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El International Grain Council (IGC), organismo que agrupa a los principales países importadores y exportadores de cereales, prevé una producción de 2.300 millones de toneladas de cereales como maíz, trigo, cebada o sorgo en 2023-2024. El cálculo del IGC, que excluye al arroz, indica una leve alza en la producción respecto a los resultados del 2021-2022 y es notablemente superior que el periodo 2022-2023, cuando el mercado de cereales se vio gravemente afectado por las sequías.
Y es que la producción mundial de maíz, el cereal más consumido en el mundo junto con el trigo, continúa creciendo, con una estimación de 1.220 millones de toneladas (5,5 % más que hace un año), gracias al aumento de superficie dedicada en Estados Unidos y a la buena cosecha que se espera en Brasil.
En cambio, la organización prevé que la producción de trigo baje a 784 millones de toneladas, un descenso del 2,4 % respecto al año pasado, cuando las cosechas en Rusia y Australia fueron excepcionales.
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Los riesgos por El Niño y la guerra
Así mismo, el IGC alertó sobre los posibles impactos del fenómeno de El Niño y de los riesgos ligados a la guerra en Ucrania en los cultivos de maíz y arroz.
En Asia, por ejemplo, lo que más preocupa es la influencia del fenómeno climático de El Niño, que genera un aumento generalizado de las temperaturas en el mundo.
India, que representa el 40% del comercio mundial de arroz, tomó medidas para prohibir la exportación de arroz blanco no basmati, con el fin de garantizar su abastecimiento y “atenuar el aumento de los precios en el mercado interno”.
Esta decisión podría alentar la inflación, con unos precios que ya registran una subida interanual del 30 %, advirtió Patricio Méndez del Villar, especialista en arroz y economista en el Centro de Cooperación Internacional de Investigación Agronómica para el Desarrollo (Cirad). La buena noticia es que, en palabras de Méndez, hay unas “existencias holgadas” de arroz, equivalentes al 37 % del consumo anual”, en comparación con el 25 % que había durante la crisis de 2008.
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Además, tras una sequía intensa, los riesgos climáticos en las grandes llanuras cerealeras norteamericanas han disminuido. Actualmente, la zona más seca es la de los cultivos de trigo duro en Canadá, que exporta casi 5 millones de toneladas anuales.
También hay que tener en cuenta los riesgos geopolíticos, incluyendo los bombardeos rusos en los puertos ucranianos, desde los que se exportan granos.
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