¿Por qué la inflación es una de las mayores preocupaciones económicas mundiales?
El aumento de los precios es, para muchos países, una de las amenazas más grandes para continuar la reactivación de las economías. También es una fuerza que puede golpear con más fuerza justamente a los más vulnerables. Una mirada global.
La inflación es hoy por hoy uno de los mayores temores en las economías mundiales. En conjunto con la crisis de los contenedores y algunos problemas de empleo locales, la trepada de los precios al consumidor es una de las principales preocupaciones de los gobiernos y los bancos centrales en prácticamente todo el mundo.
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La inflación es hoy por hoy uno de los mayores temores en las economías mundiales. En conjunto con la crisis de los contenedores y algunos problemas de empleo locales, la trepada de los precios al consumidor es una de las principales preocupaciones de los gobiernos y los bancos centrales en prácticamente todo el mundo.
Para la muestra un botón: Estados Unidos ha pasado de utilizar palabras como transitoria y manejable a amenaza y riesgo a la hora de referirse a la inflación. El cambio ha tomado apenas unos meses para visibilizarse en los discursos y, a juzgar por las declaraciones de esta semana, ya encuentra un camino para materializarse en cambios de política económica.
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El presidente de la Reserva Federal (Fed), Jerome Powell, señaló este miércoles que la inflación se ha convertido en el enemigo número uno para mantener el crecimiento económico en el buen camino y devolver el mercado laboral a los niveles previos a la pandemia.
En un giro abrupto de política, la Fed aceleró la reducción de su programa de compra de activos y trazó una hoja de ruta para una serie de aumentos de las tasas de interés en los próximos años, iniciando con tres aumentos en 2022. Powell planteó también la posibilidad de que en poco tiempo el banco central comience a retirar liquidez del sistema financiero, lo que reduciría su enorme balance.
“En realidad, una de las dos grandes amenazas para alcanzar el máximo empleo es la alta inflación”, dijo Powell durante una conferencia de prensa, y agregó que la pandemia era la otra. “Lo que necesitamos es otra larga expansión económica, como las que hemos tenido en los últimos 40 años”.
Las proyecciones publicadas junto con el comunicado mostraron que los funcionarios esperan que sean apropiados tres aumentos de un cuarto de punto en la tasa de fondos federales de referencia el próximo año, según la estimación mediana, después de mantener los costos de endeudamiento cerca de cero desde marzo de 2020.
El camino por el que ya transita la Fed es uno por el que ya se embarcaron docenas de economías, entre esas las principales de Latinoamérica, incluyendo Colombia.
En nuestro país, los efectos de la crisis de los contenedores, junto con una mayor demanda por parte de los consumidores (en el marco de la reactivación general de la economía) han contribuido al incremento en los precios.
Estos fenómenos llevaron a que en noviembre la inflación anual se situara en 5,26 %, lo cual es considerado alto, pues el Banco de la República tiene como objetivo mantener el alza de precios de la economía entre el 2 y 4 %.
La más reciente encuesta de opinión financiera, que publicó esta semana Fedesarrollo, indicó que la mayoría de analistas espera que la inflación acabe el año muy por encima del rango meta del Banco de la República, llegando a 5,2 %.
Y si bien el conjunto del índice de precios al consumidor ha subido, lo que ha liderado esa alza en gran parte ha sido el grupo de alimentos. Entre enero y octubre de este año, la comida se ha encarecido en más de 13 %.
Esto resulta especialmente preocupante, pues es una subida de precios que impacta más duramente a los más vulnerables. “Los sectores de la población pobres y vulnerables (como los define el Dane) destinan a alimentos una proporción mayor de sus ingresos que sectores de clase media o de ingresos altos. Por tanto, el incremento en los precios de los alimentos los golpea con más fuerza. En efecto eso ha ocurrido: la inflación en el último año de la canasta de los pobres ha subido 5,5 % mientras que la de ingresos altos, menos concentrada en alimentos, ha aumentado 3,5 %. En resumen: un grupo de bienes y servicios de la canasta familiar ha subido varios órdenes de magnitud más que el resto. Infortunadamente, ese grupo pesa más en la canasta de consumo de la población con menos recursos”, argumentaba Marc Hofstetter, profesor de la U. de los Andes, en una columna para este diario.
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El reciente acuerdo sobre el salario mínimo, que fijó un alza de 10,07 % para 2022, fue ampliamente celebrado por sectores políticos y sindicales, pero, al mismo tiempo, fue duramente criticado por varios economistas. Entre otras razones, porque esta alza seguirá alimentando el fuego de la inflación, vía estímulos a la demanda y el consumo (por aquello de la mejoría en capacidad adquisitiva).
En general, muchos economistas han cuestionado las bondades de las alzas en el mínimo (sobre todo las que superan por mucho la inflación), pues se estima que la mitad de los trabajadores colombianos son informales y sus ingresos están por debajo del mínimo: el argumento básico acá es que los aumentos en el mínimo no terminan llegando a quienes más lo necesitan, necesariamente.
Desde julio de este año, la inflación lleva por encima del rango meta del Banco de la República. Por esto, desde septiembre el Emisor empezó a subir su tasa de interés para intentar controlar las presiones inflacionarias. La tasa ya se ha incrementado en 125 puntos básicos: pasando del 1,75 % (el mínimo histórico al que llegó para mitigar los efectos de la pandemia) hasta el 3 % que queda en firme desde la reunión de este viernes de la junta directiva de la entidad.
La decisión de la junta directiva era ampliamente esperada. En la más reciente Encuesta de Opinión Financiera de Fedesarrollo, todos los analistas consultados daban por hecho que el banco central elevaría sus tasas de interés.
Más del 85 % de los expertos consultados en esa encuesta esperaba que la junta directiva llevara sus tasas de interés hasta 3 %, lo que se convierte en el incremento más drástico en el año.
Para cualquiera que todavía esté casado con la idea de que la inflación elevada es un fenómeno a corto plazo y que es solo un respiro de años de lecturas demasiado bajas, este panorama puede resultar desalentador, por decir lo menos.
Los bancos centrales de todo el mundo están tomando nota de estos desarrollos y, en consecuencia, han comenzado a apretar las tuercas en sus decisiones de política monetaria.
Por ejemplo, el banco central de México aceleró inesperadamente el ritmo del aumento de las tasas de interés en su última reunión del año, debido a que la inflación más rápida en dos décadas supera la preocupación por la necesidad de estimular la economía.
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El Banco de México elevó este jueves su tasa clave en medio punto hasta el 5,5%. Banxico, como se conoce al banco central, dijo en un comunicado que su decisión fue impulsada por una evaluación a “la magnitud y diversidad de los choques que han afectado a la inflación y a los factores que la determinan, el riesgo de que se contamine la formación de precios y los retos por el apretamiento de las condiciones monetarias y financieras globales”.
Así mismo, el Banco Central de Chile elevó sus proyecciones de inflación para este año y el próximo, horas después de que aumentar la tasa de interés por cuarta reunión consecutiva en medio del crecimiento económico más rápido que se haya registrado.
Los precios subirán un 6,9 % este año y un 3,7 % en 2022, por encima de las previsiones anteriores de 5,7 % y 3,5 %, respectivamente, según el informe de política monetaria del banco publicado este miércoles. La inflación anual disminuirá hasta la meta del 3% a fines de 2023, según el documento.
Por otra parte, esta misma semana, el gobernador del Banco de Inglaterra, Andrew Bailey, dijo que una perspectiva de inflación “más persistente” estaba detrás de una sorpresiva decisión de subir las tasas de interés por primera vez en tres años.
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Las declaraciones representan un cambio de tono para el banco central del Reino Unido, que anteriormente dijo que la mayoría de las presiones sobre los precios eran temporales o “transitorias” y probablemente pasarían en los próximos meses. Ahora, Bailey espera que el índice de precios al consumidor supere el 6% en los próximos meses, el triple del objetivo del banco central.
Al convertirse en el primer banco central importante en subir su índice de referencia desde que comenzó la pandemia, el Banco de Inglaterra elevó los costos de endeudamiento en 15 puntos básicos a un 0,25%. Ningún otro banco central del Grupo de los Siete lo ha hecho desde el inicio de la crisis.