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El crecimiento económico mundial se enfrenta a importantes desafíos y se está ralentizando debido a la inflación, afirmó este martes la OCDE en sus últimas previsiones. “El crecimiento ha perdido impulso, la elevada inflación se ha extendido por todos los países y productos, y está resultando persistente. Los riesgos están sesgados a la baja. La escasez de suministro de energía podría provocar un mayor aumento de los precios”, dijo el organismo en su informe.
Las subidas de las tasas de interés, necesarias para frenar la inflación, aumentan las vulnerabilidades financieras. “La guerra de Rusia en Ucrania incrementa los riesgos de endeudamiento en los países de bajos ingresos y la inseguridad alimentaria”, agregó la OCDE.
Según sus últimas proyecciones, el crecimiento del producto interior bruto (PIB) mundial debería alcanzar el 3,1 % este año, algo más de la mitad del 5,9 % de 2021. El descenso continuará en 2023, con un crecimiento que se estabilizará en el 2,2%, antes de subir al 2,7% en 2024, según las previsiones de la organización.
De esta manera la OCDE eleva muy ligeramente su proyección para 2022 en comparación con sus cifras de septiembre, mientras que mantiene sin cambios la proyección para el año que viene.
El crecimiento se verá afectado por factores el endurecimiento de la política monetaria, el aumento de las tasas de interés reales, la persistencia de los elevados precios de la energía, el débil crecimiento de los ingresos reales de los hogares y el descenso de la confianza.
“Estados Unidos y Europa están experimentando una brusca desaceleración y se prevé que, en 2023, las principales economías de mercado emergentes de Asia representen cerca de tres cuartas partes del crecimiento del PIB mundial”, explicó la OCDE en su informe.
Sin embargo, el organismo espera que el endurecimiento de la política monetaria y la desaceleración del crecimiento aporten a que eventualmente se modere la inflación. Además, un final de la guerra y una paz justa en Ucrania “serían el medio más eficaz para mejorar las perspectivas económicas mundiales”, declaró durante una conferencia de prensa el secretario general de OCDE, Mathias Cormann.
El panorama en Colombia
La economía colombiana crecerá un 8,1 % este año pero se prevé una desaceleración para 2023 cuando el PIB aumente un 1,2 %, según el informe de perspectivas de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) publicado este martes.
En su previsión, el organismo internacional señaló que espera que la economía colombiana tenga un leve rebote en 2024 y crezca el 1,7 %.
“Se prevé que el crecimiento del PIB se desacelere bruscamente del 8,1 % en 2022 al 1,2 % en 2023, y luego alcance el 1,7 % en 2024. El consumo y la inversión seguirán siendo moderados, ya que los hogares y las empresas se enfrentan a una inflación y unos tipos de interés elevados y a la incertidumbre sobre la situación económica y política”, dice el documento.
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La OCDE prevé que la inflación supere el 10 % este año, pero que vuelva gradualmente al rango objetivo del 2-4 % para 2024.
También espera que la política monetaria siga siendo estricta en Colombia y que cesen los aumentos de la tasa de interés una vez se estabilice la inflación y una relajación de la política a partir de 2024. Se espera que el Banco de la República “continúe elevando las tasas de política en 150 puntos básicos adicionales hasta principios del próximo año y luego las mantenga sin cambios hasta mediados de 2024″, según la OCDE.
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El pasado 28 de octubre, el Banco de la República, emisor de Colombia, anunció un incremento de 100 puntos básicos en la tasa de interés y la fijó en el 11 % como consecuencia de que “se agudizaron las condiciones financieras adversas que enfrenta la economía, causadas por factores globales y factores idiosincráticos”.
Sin embargo, la OCDE considera que “el aumento de los ingresos públicos reducirá el déficit presupuestario según los planes de gasto actuales, que incluyen un aumento necesario del gasto social. Es necesario ampliar la cobertura de la protección social y simplificar el régimen del impuesto de sociedades para lograr un crecimiento más fuerte e inclusivo”.
Desaceleración a la vista
Durante el primer semestre de 2022, la economía colombiana tuvo un crecimiento interanual de más del 10 %, impulsada principalmente por un “consumo privado vigoroso” que fue consecuencia de la recuperación del empleo y del aumento del crédito de consumo, así como por la recuperación de las inversiones.
Vale la pena mencionar que en septiembre, la tasa de desempleo se ubicó en 10,7 %, solo marginalmente por encima de los niveles previos a la pandemia. Los salarios en la manufactura y el comercio minorista aumentaron entre un 10 % y un 11 % interanual en agosto, ligeramente por encima del aumento del salario mínimo del 10 % en 2022.
Sin embargo, “el consumo cayó en el tercer trimestre y la confianza del consumidor se deterioró aún más en octubre”. De acuerdo con la OCDE, los precios de los alimentos y la energía han subido de forma especialmente pronunciada, así como de los productos manufactureros. “Las expectativas de inflación a un año se sitúan en torno al 7 % y las expectativas a dos años son 4,8 %”, explica el informe.
El organismo también relacionó la desaceleración de la economía con la depreciación del peso, “que disminuyó casi un 10 % frente al dólar estadounidense solo en octubre, ha aumentado el costo de las importaciones y la inflación. Las primas de riesgo soberano han aumentado significativamente desde 2021″.
Por su parte, las exportaciones seguirán creciendo, aunque más lentamente, beneficiándose de la mejora de la competitividad y la demanda de petróleo no ruso en las economías avanzadas. La penetración de las importaciones disminuirá hacia su nivel previo a la pandemia.
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¿Y los precios de la energía?
De acuerdo con la OCDE, la guerra entre Rusia y Ucrania ha provocado una enorme conmoción en los precios de la energía que no se veía desde la década de 1970. “El aumento de los precios de la energía lastra con fuerza la economía mundial, lo que se agravará si los niveles de gas europeo almacenados son insuficientes. Dicho escenario podría imponer un racionamiento en Europa y perjudicar también al resto de países, a medida que se disparan los precios del gas en todo el mundo”, aseguró el organismo en el informe.
Esto generaría un crecimiento menor y un incremento de los precios en Europa y en el resto del mundo. Sin embargo, en Colombia los mercados de gas y electricidad de Colombia están desvinculados de Europa.
Los precios regulados de la electricidad, la mayor parte de la cual se produce a partir de energía hidroeléctrica, se reducirán entre un 4% y un 8 % en 2023 en el país. La crisis energética está afectando a Colombia, según la OCDE, principalmente a través del precio del petróleo (que representa un tercio de sus exportaciones), impulsando las exportaciones e ingresos fiscales.
“Estos ingresos ayudarán a reponer el déficit acumulado del fondo de estabilización del precio de los combustibles (2 % del PIB en 2022 y 1,5 % en 2023), un esquema preexistente que ahora se utiliza para limitar el traspaso a los precios domésticos de los combustibles”, explica el documento.
Además, a partir de septiembre se han producido pequeños incrementos graduales en el precio regulado de la gasolina.
“Mejor de lo previsto” en América Latina
Santos Pereira afirmó que el escenario más probable previsto por la OCDE “no es una recesión mundial, sino una fuerte desaceleración de la economía mundial en 2023, con una inflación todavía elevada pero en descenso en muchos países”.
Para superar la crisis, la OCDE aboga por “un mayor endurecimiento de la política monetaria para combatir la inflación”, al tiempo que afirma que “las ayudas fiscales deben ser más específicas y temporales”.
“A menudo se necesita calibrar mejor” las ayudas “para garantizar que éstas sean solo temporales y se centren en los hogares y empresas más vulnerables, y mantengan los incentivos para reducir el consumo de energía”.
“Acelerar la inversión para adoptar y desarrollar fuentes y tecnologías de energía limpia será crucial para diversificar el suministro de energía y garantizar la seguridad energética”, afirma Santos Pereira.
Además, las consecuencias de la guerra en Ucrania, que comenzó a finales de febrero, “siguen siendo una amenaza para la seguridad alimentaria mundial, especialmente cuando se combinan con nuevos fenómenos meteorológicos extremos derivados del cambio climático”, afirma la organización.
En América Latina, la OCDE reconoce que las principales economías de la región “se han comportado mejor de lo previsto en 2022, especialmente las exportadoras de alimentos y de energía”.
Pero, al mismo tiempo, augura que ese repunte “pierda fuerza durante 2023 y 2024″ a causa del endurecimiento de las condiciones financieras mundiales y nacionales”, el final de las ayudas fiscales aún vigente y “unos precios de las materias primas menos boyantes”.
En Brasil se prevé un crecimiento del PIB del 2,8 % en 2022. La OCDE también prevé crecimientos positivos este año para Chile (1,9 %), México (2,5 %), Colombia (8,1 %) y Argentina (4,4 %), entre otros.
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