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Y entonces, sucedió: Estados Unidos anunció que vetará la importación de petróleo y gas desde Rusia. “Significa que el petróleo ruso no será aceptado en puertos de EE.UU.”, dijo Joe Biden, presidente de este país, durante una intervención en la Casa Blanca este martes.
También este martes, y casi en paralelo con la declaración de Biden, el gobierno del Reino Unido anunciaba una medida similar, aunque con un horizonte de aplicación algo más amplio. De acuerdo con Kwasi Kwarteng, ministro de Empresas, Energía y Estrategia Industrial británico, su país reducirá gradualmente las importaciones de petróleo ruso y dejará de comprar crudo a Moscú para finales de este año.
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Ese periodo de “transición” ofrecerá al mercado británico nueve meses para ajustarse a los cambios y asegurar nuevas vías de suministro una vez queden vetados el crudo y derivados del petróleo de Rusia, que representa el 8 % de la demanda británica.
Es importante aclarar acá que en el caso del Reino Unido el veto a los productos energéticos rusos sólo incluirá crudo y petróleo y deja por fuera el gas, a diferencia de Estados Unidos, porque el mercado británico descansa poderosamente sobre este combustible ruso para calentar hogares y alimentar industrias.
“Podemos tomar estos pasos cuando otros no lo logran, pero estamos trabajando cercanamente con Europa y nuestros socios para desarrollar una estrategia de largo plazo para reducir su dependencia de la energía rusa”, dijo Biden durante su declaración en la Casa Blanca.
Las palabras de Biden llegaron poco después de que la Unión Europea (UE) anunciara este martes su intención de reducir en 2021 en dos tercios sus importaciones de gas de Rusia, antes de una cumbre del bloque en que se discutirán formas de poner fin a la dependencia de los hidrocarburos rusos.
La comisaria europea de Energía, Kadri Simson, anunció que la Comisión Europea presentará en abril un proyecto de legislación para establecer un nivel promedio de almacenamiento de reservas para el mes de septiembre, con objetivos específicos para cada país.
“A finales de este año, podemos reemplazar 100.000 millones de metros cúbicos de importaciones de gas de Rusia. Eso es dos tercios de lo que importamos de ellos”, dijo en Estrasburgo, Francia, el vicepresidente de la Comisión Europea, Frans Timmermans, responsable por la formulación de políticas de la UE sobre energía y cambio climático. En su plan, la UE aspira a volverse completamente independiente del gas, el petróleo y el carbón rusos para 2030.
¿Cómo se ve un mundo sin petróleo ruso?
A diferencia de la respuesta unificada alrededor de las sanciones económicas contra personas cercanas a Putin, bancos y empresas rusas, la cuestión alrededor del gas y el petróleo es un juego enteramente diferente.
De acuerdo con cifras de la Agencia Internacional de Energía (AIE), en enero de este año, la producción rusa de petróleo llegó a 11,3 millones de barriles por día (mb/d), detrás apenas de Arabia Saudí y EE.UU., los mayores productores en el planeta. Sin embargo, la industria rusa ha logrado consolidarse como la mayor exportadora de petróleo refinado a los mercados globales y la segunda (después de Arabia Saudí) en ventas internacionales de crudo.
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Ahora bien, según la información de la AIE, 60 % de las exportaciones de petróleo ruso se va para países de la OCDE en Europa (20 % sale con destino a China), esto incluye países como Alemania o Francia, por ejemplo, lo que ayuda a entender las divisiones que hay al interior de la UE a la hora de abordar el problema energético que representa Rusia en estos momentos. Los estimados generales es que la industria rusa produce cerca del 40 % del gas que se consume en Europa, así como suministra 25 % de la demanda europea de petróleo.
Alemania, por ejemplo, es uno de los países de la UE que no ve con buenos ojos un posible corte de las compras de gas ruso. Este lunes, el canciller alemán, Olaf Scholz, aseguró que las importaciones energéticas rusas son “esenciales” para la vida diaria en Europa y el suministro continental no puede garantizarse de otra manera, en palabras reportadas por la cadena alemana Deutsche Welle.
En conjunto, este escenario también explica por qué las medidas del Reino Unido dejan por fuera, hasta el momento, al gas.
Los costos de sacar a Rusia de los mercados energéticos
Las medidas que están tomando tanto EE.UU., como el Reino Unido y la UE tendrán costos altísimos para Rusia (una economía basada en exportaciones y servicios financieros, esencialmente), pero también para quienes están impulsando estas acciones. Es una ecuación en la que, al menos en el corto plazo, nadie gana, sólo que unos pierden más que otros.
Para Steven Hamilton, doctor en Economía y profesor de la Universidad George Washington, cortar los pagos de productos energéticos es la opción nuclear en términos de sanciones y movimientos económicos como respuesta a la invasión de Ucrania.
“Sin la habilidad para financiar déficits crecientes (pocas cosas más costosas que una guerra), el gobierno ruso puede recurrir a la impresión de más dinero, algo que puede disparar una hiperinflación, como ya ha pasado en otros países”, explicó Hamilton.
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Durante su intervención de este martes, Biden aseguró que “este es un paso que estamos dando para herir más a Putin, pero va a haber costos adicionales acá, en Estados Unidos. (…) Cuando hablé de esto al principio dije que defender la libertad iba a tener costos para nosotros. Demócratas y republicanos han entendido esto. Demócratas y republicanos, por igual, han sido claros en que tenemos que hacer esto”, dijo Biden este martes.
A modo de contexto, en EE.UU., los precios de la gasolina ya tocaron niveles que no se veían desde 2008.
En la mañana de este lunes, el precio del Brent (la referencia que aplica para Colombia) rozó los US$140 por barril, acercándose a la meta máxima para este producto (US$147), que fue lograda en 2008, en medio del peor descalabro financiero en la historia reciente.
Sin embargo, al cierre de las negociaciones, el precio bajó a US$123, lo que igual sigue siendo un precio que deja de ser saludable, y deseable, incluso para quienes exportan petróleo: una escalada de este tamaño, durante un tiempo sostenido, podría terminar filtrándose en inflación vía aumentos en los costos de los combustibles.
Para la 1:00 m. (hora de Colombia), el precio del Brent se cotizaba en US$127,38, lo que mostraba un alza de más de 4 %.
De acuerdo con proyecciones de la firma Goldman Sachs, el petróleo podría alcanzar los US$150 el barril en los próximos tres meses en la medida en la que los barriles rusos comiencen a salir de circulación por cuenta de las restricciones que entrarán en efecto.
Los precios internacionales del petróleo se han disparado casi un 50% este año en medio de una situación de escasez de suministro que se ha agravado a medida que las refinerías y otros compradores comenzaron a evitar el crudo ruso en medio del ataque de ese país a Ucrania.
Por otra parte, los analistas de JPMorgan han comenzado a calcular el costo en Rusia de las sanciones económicas anuciadas (esto sin el efecto del veto al petróleo) y han concluido que el golpe a la economía rusa podría ser comparable a las consecuencias del default del país en 1998.
Ahora se espera un desplome de “máximo a mínimo” en el producto interno bruto ruso de alrededor del 11%, “en línea con la caída registrada en la crisis de deuda de 1998″, dijeron los economistas de JPMorgan en una nota a clientes.