¿Qué tan efectiva es la mesa en la que se negocia el salario mínimo?
Por estos días, en el marco de la concertación del salario mínimo, se comenzará a oír mucho de la Comisión de Concertación de Políticas Laborales y Salariales, cuyo papel, aunque puede ser más protagónico, se reduce a unos pocos días de funcionamiento al año.
Diego Ojeda
Con diciembre llegan las decoraciones, los villancicos, los buñuelos y, cómo no, los titulares alrededor del salario mínimo.
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Con diciembre llegan las decoraciones, los villancicos, los buñuelos y, cómo no, los titulares alrededor del salario mínimo.
En Colombia, unos 2,5 millones de trabajadores dependen directamente de esta remuneración, pero los efectos del mínimo se sienten en un espectro más amplio de la economía, pues varios incrementos con el nuevo año aún están ligados al aumento de este indicador (a pesar de un proceso de desindexación que ya acumula años).
El aumento del mínimo tiene dos estados de la materia, por decirlo de una forma: o es concertado o es decretado por el Gobierno. Las negociaciones alrededor de esta remuneración se realizan a instancias de un órgano conocido como la Comisión de Concertación de Políticas Laborales y Salariales.
Esta es una mesa, contemplada por el artículo 56 de la Constitución y en la que tienen asiento el Gobierno (representado por el Ministerio del Trabajo), los representantes de los gremios empresariales (como la ANDI, Fenalco, Acopi y la SAC), además de los presidentes de las principales centrales obreras del país (CUT, CGT y CTC). En suma, empleadores, trabajadores y la cabeza regulatoria del sector.
Típicamente, la reunión del mínimo se realiza hacia finales de año porque es cuando se tienen las cifras más exactas para poder hacer un cálculo en torno al incremento salarial. Las principales variables para esto son la inflación (Índice de Precios al Consumidor -IPC-) y la productividad (la Productividad Total de los Factores -PTF-); aunque también se podrían contemplar otras como la informalidad, el desempleo y el crecimiento general de la economía.
Aunque la Comisión es especialmente popular por su papel alrededor del mínimo, sus labores no se limitan a este asunto pues, según la Constitución, la mesa también se debe dedicar a temas de políticas laborales.
Tan tradicional como la natilla de fin de año también lo son las promesas de revisar “el próximo año” diversos aspectos del mercado laboral. La mesa de concertación del salario mínimo suele operar como una especie de muro de lamentos sobre el sistema laboral que, casi sin sorpresa, quedan en eso: acusaciones y reclamos; promesas de hacer algo cuando el calendario cambie y pare de contar.
En justicia, este ha sido inusualmente activo en temas laborales, por cortesía de la reforma que transita en el Congreso y por el paro de transportadores (que obligó al Gobierno a revisar las condiciones de trabajo de varios eslabones del engranaje de este sector).
Pero incluso en un momento de reformas, la Comisión ha brillado ciertamente por su poca actividad (inexistente, según algunos).
Por ejemplo, de acuerdo con la la ANDI, aunque se reconoce que la comisión es de vital importancia para que la concertación sea siempre la prioridad a la hora de tomar decisiones que impacten el mundo del trabajo, la mesa ha demostrado no ser tan efectiva en las funciones que no se refieren a la concertación del salario mínimo, como lo fueron las reformas laborales y pensionales que se debatieron este año y de las que, aseguran, no fueron incluidos en el diálogo.
“A pesar de que se trata de una comisión permanente, en la práctica ha funcionado de forma contingente. El compromiso para este año era avanzar en el diálogo social de las reformas legislativas y la política pública de trabajo digno y decente, la instalación de una comisión sobre productividad, avanzar en la implementación del Convenio 190 y la prevención del acoso sexual, entre otras conversaciones que, lamentablemente, no se han dado. En la ANDI hemos solicitado en varias ocasiones que la comisión sea convocada para dialogar sobre algunos proyectos normativos, pero tampoco ha sido posible”, dijeron desde este gremio.
Aunque la Comisión, por mandato constitucional, está conformada por sindicatos, gremios y Gobierno (atendiendo también las recomendaciones que han hecho en la materia entidades como la Organización Internacional del Trabajo -OIT-), los integrantes pueden llevar invitados con la intención de complementar sus discusiones. Usualmente asisten la dirección del DANE y centros de pensamiento.
Uno de los expertos que ha asesorado, principalmente a organizaciones sindicales en estas conversaciones, asegura que la llamada para ponerse a hablar del mercado laboral siempre es algo que llega a finales de noviembre, cuando mucho. “La Comisión sesiona para el salario, de resto, más bien existe en el papel”, indicó, a la vez que pidió la reserva de su nombre, pues no es un vocero oficial.
Para Juliana Morad, directora del Departamento y del Observatorio Laboral de la Universidad Javeriana, esta no es una mesa que haya sido efectiva. Argumenta que no hay estudios serios que hayan salido de allí y que, por lo menos para este año, justifiquen los puntos propuestos en la reforma laboral.
“No se ve que estén abordando temas clave como el ingreso de los jóvenes al mercado laboral, la migración, lo que está pasando con el envejecimiento población, la informalidad, los costos laborales, la productividad de las empresas. Nada de eso se está discutiendo”, cuestiona, al agregar que esta mesa podría ser más interesante si se dedica a abordar este tipo de problemáticas, a la vez de ser más inclusiva con sectores que han querido aportar sin la intención de recibir una contrapartida, o que tienen una representación femenina (como es el caso de Myriam Luz Triana, la presidente de la otra facción de la CGT) y que aseguran sentirse ignorados por el Ministerio de Trabajo.
Por su parte, el presidente de la CGT, Percy Oyola, señala que en febrero de este año la comisión logró avanzar en temas puntuales, como lo fue la ratificación del convenio 190 de la OIT sobre la violencia en el lugar del trabajo, así como el nombramiento de la persona encargada de liderar la búsqueda de soluciones ante conflictos entre empleadores y trabajadores en la comisión especial de tratamiento que tiene la mencionada organización.
Fabio Arias, presidente de la CUT, señala que la comisión es suficiente para abordar los temas laborales en Colombia, incluso en la realización de trabajos e investigaciones como los que señala Morad. Sin embargo, asegura que aunque el espacio está dado hace falta más voluntad política para que ese potencial que tiene pueda ser explotado en beneficio del mercado laboral.
En suma, aunque la Comisión tiene un potencial enorme para avanzar en varios problemas, complejos y profundos, sobre el sistema laboral en el país, se limita a la concertación del mínimo. Esta discusión, por cierto, siempre promete solucionar más temas que el incremento año a año, pero al final la historia es un poco la misma: quejas, reclamos, promesas, aumento y así hasta 12 meses después.
Si hubo una oportunidad para que esta mesa reluciera fueron estos años, con el diseño de las reformas laboral y pensional que se radicaron ante el Congreso pero, como señalan empresarios y analistas, aunque hubo diálogos no hubo concertación. Aún así la herramienta está, solo falta, bueno, usarla.
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