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El más reciente parte sobre la salud de la economía colombiana da cuenta de una recuperación que parece haberse solidificado en casi todos los renglones y esquinas del panorama económico nacional.
De acuerdo con el DANE, el Producto Interno Bruto (PIB) creció 8,5 % para el primer trimestre de 2022, lo que representa por sí solo una cifra récord que, sin embargo, hay que manejar con cuidado antes de calificarla como histórica y asumirla como una tarea finalizada.
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Lo de histórico en algunas voces, si bien es cierto estadísticamente, tiene mucho que ver con el efecto base. En otras palabras, lo abultado de este crecimiento también está relacionado con que veníamos de un crecimiento casi anémico en el primer trimestre de 2021, cuando el PIB llegó a 0,9 % (según la revisión de los cálculos que reveló este lunes el DANE).
Pero, en justicia, la cifra actual de PIB sí viene con buenas noticias en casi todos los sectores, especialmente en comercio, industria y las actividades artísticas, que pusieron en conjunto 5,5 puntos porcentuales del crecimiento para el primer trimestre.
Para Bruce Mac Master, presidente de la ANDI, “el crecimiento del 8,5 % del PIB nacional durante el primer trimestre del 2022, frente a ese periodo del 2021, es una excelente noticia para el país que muestra la continuidad de la tendencia favorable registrada desde el segundo trimestre del año pasado. Celebramos el comportamiento de la actividad económica que, pese a la incertidumbre derivada del contexto internacional y la pandemia aún vigente, se ha mantenido por una senda positiva que, sin duda, es favorable para el país”.
El vaso medio lleno
Las buenas noticias del PIB obedecen, bajo el análisis de Sergio Olarte, economista principal de Scotianbank, a “una recuperación relevante de la inversión que había estado bastante rezagada, un consumo de los hogares dinámico y un consumo público que se aceleró en el primer trimestre del año. Por sectores, la economía se vio beneficiada de la recuperación casi completa de la movilidad en tanto estos sectores que tienen que ver precisamente con ello —como el comercio presencial, el transporte, los restaurantes, la educación— se vieron beneficiados y crecieron a dos dígitos”.
El análisis que hacen desde BBVA Research es similar a la hora de señalar que “el consumo de los hogares siguió teniendo el mayor aporte al PIB, creciendo por encima de este y aumentando su participación dentro de la demanda agregada. Tuvo un crecimiento de 12,2 % anual y de 2,3 % intertrimestral. Su participación en el PIB pasó de 73 % en marzo de 2021, a 76 % en marzo de 2022″.
Sobre los resultados entregados por el DANE, el ministro de Hacienda, José Manuel Restrepo, celebra que estas cifras sean más altas que las pronosticadas por analistas e incluso por el Gobierno Nacional. “Vemos resultados de más de dos dígitos de crecimiento en los sectores de industria, comercio y en los relacionados con las actividades artísticas y culturales”, señala.
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Desde el punto de vista de la demanda, el jefe de la cartera de Hacienda también destacó el comportamiento que está teniendo el consumo interno y las exportaciones, así como la inversión en formación bruta de capital fijo. De continuar así, agrega, el país cumplirá con uno de los pronósticos del Fondo Monetario Internacional (FMI), que indica que Colombia será una de las economías con mayor tasa de crecimiento en el año 2022.
Acerca del crecimiento para este año, Olarte estima que la economía se expandirá por encima de 5 %.
Sin embargo, desde BBVA Research la cosa se ve un poco distinta, ya que esta unidad de análisis espera “que la economía se desacelere progresivamente desde el segundo semestre de este año, especialmente en el consumo de los hogares. Esto último será beneficioso para lograr unas mejores tasas de ahorro y niveles de apalancamiento financiero saludables para los hogares”. Las proyecciones de este grupo ponen el crecimiento anual en 4,5 % para 2022.
El vaso medio vacío
A pesar de las buenas noticias, los resultados del PIB permiten ver algunas grietas que, también en justicia, llevan un tiempo.
Los grandes lunares en el crecimiento de la economía del país, como ya los venía anunciando en enero y febrero el Indicador de Seguimiento de la Economía (ISE, que también publica el DANE) son el agro y la explotación de minas (y en general de productos energéticos).
Sobre la agricultura, Olarte aseguró que “se está viendo fuertemente afectada por los altos costos en los insumos agrícolas, principalmente por la guerra entre Rusia y Ucrania y por unos cuellos de botella que todavía se tienen en el comercio marítimo por cuenta de la política de cero covid en China”.
De acuerdo con Juan Daniel Oviedo, la contracción del agro está relacionada con varias dinámicas en el sector: una menor producción de café y una desacumulación de inventarios de arroz; esto último llevó a que la producción de este renglón registrara una contracción de -32,9 %.
Estos dos factores fueron los principales lastres para el desempeño de todo el agro en el primer trimestre, que registró una contracción general de -2,5 %.
También se sumó una baja en el consumo (y por ende la producción) de la carne bovina, debido principalmente a los incrementos de este producto, que ha sido uno de los motores de la inflación de alimentos en el país.
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De acuerdo con un informe del Ministerio de Agricultura, el comportamiento trimestral del agro se explica, en parte, por la estacionalidad en la producción de los cultivos transitorios (cereales, leguminosas y oleaginosas, raíces, tubérculos y hortalizas), que representan solo el 39 % de las áreas cosechadas del año en el primer semestre, mientras que en el segundo semestre es del 61 %. En otras palabras, esto indicaría que para el segundo semestre del año se espera tener una mayor oferta de productos del agro, lo que a su vez empujaría para arriba los valores registrados en el ISE y el PIB.
Contrario a lo que sucede con la agricultura, afectada por los costos de los insumos, la alta inflación mundial y los efectos de la invasión rusa a Ucrania, la minería tiene un escenario internacional más benévolo, con buenos precios de los commodities (materias primas).
Sin embargo, la producción de productos energéticos en el país aún no termina de ponerse a la par con el resto de la economía frente a las cifras prepandemia.
El escenario de la minería es un espejo invertido del agro: un resultado positivo, aunque modesto, para el primer trimestre de 2022 (1 %) y una caída notable frente al referente prepandemia (2019), de -15,8 % (esta última cifra en serie ajustada por estacionalidad).
Para César Ferrari, profesor titular de economía de la U. Javeriana, el desempeño de la minería en las cifras se puede atribuir a que “tenemos un rezago muy grande de inversión. La última cifra de inversión fue igual a la de 2013. La recuperación de la economía colombiana se sustentó sobre el consumo, que llegó a niveles del 87 % del PIB, lo que dio un margen muy pequeño del ahorro del 14 %, lo que hace suponer que había muy poca inversión. Como la inversión está tan rezagada seguramente la poca que se está haciendo va fundamentalmente a sostener los activos existentes para evitar su deterioro, son cifras no de expansión del capital, sino de mantenimiento de lo que hay y en la minería es fundamental la inversión, por eso creo que no se ve una recuperación importante del sector”.
¿Celebramos o no?
Para BBVA Research, “la recuperación del mercado laboral explica parte de este comportamiento (el del consumo), pero este desempeño sigue sugiriendo que el ahorro de los hogares se mantiene bajo y que el aumento de la cartera de crédito de consumo sigue siendo relevante para explicar estas cifras”.
Sin embargo, para Mario Valencia, analista, consultor y columnista de este diario, aunque sigue habiendo un comportamiento positivo de la economía, “el ritmo de crecimiento es descendente”. Y agrega: “La economía se ha recuperado pero está perdiendo fuerza, que era lo previsto desde el año pasado. Mantener un ritmo de 10,6 % anual obligaba a hacer ajustes de política económica que no se hicieron. Se evidencia, por ejemplo, que las medidas hacia el agro fueron más discurso que acciones, por lo tanto este sector está teniendo un comportamiento negativo y esta falta de oferta ejerce una presión sobre los precios”.
En la mitad, el país tiene enormes retos en la recuperación del mercado laboral, que aún registra medio millón de desempleados más que cuando empezó la pandemia. Dicho de otra forma, aún hay 500.000 personas sin empleo para, siquiera, remontar el tiempo y acercarnos a las cifras de 2019, que ya mostraban un deterioro importante del empleo.
Por otra parte, la inflación sigue siendo una de las grandes preocupaciones en el país, pues no sólo sigue creciendo en general, sino que lo sigue haciendo de la mano de incrementos en los precios de los alimentos. Y esta variable golpea con especial sevicia a los más vulnerables en la sociedad.
Y a esto habría que añadirle los retos que aún persisten en pobreza, a pesar de las mejorías que se registraron de la mano de la reactivación económica en 2021.
Diego Guevara, profesor de la Escuela de Economía de la U. Nacional, remata advirtiendo que la fiesta, quizá, es mejor aguantarla un poco: “Gran parte del 8,5 % de crecimiento que el Gobierno celebra con gran alegaría también tiene efecto base. El año de referencia, 2021, en su primer trimestre tuvo muchos rezagos de producción: si mi año anterior fue muy malo y este hice algo, pues todo va a ser maravilloso. No hay que celebrar estas cifras con gran optimismo, sino con mesura”.
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