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Mientras avanza la denominada reforma tributaria, a escasas semanas de la posesión de Gustavo Petro como presidente de Colombia, el mayor mandatario ya está pensando en la realización de otra para el mediano plazo: la laboral.
En las últimas horas Petro comunicó que se había tomado la decisión de invitar a los empresarios y a las centrales obreras para (de aquí a diciembre o enero del próximo año) a sentarse y concertar sobre los ajustes que necesita el sistema laboral colombiano.
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“La ministra va a estar muy encargada de ese asunto. Espero que ustedes - refiriéndose a los empresarios - pongan a su mejor gente en esas mesas, al igual que espero que las centrales obreras pongan a su mejor gente para lograr encuentros fundamentales”, manifestó el presidente de la república.
¿Qué puede pasar?
La pregunta de si Colombia necesita una reforma laboral sobra. Todos los expertos coinciden en que el país la requiere, y con urgencia. Hace unos meses atrás se publicaron los resultados del estudio que realizó la Misión de Empleo en el territorio nacional, el cual encontró no uno, sino varios problemas que tiene el mercado laboral, principalmente en materia de formalidad, acceso a pensiones, formación para el trabajo y garantía de los derechos de los trabajadores.
Una pregunta más acertada es ¿qué cambios se tienen que presentar?. Gran parte de estos ya los reveló el informe de la Misión de Empleo, pero muchos otros surgirán desde lo que aporte el empresariado colombiano, las centrales obreras y hasta el mismo Gobierno, representado por el Ministerio del Trabajo.
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En suma, lo que puede pasar es que, una vez más, salgan a la luz todas esas deficiencias que tiene el mercado laboral colombiano y, sobre estas, comenzar a dialogar para acordar y construir soluciones. Si el clima de conversación es favorable, saldrá un proyecto de ley que se tramitará el próximo año en el Congreso.
No es nueva la conversación
Los empresarios, el Gobierno (como mediador) y las centrales obreras (como la CUT, la CGT y la CTC) ya tienen una mesa de negociación en donde, en teoría, se reúnen de manera periódica para dialogar y llegar a acuerdos. Esta mesa recibe el nombre de Comisión Permanente de Concertación de Políticas Salariales y Laborales, que suele ser renombrada todos los diciembres, cuando se convocan para discutir el aumento del salario mínimo.
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Pero esta mesa también tiene otros objetivos. Por ejemplo, el año pasado se propuso que se reunieran en enero para concertar un eventual proyecto de ley para reformar las pensiones.
Se espera que este sea el vehículo que utilicen empresarios, gobierno y centrales obreras para discutir la mencionada reforma laboral. Aunque también hay que recordar que en estos diálogos suelen invitar a expertos externos, como lo ha sido la dirección del DANE y representantes de observatorios laborales.
Una reforma no sería suficiente
Si el diagnóstico que le hizo la Misión de Empleo al mercado laboral colombiano es acertado, Colombia no necesitaría una, sino varias reformas para atacar el problema de raíz.
En la presentación del informe, los jefes de la misión ilustraron el mercado laboral como la maquinaria de un reloj, que está compuesta por diversas piezas, las cuales tienen que actuar en sincronía para que todo el mecanismo funcione. Una sola que esté defectuosa podría implicar que la máquina no ande, o que dé la hora mal.
Las piezas de esta maquinaria en Colombia son, entre otras, las empresas, el sistema de pensiones, el sistema de salud, el concepto de formalidad, la academia (porque es la que forma a los trabajadores), la justicia (que es la que vela por la garantía de sus derechos) y el Gobierno (que es el que controla y hasta fija las reglas de juego).
En todas, o por lo menos la mayoría de estas “piezas de maquinaria”, la misión encontró falencias. Es por eso que su principal recomendación es que se adelante una gran concertación y se analicen las reformas que se requieren, entendiendo que los cambios que se hagan en un área pueden repercutir en otras.
En suma, Colombia no necesitaría una, sino una serie de reformas para atacar el problema que enfrenta su mercado laboral. También se advierte que es casi que imposible que este proceso se logre completar en un solo periodo de gobierno, por lo que, a largo plazo, lo que tendría que hacer el mandato de Gustavo Petro es avanzar con lo que pueda y, en lo que no, dejar las bases para que los próximos gobiernos continúen con la construcción.
Construir sobre lo construido sería la fórmula acertada. Falta ver si se logra construir esos cimientos, y si los gobiernos futuros tienen la voluntad para continuar con la línea que se acuerde en los próximos meses.
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