¿Qué pasa si sube el umbral de cotización a Colpensiones en la reforma pensional?
El presidente Gustavo Petro quiere subir este umbral a cuatro salarios mínimos. La propuesta, dicen analistas, podría tener profundas implicaciones fiscales a futuro e incluso amenazaría la sostenibilidad de todo el sistema pensional.
La propuesta del presidente Gustavo Petro de incrementar el umbral de cotización a Colpensiones sorprendió a todo el mundo, incluyendo expertos, analistas y, al parecer, hasta al propio Gobierno.
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La propuesta del presidente Gustavo Petro de incrementar el umbral de cotización a Colpensiones sorprendió a todo el mundo, incluyendo expertos, analistas y, al parecer, hasta al propio Gobierno.
La reforma pensional recibió esta semana su mayor impulso hasta el momento al ser aprobada por la plenaria del Senado, lo que la lleva a tener sus dos debates de rigor en la Cámara de Representantes, en la Comisión Séptima y en plenaria.
En un principio, la reforma planteó un umbral de cotización obligatorio a Colpensiones de tres salarios mínimos. Durante el debate de la iniciativa, una multitud de analistas advirtió que esta cifra no debería ser de más de 1,5 salarios mínimos. Y luego de intensas negociaciones políticas, el texto del Senado quedó en 2,3.
La recomendación que el presidente Gustavo Petro dijo que le hará a la Cámara de Representantes de ubicar el umbral en cuatro salarios mínimos sorprende porque no sólo no estaba en el texto original de la iniciativa, sino que pertenece a los días de la campaña política.
Hasta el momento, el Ministerio de Hacienda no tiene un concepto fiscal de cuánto costaría elevar el umbral de cotización. Y esto puede resultar inquietante, por decir lo menos.
Para entender el revuelo, vamos por partes.
¿Qué significa el umbral de cotización a Colpensiones?
Como parte del pilar contributivo, la reforma establece que los aportes de todos los trabajadores formales del país se dividirían en dos vertientes, por decirlo de una forma:
Una porción se iría, obligatoriamente, para Colpensiones, y otra para los fondos privados de pensión (las llamadas AFP).
La porción que se iría para Colpensiones es, en el texto aprobado por el Senado, por ingresos de hasta 2,3 salarios mínimos. La idea de Petro es elevar esta cifra a cuatro salarios mínimos.
En el universo que plantea el presidente, una persona que gane seis salarios mínimos, por ejemplo, cotizaría por los primeros cuatro en Colpensiones y la porción restante se iría para los fondos privados.
Y una persona que cotice por tres salarios mínimos lo haría solo en Colpensiones.
¿Cuál es el problema alrededor del umbral?
Las pensiones hay que pensarlas como una suerte de partida de billar que se juega con un horizonte de décadas: un golpe a una bola ahora puede impactar otras más en 10, 15 o 20 años.
Elevar el umbral de cotización tiene dos efectos prácticos inmediatos: pone una gran porción de los ingresos de casi todos los trabajadores formales en Colombia bajo el paraguas de Colpensiones. En otras palabras, la entidad se vuelve el centro del universo pensional en Colombia.
En el corto plazo, esto implica que el fondo de ahorro al que irán esas cotizaciones crecerá sustancialmente. Este fondo, recordemos, sería manejado por el Banco de la República, por cuenta de un artículo que fue incluido en la discusión en el Senado (en buena parte porque los senadores no le creen a Colpensiones para manejar estos recursos).
De acuerdo con el Ministerio de Hacienda, entre más personas coticen en Colpensiones (o sea, entre más alto sea el umbral que quiere cambiar el presidente), más tiempo de funcionamiento tiene el fondo de ahorro.
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Pero aquí entra otro elemento: el sistema pensional es deficitario. En otras palabras, Colpensiones paga en pensiones más de lo que recibe en aportes. Y la diferencia, a favor de los pensionados, sale del dinero del Estado, del Presupuesto de la Nación.
Es por esta razón que los expertos hablan de pensiones subsidiadas en el sistema: un trabajador cotiza en Colpensiones, pero, al final de cuentas, hay una parte de su pensión que sale con cargo a la Nación (o sea, al dinero de todos), ya que su ahorro no alcanza a cubrir sus mesadas pensionales.
Subir el umbral equivale a ajustar más el nudo alrededor del cuello de alguien que está a punto de ser ahorcado. Y la propuesta de subirlo a cuatro salarios mínimos es, para algunos, no sólo un ahorcamiento seguro, sino también ponerle dinamita a la horca misma.
¿Por qué? Porque implica que Colpensiones asumirá las cotizaciones de más de 80 % de los trabajadores formales del país, según cálculos de Anif. En otras palabras, una porción grande de aportes actuales, pero muchísimas deudas más a pagar en el futuro en forma de pensiones con un cargo parcial al Presupuesto de la Nación.
“Aumentar el umbral del pilar público a cuatro salarios mínimos sería una muy mala idea. Acabaría de facto con la idea de los pilares, porque concentraría cerca del 95% de las cotizaciones en el régimen público o de prima media”, asegura Luis Fernando Mejía, director de Fedesarrollo.
Para Marc Hofstetter, profesor de la U. de los Andes y columnista de este diario, subir el umbral de cotización a cuatro salarios mínimos equivale a legislar para las personas que más ganan en este país. De acuerdo con cifras de 2023 del Ministerio de Trabajo, de los alrededor de 22 millones de trabajadores que hay en el país, menos de dos millones ganan por encima de cuatro salarios mínimos.
“Con el umbral en cuatro salarios mínimos estamos ayudando a los trabajadores del decil más grande de ingresos”, asegura Hofstetter.
De acuerdo con esta argumentación, una porción muy pequeña de trabajadores terminaría beneficiándose de tener una pensión parcialmente subsidiada con cargo a la Nación.
Además de criticar la medida por desigual, varios analistas han advertido sus implicaciones y costos fiscales a futuro.
“Tendría implicaciones negativas en el frente fiscal porque subiría aún más el costo del pilar público en un contexto en el que el espacio fiscal es limitado. Eso, aunado al hecho de que la rápida transición demográfica hace cada vez menos sostenibles los sistemas de reparto, implica que subir el umbral pondría en duda la sostenibilidad del esquema”, dice Mejía.
Si bien nadie parece tener cálculos actuales sobre qué implicaría subir el umbral de cotización a cuatro salarios mínimos (incluyendo el Minhacienda), las cuentas de qué pasaría si se hubiera dejado en tres son de todo menos optimistas.
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Entre 2023 y 2100, el costo de la reforma ascendería a $900 billones (a precios de hoy), llegando a 196 % del PIB (un aumento de 57 %), de acuerdo con cálculos de los profesores de la U. de los Andes Óscar Becerra, Daniel Mantilla y el propio Hofstetter.
Un tercio del crecimiento de ese 57 % estaría relacionado al crecimiento del umbral que, de nuevo, en estos cálculos es de apenas tres salarios mínimos.
Según modelaciones de Anif, el pasivo del sistema pensional a 2100 alcanzaría casi 194 % del PIB. Y, de este, casi 24 % estaría relacionado al hecho de tener un umbral de tres salarios mínimos. El escenario se vería peor si la propuesta del presidente Petro gana tracción en la Cámara de Representantes.
“Aunque el proyecto de ley involucra avances importantes en cobertura, se hacen con costos fiscales significativos y en un esquema que seguirá exacerbando en la etapa de retiro las inequidades observadas en el mercado laboral”, finalizan los profesores de los Andes.
El cambio que propone Petro en el umbral de cotización casi que garantiza, entonces, que el proyecto tendrá que ser concertado entre Cámara y Senado en este punto, cuando menos.
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