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Este viernes, en la cuarta decisión de 2024, la junta directiva del Banco de la República bajó nuevamente sus tasas de interés: una reducción de 50 puntos básicos, que las llevan a 11,25 %.
La decisión de la junta marca la quinta ocasión consecutiva en la que el Banco hace una reducción en sus tasas desde que arrancó su ajuste de política monetaria en septiembre de 2021, como respuesta a los retos económicos que impuso la pandemia.
El ajuste anunciado luego de la reunión de este viernes es de la misma proporción a las últimas dos decisiones de la junta (marzo y abril).
La determinación fue tomada por mayoría: cuatro codirectores votaron por la reducción anunciada, dos lo hicieron por una baja de 75 puntos básicos, según Leonardo Villar, gerente del Banco de la República. El gerente informó que un codirector estuvo ausente de la reunión “por razones justificadas”.
La baja en las tasas era ampliamente esperada por los analistas. El descenso estuvo en línea con lo que esperaban la mayoría de consultados en la Encuesta mensual de expectativas del propio Banco, así como las proyecciones de centros de análisis como el grupo de investigaciones económicas de Corficolombiana, por ejemplo.
Según lo manifestado por el ministro de Hacienda, Ricardo Bonilla, este ajuste en las tasas le permite al país acercarse un poco más al nivel en el que se encuentra la inflación, amén de mantener un crecimiento económico sostenido, por lo que espera que el PIB de Colombia cierre 2024 con un alza del 1,7 %.
Sobre la influencia que está ejerciendo el panorama internacional sobre la economía colombiana, Bonilla resaltó que los conflictos bélicos en Medio Oriente no están teniendo un coletazo tan fuerte como sí está pasando con las decisiones que tome la Reserva Federal de Estados Unidos en torno a las tasas. Si bien esta no tiene una incidencia directa sobre las políticas y decisiones que se tomen en Colombia, el impacto que tiene en el precio del dólar puede llegar a tocar fibras tan sensibles como la inflación. De hecho, en el último mes esa divisa registró un repunte considerable, al dejar de moverse en los umbrales de los $3.800 y $3.900, para ubicarse por encima de los $4.100.
“Las primas de riesgo para el país y la tasa de cambio del peso frente al dólar se han incrementado, en un contexto en el que las condiciones financieras internacionales permanecen restrictivas”, añadió el Banco de la República.
Por su parte, el gerente del Barep, Leonardo Villar Gómez explicó que “para tener tasas de interés más bajas, es necesario que la inflación converja hacia la meta. La tasa de interés real actual es una que está en el terreno contraccionista, porque estamos en un proceso de reducción de la inflación. Afortunadamente la desaceleración de la inflación nos está permitiendo bajar las tasas. Con el nivel que tenemos aprobado para el día de hoy para la tasa de interés nominal y con la inflación que hay, el margen que hay entre ambas es de 4,1 puntos porcentuales, esa tasa es mayor a lo que se considera una tasa de interés neutral; en ese sentido consideramos que la tasa hacia el futuro debe seguir bajando y lo hará en la medida en que la convergencia de la inflación hacia la meta se vaya garantizando”.
La inflación aún no tranquiliza del todo
Las tasas del Banco de la República hay que leerlas en clave de inflación. O sea, un asunto va de la mano del otro.
El descenso que empezó el Banco en diciembre del año pasado refleja, a su vez, el camino que ha ido tomando la inflación en Colombia, que para este punto acumula más de un año de descensos consecutivos, lo que permite hablar de una tendencia clara hacia la baja, no sólo actualmente, sino hacia el futuro más inmediato.
Sin embargo, los datos más recientes del indicador (mayo) despertaron algo de preocupación entre los analistas, al ubicarse en 7,16 %.
El dato es positivo, si se tiene en cuenta que hace un año el Índice de Precios al Consumidor (IPC) se encontraba en 12,36 % y apenas mostraba las primeras señales de bajada después de haber alcanzado su pico en marzo de 2023.
Pero, a la vez, en su comportamiento mensual, la inflación se mantuvo en el mismo nivel de abril de este año, con 0,43 %.
La cifra del IPC, si bien estuvo en línea con las expectativas de analistas consultados en la encuesta del Banco de la República, preocupa un poco, pues desde el pico de marzo del año pasado, la inflación había mostrado reducciones continuas, así fueran leves (pero reducciones igual).
Así las cosas, la inflación ha ido torciendo el brazo, pero su descenso ha ido registrando una especie de desaceleración. Y esto se refleja un poco en las decisiones del Banco sobre sus tasas de interés: reducciones, pero con cautela, al menos hasta el momento.
Las proyecciones más recientes del Gobierno indican que, para finales de este año, la inflación debería cerrar en 5,3 % y para 2025 ya debería ubicarse en 3 % (que es la meta del Banco de la República), nivel en el que se mantendría hasta 2035, según las modelaciones del Marco Fiscal de Mediano Plazo.
¿Cuál es el papel de las tasas de interés en la economía?
Para entender cuál es el papel de las tasas de interés en toda la economía, así como su incidencia en las decisiones y posibilidades de compra diarias de la gente, es útil pensar este escenario como una serie de dominós. El primer dominó es la decisión de subir y bajar las tasas y desde ahí se desprende una cadena que acaba en la góndola del supermercado o en la oficina de créditos hipotecarios de un banco.
El banco central de un país es conocido, entre otros términos, como el banco de bancos porque la entidad les presta dinero a los demás actores institucionales del sistema financiero. Y, entre otros factores, es por este papel que sus tasas de interés terminan siendo claves para toda la economía: si el Emisor sube su tasa de interés, los demás bancos verán una presión financiera para prestarles a los ciudadanos y empresas a mayores tasas también.
Una subida de tasas de interés tiene la intención teórica de hacer un poco más escaso el dinero y de encarecer los créditos. Y estos dos elementos tienen, a su vez, la posibilidad de influir en las decisiones de consumo de las personas: si el crédito se encarece, mejor no endeudarse para comprar esa moto, carro, casa.
Estas decisiones, colectivamente hablando, pueden ponerle un freno a la demanda, lo que a su vez puede terminar por bajar los precios de algunos bienes y, por ese camino, empujar hacia abajo la inflación.
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