Precios al consumidor: en medio de la reactivación y las presiones logísticas
Rupturas en las cadenas de suministro, en medio de la reactivación y en la antesala navideña, llaman la atención sobre el comportamiento de la inflación en Colombia y el mundo.
Por estos días la inflación es un asunto que tiene la atención de prácticamente cualquier autoridad económica y financiera en el mundo. Como era de esperarse, con la reactivación tras los meses más críticos de la pandemia, el consumo de las empresas y de los hogares se está dinamizando y, por lo tanto, los precios vienen al alza.
En Estados Unidos, por ejemplo, la variación anual fue de 5,4 % en septiembre, por encima del 5,3 % del mes anterior. La información estadística muestra que gran parte del incremento se debe a los alimentos, la vivienda y la energía.
Sin embargo, detrás de la inflación, no solo en Estados Unidos, sino a escala global, hay algo más que solo la reactivación y el aumento en la demanda de los hogares. El comercio y la distribución alrededor del mundo vienen inmersos en lo que se ha conocido como la crisis de los contenedores y la ruptura de las cadenas de suministro: dificultades para el transporte marítimo de mercancías debido a que, desde hace meses, por las restricciones de movilidad a causa del covid, muchos contenedores quedaron fuera de su base.
Lea más sobre esto en: La silenciosa crisis de los contenedores que impulsa la inflación
Saúl Pineda, exviceministro de Desarrollo Empresarial, explica que a los contenedores les pasó algo parecido que a muchos viajeros al principio de la pandemia: así como los confinamientos sorprendieron a muchas personas por fuera de su país, así mismo ocurrió con buques y contenedores.
Conforme la economía se fue reactivando, las mercancías por exportar dejaron de encontrar espacio suficiente para ser embarcadas, mientras el costo de los fletes se ha disparado (más de cuatro veces en cuestión de un año, por ejemplo, entre China y Estados Unidos) y, en consecuencia, el precio final de muchos productos.
Eso, por un lado. Por otro, China atraviesa por una grave crisis energética a causa del incremento en precio del carbón, su principal fuente de energía. Esto ha implicado racionamientos, lo que, a su vez, ha impactado la producción agrícola (cultivos como el de soya, maíz o algodón) e industrial. Aunque haya contenedores, es más difícil que antes llenarlos.
Le sugerimos: Costos mundiales de alimentos podrían subir por situación en China
Los más recientes datos de la dinámica económica china así lo comprueban: el producto interno bruto del gigante asiático creció 4,9 % en el tercer trimestre del año, tres puntos menos que la variación vista en el segundo trimestre. Aunque el gasto de los consumidores se viene recuperando, la escasez de energía golpeó la producción. El sector inmobiliario, adicionalmente, viene de capa caída y marcado por la inestabilidad que ha supuesto la situación financiera de Evergrande.
En medio de esto, China ha aumentado sus importaciones de productos como el gas (en más de 70 %), el carbón (casi 30 %) y la soya (principalmente desde Brasil, con un repunte de 10 % en las compras a ese país). La consecuencia: un incremento en los precios internacionales de ese tipo de materias primas, pues, a mayor consumo de una potencia como China, queda menos en el mercado para el resto de los países.
Lea más en: Economía china se frena en medio de problemas inmobiliarios y escasez de energía
“Las alzas de precios producto de los cuellos de botella (...) en un contexto de fuerte demanda, mantendrán la inflación a un nivel alto, pues los desequilibrios entre la oferta y la demanda solo se resolverán progresivamente”, señaló Kathy Bostjancic, economista de Oxford Economics, para la AFP en referencia al índice de precios en Estados Unidos.
En Colombia, la situación en China y en otros países como Malasia (que ha disminuido la producción de aceite de palma) ha impactado el precio de materias primas para la producción de alimentos de animales y de aceites. En efecto, la carne de ave y los aceites comestibles están entre los alimentos que más han subido de precio, lo que de paso ha afectado el costo de la comida en restaurantes. La coyuntura se ha sumado a los coletazos que ya habían dejado los bloqueos en las vías y en los puertos en medio del paro nacional, principalmente entre abril y mayo, y al comportamiento de la tasa de cambio, que volvió a rozar los $4.000 en agosto.
Vea más de contexto: ¿Por qué la comida sigue cara?
Con estos factores en mente, el exviceministro Pineda resalta la importancia de mantener alivios y apoyos, como los dirigidos a las nóminas de las empresas, para seguir impulsando la reactivación en el país. El buen comportamiento del precio del petróleo brent (referencia para Colombia), además, puede favorecer los ingresos de la Nación, aliviar un poco las finanzas públicas en medio de las necesidades fiscales y fortalecer el peso, lo que puede también contribuir a controlar la inflación.
Pineda arroja una reflexión: “Somos muy buenos viendo el panorama global, pero nos falta más audacia para ver las oportunidades que nos genera”. Se refiere, sobre todo, a la oportunidad de impulsar una política industrial que, con encadenamientos productivos, pueda competir desde el fomento a lo nacional en sectores como el de moda, el sector automotor y el metalmecánico.
La duración del impacto en la inflación de los factores globales mencionados es incierta. Mientras autoridades en China califican todo esto como transitorio, otros cuentan con que se puede extender hasta un par de años. En Colombia, dicha incertidumbre quedó manifiesta en la última reunión de la junta del Banco de la República, en la que subieron las tasas de interés, una medida que suele contribuir a mover la inflación hacia el rango meta. Algunos miembros del órgano directivo ven las causas de la variación en los precios como temporales, mientras que otros no se atreven afirmar que así lo sean.
También le recomendamos: ¿Cómo se ha comportado la inflación en Colombia?
El mundo, además, se encamina hacia la temporada de fin de año, lo que hace temer que mayor presión por parte del consumo para Navidad siga empujando los precios hacia arriba y la disponibilidad de los inventarios hacia abajo. Lo único que parece cierto es lo que menciona Pineda acerca del contexto global: “Todo tiene que ver con todo y China tiene que ver con todos”.
Por estos días la inflación es un asunto que tiene la atención de prácticamente cualquier autoridad económica y financiera en el mundo. Como era de esperarse, con la reactivación tras los meses más críticos de la pandemia, el consumo de las empresas y de los hogares se está dinamizando y, por lo tanto, los precios vienen al alza.
En Estados Unidos, por ejemplo, la variación anual fue de 5,4 % en septiembre, por encima del 5,3 % del mes anterior. La información estadística muestra que gran parte del incremento se debe a los alimentos, la vivienda y la energía.
Sin embargo, detrás de la inflación, no solo en Estados Unidos, sino a escala global, hay algo más que solo la reactivación y el aumento en la demanda de los hogares. El comercio y la distribución alrededor del mundo vienen inmersos en lo que se ha conocido como la crisis de los contenedores y la ruptura de las cadenas de suministro: dificultades para el transporte marítimo de mercancías debido a que, desde hace meses, por las restricciones de movilidad a causa del covid, muchos contenedores quedaron fuera de su base.
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Saúl Pineda, exviceministro de Desarrollo Empresarial, explica que a los contenedores les pasó algo parecido que a muchos viajeros al principio de la pandemia: así como los confinamientos sorprendieron a muchas personas por fuera de su país, así mismo ocurrió con buques y contenedores.
Conforme la economía se fue reactivando, las mercancías por exportar dejaron de encontrar espacio suficiente para ser embarcadas, mientras el costo de los fletes se ha disparado (más de cuatro veces en cuestión de un año, por ejemplo, entre China y Estados Unidos) y, en consecuencia, el precio final de muchos productos.
Eso, por un lado. Por otro, China atraviesa por una grave crisis energética a causa del incremento en precio del carbón, su principal fuente de energía. Esto ha implicado racionamientos, lo que, a su vez, ha impactado la producción agrícola (cultivos como el de soya, maíz o algodón) e industrial. Aunque haya contenedores, es más difícil que antes llenarlos.
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Los más recientes datos de la dinámica económica china así lo comprueban: el producto interno bruto del gigante asiático creció 4,9 % en el tercer trimestre del año, tres puntos menos que la variación vista en el segundo trimestre. Aunque el gasto de los consumidores se viene recuperando, la escasez de energía golpeó la producción. El sector inmobiliario, adicionalmente, viene de capa caída y marcado por la inestabilidad que ha supuesto la situación financiera de Evergrande.
En medio de esto, China ha aumentado sus importaciones de productos como el gas (en más de 70 %), el carbón (casi 30 %) y la soya (principalmente desde Brasil, con un repunte de 10 % en las compras a ese país). La consecuencia: un incremento en los precios internacionales de ese tipo de materias primas, pues, a mayor consumo de una potencia como China, queda menos en el mercado para el resto de los países.
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“Las alzas de precios producto de los cuellos de botella (...) en un contexto de fuerte demanda, mantendrán la inflación a un nivel alto, pues los desequilibrios entre la oferta y la demanda solo se resolverán progresivamente”, señaló Kathy Bostjancic, economista de Oxford Economics, para la AFP en referencia al índice de precios en Estados Unidos.
En Colombia, la situación en China y en otros países como Malasia (que ha disminuido la producción de aceite de palma) ha impactado el precio de materias primas para la producción de alimentos de animales y de aceites. En efecto, la carne de ave y los aceites comestibles están entre los alimentos que más han subido de precio, lo que de paso ha afectado el costo de la comida en restaurantes. La coyuntura se ha sumado a los coletazos que ya habían dejado los bloqueos en las vías y en los puertos en medio del paro nacional, principalmente entre abril y mayo, y al comportamiento de la tasa de cambio, que volvió a rozar los $4.000 en agosto.
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Con estos factores en mente, el exviceministro Pineda resalta la importancia de mantener alivios y apoyos, como los dirigidos a las nóminas de las empresas, para seguir impulsando la reactivación en el país. El buen comportamiento del precio del petróleo brent (referencia para Colombia), además, puede favorecer los ingresos de la Nación, aliviar un poco las finanzas públicas en medio de las necesidades fiscales y fortalecer el peso, lo que puede también contribuir a controlar la inflación.
Pineda arroja una reflexión: “Somos muy buenos viendo el panorama global, pero nos falta más audacia para ver las oportunidades que nos genera”. Se refiere, sobre todo, a la oportunidad de impulsar una política industrial que, con encadenamientos productivos, pueda competir desde el fomento a lo nacional en sectores como el de moda, el sector automotor y el metalmecánico.
La duración del impacto en la inflación de los factores globales mencionados es incierta. Mientras autoridades en China califican todo esto como transitorio, otros cuentan con que se puede extender hasta un par de años. En Colombia, dicha incertidumbre quedó manifiesta en la última reunión de la junta del Banco de la República, en la que subieron las tasas de interés, una medida que suele contribuir a mover la inflación hacia el rango meta. Algunos miembros del órgano directivo ven las causas de la variación en los precios como temporales, mientras que otros no se atreven afirmar que así lo sean.
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El mundo, además, se encamina hacia la temporada de fin de año, lo que hace temer que mayor presión por parte del consumo para Navidad siga empujando los precios hacia arriba y la disponibilidad de los inventarios hacia abajo. Lo único que parece cierto es lo que menciona Pineda acerca del contexto global: “Todo tiene que ver con todo y China tiene que ver con todos”.