no se les puede atropellar. Nosotros pensamos que la decisión de nuevos contratos se iba a tomar luego de un análisis integral de esas tres transiciones, por eso nos sorprendió el anuncio de la ministra Irene Vélez en Davos.
¿Cómo percibe la industria petrolera el anuncio del gobierno de Petro de no firmar nuevos contratos petroleros?
Compartimos la preocupación del Gobierno por la crisis climática y el deseo del presidente de marcar una diferencia a nivel global en la materia. No se entiende, sin embargo, que no se suscriban nuevos contratos de exploración y producción para cumplir ese objetivo. La transición energética ya está muy avanzada, contamos con una matriz eléctrica limpia y el principal desafío en la energética, es decir, en el consumo de energía, está en la transición del parque automotor, en donde podemos hacer más.
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¿Qué más cree que se puede hacer al respecto?
Hace poco indicamos que debía impulsarse la moto eléctrica, el gas natural para los vehículos de carga y comprometerse con mezcla de gasolina y biocombustibles del 10 %, así como preparar al país en infraestructura para una electrificación del vehículo convencional. Mientras tanto, bienvenido el híbrido y, por supuesto, los combustibles líquidos, pues los vamos a necesitar: según la Upme, en 2050 el 70 % de los vehículos funcionarán aún con motor de combustión.
¿Cómo terminó 2022 para la industria petrolera?
Lo positivo: se cumplió el programa de inversiones, se dieron descubrimientos promisorios costa afuera, por el incremento en los precios internacionales fue posible darles al Gobierno y a las regiones mayores ingresos, se inició con el Ministerio de Minas y Energía la revisión de los contratos suspendidos, las empresas de toda la cadena pusieron en marcha proyectos muy importantes para reducir gases de efecto invernadero y avanzar hacia la carbono-neutro. Lo negativo: una reforma tributaria que golpea de manera excesiva a la industria, la suspensión de los pilotos de fracking sin darle a la ciencia la opción de establecer si se puede hacer de manera segura, independiente de que no se aplique en este Gobierno.
¿Cuál es el rol de los hidrocarburos en la transición energética del gobierno Petro?
Debe ser fundamental. Sin petróleo y gas no hay transición. Se necesitan los combustibles líquidos para la transición del parque automotor, que no se dará de la noche a la mañana. Y el gas natural es clave para la confiabilidad del sector eléctrico. La transición energética necesita recursos. Prueba de ello: la industria terminará financiando el 50 % de la tributaria.
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¿Qué se proyecta para 2023 en materia de inversiones, exploración y producción?
Estamos terminando el estudio de ambiente de inversión que realizamos todos los años. Una vez esté listo lo presentamos. No debería extrañar que se dé un incremento en la inversión de pozos de producción y caiga la exploración de parte de algunas empresas privadas, pues ante la incertidumbre prima el corto plazo. En el caso de Ecopetrol, creería que invertirá más en exploración, en Colombia y en el exterior, para compensar el vacío que dejará el fracking. En todo caso, avizoro un compromiso con el desarrollo de los contratos de exploración y producción existentes, para lo cual será determinante el concurso del Gobierno Nacional, no solo de la ministra de Minas y Energía, que tiene esta como una prioridad, sino de las demás entidades. Percibo al Ministerio de Ambiente, a la ANLA y a la ANH en esa misma línea.
¿Cuál es el aporte de la industria petrolera para las finanzas del país y para las regiones a través de las regalías?
Los datos son conocidos: 5 % del producto interno bruto, 40 % de las exportaciones, 20 % de ingresos fiscales, 87 % de las regalías regionales. Lo más importante, la autosuficiencia y soberanía energética, y los excedentes del petróleo para exportación, lo cual le representa al país cerca de US$14.000 millones al año. Recordemos que las regalías, además, representan una tercera parte de los recursos de inversión de las regiones: sin estas, se quiebran. La pregunta que surge es cómo se van a reemplazar. Las alarmas están encendidas. El Centro Regional de Estudios de Energía ha dicho que si renunciamos a nueva exploración se estarían sacrificando alrededor de 4.500 millones de barriles que, a los precios recientes, equivaldrían a 75 reformas tributarias como la del año pasado. Si no tuviésemos tantas necesidades en Colombia, vaya y venga, pero renunciar sin una razón de peso a ese recurso no es lógico.
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