Primeros impactos de la guerra en Ucrania para el agro colombiano
Los productores colombianos reciben al menos 20 % de sus insumos agroquímicos de Rusia y los exportadores de cárnicos y lácteos tienen a este país como un importante comprador. Suspensiones en plataformas de pagos internacionales afectan a los exportadores.
Los alimentos que se producen en el campo colombiano dependen en buena parte del mercado global, ya sea porque se usan insumos que provienen de otros países o porque los mercados internacionales son el destino de estos productos. Los precios de la comida han estado por las nubes debido a la inflación que se ha generado, principalmente, por la crisis de los contenedores y la alta tasa de cambio frente al dólar, que pone más caros los insumos agrícolas.
El encarecimiento de los alimentos fue del 19,94 % a enero de este año y representó alrededor del 40 % del total de la inflación. Esto afecta en mayor medida a los más pobres y vulnerables porque son ellos quienes más recursos gastan en alimentos. De hecho, para ellos la inflación estuvo por encima del promedio (6,94 %), para los pobres fue del 8,31 % y para los vulnerables del 8,29 %.
A este panorama se le suman las tensiones e incertidumbres derivados de la invasión rusa a Ucrania y las sanciones económicas de la Unión Europea y Estados Unidos a Rusia, como consecuencia del conflicto. Todo esto afecta especialmente al agro colombiano por el lado de las importaciones y exportaciones de los alimentos.
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De acuerdo con cifras del Ministerio de Comercio, Industria y Turismo (Mincit), Rusia no es uno de los principales socios económicos de Colombia, representando menos de 1 % de las importaciones y exportaciones totales desde y hacia nuestro país.
Las cifras del DANE señalan que las compras que Colombia realizó de bienes rusos llegaron en 2021 a poco más de US$533 millones (CIF, una denominación especial para importaciones). La cifra palidece ante los totales registrados para el caso de productos chinos (US$14.795 millones), estadounidenses (US$14.071 millones) o mexicanos (US$3.800), que fueron los tres principales orígenes de las importaciones colombianas el año pasado; por cierto, esta lista la cierran Brasil, Alemania, Francia e India.
Por el lado de las exportaciones el panorama se ve de esta forma: las ventas de Colombia a Rusia en 2021 llegaron a los US$139 millones (FOB, denominación para exportaciones), mientras que las ventas a Estados Unidos (el principal destino de productos colombianos) llegaron casi a los US$11.000 millones el año pasado; los principales países que le compran a Colombia, aparte de EE.UU., son China, Panamá, India, Brasil, Ecuador y Turquía (en ese orden), según el DANE.
Ahora bien, aunque los totales pueden verse mínimos en comparación con los grandes socios comerciales de Colombia (que para ventas y compras son Estados Unidos y China), hay algunos aspectos interesantes en la relación comercial, especialmente la que tenemos con Rusia.
Le puede interesar: Así funciona la carga de profundidad de Occidente contra la economía de Rusia.
El golpe a las exportaciones
Los datos del Mincit permiten ver que, para 2021, lo que más exportó Colombia a Rusia fue carne de res congelada: este producto responde casi por el 40 % de las ventas externas hacia ese país, llegando a casi US$44 millones FOB (una denominación para exportaciones), con un crecimiento de 114 % frente a las cifras de 2020.
En el escalafón de los productos colombianos más exportados a Rusia siguen las flores y el café, respectivamente. En el primer renglón las ventas de 2021 llegaron a casi US$20 millones (crecimiento de 21,6 % frente a 2020) y a US$11,7 millones en el segundo (baja de -11,5 % en comparación con 2020).
“Hoy esas exportaciones que siguen en marcha van a tener muchísimas más dificultades para el pago de esos recursos y comercios. No solo ahí sino también para el pago del plátano, banano, cacao, incluso el sector lechero que viene incrementando sus exportaciones a Rusia. Van a tener que buscar otros compradores porque los rusos no van a tener cómo realizar las transferencias bancarias”, explica Rodolfo Correa, presidente del Consejo Nacional de Secretarios de Agricultura (CONSA).
Respecto a las exportaciones, en 2021 fueron más de 15.000 toneladas de carne que representaron US$63 millones y el papel de Rusia es relevante porque recibió entre el 50 y 55 % de estas ventas internacionales. De acuerdo con esta organización, este país también representa el 74 % de las ventas exteriores de mantequilla y el 30 % de las leches y natas, por lo que son sectores particularmente expuestos a las interrupciones y problemas derivados de la invasión rusa a Ucrania
“Hoy esas exportaciones que siguen en marcha van a tener muchísimas más dificultades para el pago de esos recursos y comercios. No solo ahí sino también para el pago del plátano, banano, cacao, incluso el sector lechero que viene incrementando sus exportaciones a Rusia. Van a tener que buscar otros compradores porque los rusos no van a tener cómo realizar las transferencias bancarias”, explica Correa.
Correa hace referencia a la exclusión del sistema Swift de varias entidades financieras rusas, que fue interpuesto por la comunidad internacional, y que busca aislar a la economía rusa del financiamiento internacional. Swift es la plataforma de transferencias financieras internacionales más aceptada, algo así como un servicio de mensajería que permite conectar instituciones bancarias en todo el mundo y por eso es uno de los principales canales para el pago de cosas como las exportaciones de un país a otro.
Entonces, una de las consecuencias colaterales es que quienes comercien con Rusia comienzan a encontrar trabas y problemas para poder mover los pagos justamente. “Eso crearía un bloqueo financiero que afectaría directamente a las exportaciones de carne y leche desde Colombia a estos destinos. Esto es preocupante”, puntualiza Álvaro López, vicepresidente del CONSA.
Puede leer: El impacto climático de la guerra en Ucrania.
El panorama de las importaciones
Por el lado de las compras a Rusia, se tiene que gran parte de los insumos agrícolas para los abonos y fertilizantes vienen de Rusia. “Del cloruro de potasio, solamente el año pasado, se importaron 72.197 toneladas de ese país y en la urea fueron 179.000 toneladas. Eso hace que Rusia represente el 20,3 % del peso total de las importaciones de esos agroinsumos para nosotros”, asegura Jorge Bedoya, cabeza de la Sociedad de Agricultores de Colombia (SAC).
Otros países de los que se traen insumos son Estados Unidos el 13,7 %, China el 13,6 %, Canadá el 10,6 % y Bielorrusia el 10,4 %. Ante las dificultades para traer los insumos para los fertilizantes y abonos, se hace necesario encontrar otras alternativas.
“Se debe tener un plan de contingencia para garantizar las importaciones a Colombia de este tipo de productos. Estamos solicitando desde el Consejo Nacional de Secretarios de Agricultura que el Gobierno Nacional tome las medidas para evitar es desabastecimiento y encarecimiento de los costos de producción. Una medida en el corto plazo sería quitarle el IVA a estos productos para que sean de fácil acceso mientras que se hacen las negociaciones con otros proveedores”, afirma López.
Desde el CONSA están en negociaciones con Estados Unidos para intentar suplir los productos que llegan desde Rusia. Este miércoles 2 de marzo la organización envió una carta a dicho país en la que proponen una alianza que “permita desarrollar un programa de suministro de fertilizantes con precios asequibles a las organizaciones de pequeños agricultores de Colombia que tienen dificultades para comprar estos productos importados debido a su alto precio”, dice la misiva.
En medio de este panorama el mayor riesgo es que haya escasez mundial, que “junto con los problemas actuales, puede tener efectos en los precios”, alerta Ángela Penagos, directora del Centro de Investigación y Desarrollo en Sistemas Agroalimentarios de la Universidad de los Andes. Añade que no cree “que la transmisión sea tan inmediata. Lo clave es ver es ante esta coyuntura cómo se mueven estos mercados y tener la facilidad de encontrar nuevos proveedores”.
También puede leer: La guerra de Rusia y la economía global.
De otra parte, para López el impacto puede verse en unos meses debido a que ya se van a comenzar las siembras y por eso se necesitan los insumos de abonos y fertilizantes. “Hay cultivos que son de corto y mediano rendimiento como el arroz, maíz, papa, yuca, que se va a ver afectados si no se toman las medidas correspondientes para evitar el desbalance financiero porque en tres, cuatro o cinco meses ya tendremos listas algunas producciones”, asegura.
Los alimentos que se producen en el campo colombiano dependen en buena parte del mercado global, ya sea porque se usan insumos que provienen de otros países o porque los mercados internacionales son el destino de estos productos. Los precios de la comida han estado por las nubes debido a la inflación que se ha generado, principalmente, por la crisis de los contenedores y la alta tasa de cambio frente al dólar, que pone más caros los insumos agrícolas.
El encarecimiento de los alimentos fue del 19,94 % a enero de este año y representó alrededor del 40 % del total de la inflación. Esto afecta en mayor medida a los más pobres y vulnerables porque son ellos quienes más recursos gastan en alimentos. De hecho, para ellos la inflación estuvo por encima del promedio (6,94 %), para los pobres fue del 8,31 % y para los vulnerables del 8,29 %.
A este panorama se le suman las tensiones e incertidumbres derivados de la invasión rusa a Ucrania y las sanciones económicas de la Unión Europea y Estados Unidos a Rusia, como consecuencia del conflicto. Todo esto afecta especialmente al agro colombiano por el lado de las importaciones y exportaciones de los alimentos.
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De acuerdo con cifras del Ministerio de Comercio, Industria y Turismo (Mincit), Rusia no es uno de los principales socios económicos de Colombia, representando menos de 1 % de las importaciones y exportaciones totales desde y hacia nuestro país.
Las cifras del DANE señalan que las compras que Colombia realizó de bienes rusos llegaron en 2021 a poco más de US$533 millones (CIF, una denominación especial para importaciones). La cifra palidece ante los totales registrados para el caso de productos chinos (US$14.795 millones), estadounidenses (US$14.071 millones) o mexicanos (US$3.800), que fueron los tres principales orígenes de las importaciones colombianas el año pasado; por cierto, esta lista la cierran Brasil, Alemania, Francia e India.
Por el lado de las exportaciones el panorama se ve de esta forma: las ventas de Colombia a Rusia en 2021 llegaron a los US$139 millones (FOB, denominación para exportaciones), mientras que las ventas a Estados Unidos (el principal destino de productos colombianos) llegaron casi a los US$11.000 millones el año pasado; los principales países que le compran a Colombia, aparte de EE.UU., son China, Panamá, India, Brasil, Ecuador y Turquía (en ese orden), según el DANE.
Ahora bien, aunque los totales pueden verse mínimos en comparación con los grandes socios comerciales de Colombia (que para ventas y compras son Estados Unidos y China), hay algunos aspectos interesantes en la relación comercial, especialmente la que tenemos con Rusia.
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El golpe a las exportaciones
Los datos del Mincit permiten ver que, para 2021, lo que más exportó Colombia a Rusia fue carne de res congelada: este producto responde casi por el 40 % de las ventas externas hacia ese país, llegando a casi US$44 millones FOB (una denominación para exportaciones), con un crecimiento de 114 % frente a las cifras de 2020.
En el escalafón de los productos colombianos más exportados a Rusia siguen las flores y el café, respectivamente. En el primer renglón las ventas de 2021 llegaron a casi US$20 millones (crecimiento de 21,6 % frente a 2020) y a US$11,7 millones en el segundo (baja de -11,5 % en comparación con 2020).
“Hoy esas exportaciones que siguen en marcha van a tener muchísimas más dificultades para el pago de esos recursos y comercios. No solo ahí sino también para el pago del plátano, banano, cacao, incluso el sector lechero que viene incrementando sus exportaciones a Rusia. Van a tener que buscar otros compradores porque los rusos no van a tener cómo realizar las transferencias bancarias”, explica Rodolfo Correa, presidente del Consejo Nacional de Secretarios de Agricultura (CONSA).
Respecto a las exportaciones, en 2021 fueron más de 15.000 toneladas de carne que representaron US$63 millones y el papel de Rusia es relevante porque recibió entre el 50 y 55 % de estas ventas internacionales. De acuerdo con esta organización, este país también representa el 74 % de las ventas exteriores de mantequilla y el 30 % de las leches y natas, por lo que son sectores particularmente expuestos a las interrupciones y problemas derivados de la invasión rusa a Ucrania
“Hoy esas exportaciones que siguen en marcha van a tener muchísimas más dificultades para el pago de esos recursos y comercios. No solo ahí sino también para el pago del plátano, banano, cacao, incluso el sector lechero que viene incrementando sus exportaciones a Rusia. Van a tener que buscar otros compradores porque los rusos no van a tener cómo realizar las transferencias bancarias”, explica Correa.
Correa hace referencia a la exclusión del sistema Swift de varias entidades financieras rusas, que fue interpuesto por la comunidad internacional, y que busca aislar a la economía rusa del financiamiento internacional. Swift es la plataforma de transferencias financieras internacionales más aceptada, algo así como un servicio de mensajería que permite conectar instituciones bancarias en todo el mundo y por eso es uno de los principales canales para el pago de cosas como las exportaciones de un país a otro.
Entonces, una de las consecuencias colaterales es que quienes comercien con Rusia comienzan a encontrar trabas y problemas para poder mover los pagos justamente. “Eso crearía un bloqueo financiero que afectaría directamente a las exportaciones de carne y leche desde Colombia a estos destinos. Esto es preocupante”, puntualiza Álvaro López, vicepresidente del CONSA.
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El panorama de las importaciones
Por el lado de las compras a Rusia, se tiene que gran parte de los insumos agrícolas para los abonos y fertilizantes vienen de Rusia. “Del cloruro de potasio, solamente el año pasado, se importaron 72.197 toneladas de ese país y en la urea fueron 179.000 toneladas. Eso hace que Rusia represente el 20,3 % del peso total de las importaciones de esos agroinsumos para nosotros”, asegura Jorge Bedoya, cabeza de la Sociedad de Agricultores de Colombia (SAC).
Otros países de los que se traen insumos son Estados Unidos el 13,7 %, China el 13,6 %, Canadá el 10,6 % y Bielorrusia el 10,4 %. Ante las dificultades para traer los insumos para los fertilizantes y abonos, se hace necesario encontrar otras alternativas.
“Se debe tener un plan de contingencia para garantizar las importaciones a Colombia de este tipo de productos. Estamos solicitando desde el Consejo Nacional de Secretarios de Agricultura que el Gobierno Nacional tome las medidas para evitar es desabastecimiento y encarecimiento de los costos de producción. Una medida en el corto plazo sería quitarle el IVA a estos productos para que sean de fácil acceso mientras que se hacen las negociaciones con otros proveedores”, afirma López.
Desde el CONSA están en negociaciones con Estados Unidos para intentar suplir los productos que llegan desde Rusia. Este miércoles 2 de marzo la organización envió una carta a dicho país en la que proponen una alianza que “permita desarrollar un programa de suministro de fertilizantes con precios asequibles a las organizaciones de pequeños agricultores de Colombia que tienen dificultades para comprar estos productos importados debido a su alto precio”, dice la misiva.
En medio de este panorama el mayor riesgo es que haya escasez mundial, que “junto con los problemas actuales, puede tener efectos en los precios”, alerta Ángela Penagos, directora del Centro de Investigación y Desarrollo en Sistemas Agroalimentarios de la Universidad de los Andes. Añade que no cree “que la transmisión sea tan inmediata. Lo clave es ver es ante esta coyuntura cómo se mueven estos mercados y tener la facilidad de encontrar nuevos proveedores”.
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De otra parte, para López el impacto puede verse en unos meses debido a que ya se van a comenzar las siembras y por eso se necesitan los insumos de abonos y fertilizantes. “Hay cultivos que son de corto y mediano rendimiento como el arroz, maíz, papa, yuca, que se va a ver afectados si no se toman las medidas correspondientes para evitar el desbalance financiero porque en tres, cuatro o cinco meses ya tendremos listas algunas producciones”, asegura.