¿Por qué preocupa tanto que la inflación siga subiendo en Colombia?
Entre otras cosas, el aumento en los precios tiene implicaciones en términos de pobreza, además, ejerce presión sobre el Banco de la República, que podría seguir subiendo sus tasas de interés.
Los datos que reveló el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) este miércoles son preocupantes. En el análisis anual (es decir, la comparación entre septiembre de 2022 y el mismo mes del año pasado) el Índice de Precios al Consumidor (IPC) fue de 11,44 %, en la medición mensual (o sea, entre agosto y septiembre), creció 0,93 %.
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Los datos que reveló el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) este miércoles son preocupantes. En el análisis anual (es decir, la comparación entre septiembre de 2022 y el mismo mes del año pasado) el Índice de Precios al Consumidor (IPC) fue de 11,44 %, en la medición mensual (o sea, entre agosto y septiembre), creció 0,93 %.
Beatriz Urdinola, directora del DANE, explicó que desde 1999 no se registraba una variación anual de este calibre en la inflación. Para septiembre, el valor más alto anteriormente registrado fue de 8,97 %, en 2016.
Aunque la inflación lleva meses subiendo, la noticia sigue preocupando y merece atención. Más allá de los análisis macroeconómicos y de las palabras técnicas, los colombianos están sintiendo un golpe en el bolsillo, en especial cuando salen a mercar, pues ahí se dan cuenta de que con el mismo dinero cada vez pueden comprar menos productos.
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Las más perjudicadas son, sin duda, las personas de menores ingresos. La inflación anual de los hogares más pobres y vulnerables fue de 13,16 %, mientras que para los de clase media e ingresos altos fue de 11,60 % y 9,8 %, respectivamente.
Precio de los alimentos y su efecto en los más pobres
Un dato muy importante es el de los alimentos, que sigue siendo la categoría que más impulsa el crecimiento de los precios y, de nuevo, la situación perjudica especialmente a las personas más pobres. ¿Por qué? Básicamente, porque son las que destinan un mayor porcentaje de sus ingresos para alimentación.
En septiembre de 2022, comprar comida fue un 26,62 % más caro que en el mismo mes de 2021. Esta categoría está contribuyendo con 4,53 puntos porcentuales a la variación anual total de la inflación. Tanto así, que si no se computara la categoría alimentos en el resultado total, el IPC en su variación anual sería de 8,32 % y en su medición mensual habría llegado a 0,77 %.
En el análisis mensual, la categoría de alimentos y bebidas no alcohólicas subió 1,61 %, siendo la segunda con mayor crecimiento. En primer lugar, se encuentra la división muebles, artículos para el hogar y para la conservación ordinaria del hogar (1,65 %). Para entender este dato en perspectiva, el DANE explicó que en el histórico de septiembre (entre 2016 y 2021) se había registrado una variación promedio mensual negativa en la categoría de alimentos, con -0,10 %, muy lejos de la cifra del noveno mes de este año (1,61 %).
“Vemos incrementos asociados a frutas frescas, pero también a rubros de la canasta familiar como el arroz, los huevos y la carne de cerdo y de res, incluso el pescado. A esto se está sumando el hecho de que varios procesados nuevamente están exhibiendo presiones al alza, ese es el caso del pan. (...) Las presiones, al concentrarse en alimentos y en alojamiento, están impactando sobre todo a las personas de bajos ingresos y de ingresos vulnerables”, afirmó Jackeline Piraján, economista de Scotiabank Colpatria.
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En Colombia la línea de pobreza extrema se traza en paralelo con una canasta básica de alimentos (que a su vez proveen una cantidad mínima de calorías). Es decir, esta clasificación depende de la posibilidad de las personas de acceder, de acuerdo con sus ingresos, a un estándar de alimentación.
Como los datos actuales indican que lo que más sigue subiendo de precio en Colombia son los alimentos, la inflación puede tener un impacto definitivo en la pobreza, especialmente en la pobreza extrema, por su estrecha relación con esa categoría. El exdirector del DANE, Juan Daniel Oviedo, lo definía como “un efecto retardador de la movilidad social”.
Dicho de otra forma, con este aumento de precios muchos colombianos están dejando de comer lo mínimo necesario.
📌 Inflación y tasas de interés
El jueves pasado, la junta directiva del Banco de la República incrementó sus tasas de interés en 100 puntos básicos, llevando el indicador hasta 10 %. El emisor ha realizado nueve aumentos de sus tipos de interés desde septiembre del año pasado, de hecho, en su decisión anterior, estableció una subida de 150 puntos básicos, el segundo aumento de su tipo en este año, un alza que no tenía antecedente en la historia reciente del país.
Justamente, estas maniobras reflejan el rol central (y peligroso), que hoy tiene la inflación en el manejo macroeconómico del país. Las decisiones que viene tomando el Banco desde septiembre del año pasado tienen como objetivo cercarle el paso al crecimiento de la inflación, que lleva una trayectoria ascendente desde, por lo menos, mitad de 2021.
Para entender cuál es el papel de las tasas de interés en toda la economía, así como su incidencia en las decisiones y posibilidades de compra diarias de la gente, es útil pensar este escenario como una serie de dominós. La primera ficha es la decisión de subir y bajar las tasas y desde ahí se desprende una cadena que acaba en la góndola del supermercado o en la oficina de créditos hipotecarios de un banco.
El banco central de un país es conocido, entre otros términos, como el banco de bancos porque la entidad le presta dinero a los demás actores institucionales del sistema financiero. Y, entre otros factores, es por este papel que sus tasas de interés terminan siendo claves para toda la economía: si el Emisor sube su tasa de interés, los demás bancos verán una presión financiera para prestarle a los ciudadanos y empresas a mayores tasas también.
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Una subida de tasas de interés tiene la intención teórica de hacer un poco más escaso el dinero y de encarecer los créditos. Y estos dos elementos tienen, a su vez, la posibilidad de influir en las decisiones de consumo de las personas: si el crédito se encarece, mejor no endeudarse para comprar esa moto, carro, casa. De ahí que estas decisiones pueden ponerle un freno a la demanda, lo que a su vez puede terminar por bajar los precios y, por ese camino, empujar hacia abajo la inflación.
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Ahora bien, la última jugada del Banco va en contravía de las proyecciones y estimados que se tenían cuando se tomó la anterior decisión, en julio de este año. Para ese momento, varios analistas estimaban que aquel era el último gran incremento del año, pues se anticipaba que la inflación comenzaría una senda de ajuste. Sin embargo, las proyecciones fallaron y el emisor actuó con base en las cifras. Evidentemente, si la cosa sigue como va, los aumentos podrían seguir, encareciendo más el crédito.
Leonardo Villar, gerente general del Banco de la República, reconoció la semana pasada la preocupación por el desestímulo que implica el aumento en las tasas de interés, pero también puso sobre la mesa que es una decisión necesaria: “hay que apretar las riendas de la economía hoy, para no caer en una situación más complicada más adelante”.
A su turno, el ministro de Hacienda, José Antonio Ocampo, afirmó que “la variable más impredecible del mundo en este momento es la inflación”, reconoció que los últimos datos fueron “frustrantes”, pero también dijo que seguía optimista y que esperaba que la cifra de septiembre fuera menor. No lo fue.
Por otro lado, la encuesta del Banco de la República mostró que entre agosto y septiembre la expectativa de inflación para el final de 2023 pasó de 5,5 % a 6,3 %: las expectativas van en aumento y las cifras siguen muy lejos de la meta de 3 %.
En resumen, la inflación es la aguja que le indica al Banco de la República qué tanto apretar el acelerador con sus tasas de interés. Pero también hay que tener en cuenta lo dicho por el ministro Ocampo: los precios están subiendo no por factores de demanda, sino por cuestiones de oferta. Por ejemplo, por la guerra en Ucrania que encareció los fertilizantes y está empujando el precio de los alimentos agrícolas.
De ahí que muchos cuestionan la efectividad de elevar tasas para reducir la inflación en Colombia. Este miércoles, el presidente Gustavo Petro aseguró en su cuenta de Twitter que el aumento de las tasas “solo trasladará la recesión mundial a la economía colombiana” y que “va contra el crecimiento económico y el empleo de los colombianos”.
Petro también aseguró que la intención “tiene que ver con evitar salida de capitales por el ascenso de la tasa de interés de los EE. UU.”, que en su juicio “se podría evitar con un impuesto transitorio de remesas a capitales golondrinas”. Declaraciones que generaron polémica. (Lea: Cruce de trinos entre Petro y Banco de la República por tasas de interés)
A la larga, el impacto en la pobreza y la subida de las tasas de interés son dos de las muchas implicaciones que trae la inflación. Por ahora, los ciudadanos y los gremios siguen sintiendo el impacto, tanto de la subida de los precios, como de las medidas para contenerla.
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