¿Qué viene en la relación comercial entre Colombia y EE. UU.?
El momento histórico que se vive, marcado por una reactivación económica tras la pandemia, tensiones comerciales entre China y Estados Unidos, así como la guerra en Ucrania, hacen que Colombia tome fuerza en la región. Mauricio Reina, economista investigador asociado a Fedesarrollo, habla del futuro para el comercio bilateral.
Lucety Carreño Rojas
La relación entre Colombia y Estados Unidos comenzó formalmente el 19 de junio de 1822 con la llegada a Washington de Manuel Torres, el encargado de negocios de Colombia. En 1846 se firmó un Tratado de Amistad y Comercio que hoy sigue vigente. Los 200 años de relaciones diplomáticas han permitido el apoyo de Estados Unidos para que Colombia establezca las bases de su institucionalidad, recordó María Claudia Lacouture, directora ejecutiva de la Cámara de Comercio Colombo-Americana (Amcham), en conmemoración del bicentenario de la relación diplomática y el décimo aniversario del Tratado de Libre Comercio entre las dos naciones.
En la década de los 90 del siglo pasado, la cooperación de Estados Unidos estuvo enmarcada en los mecanismos de ayuda de lucha contra el narcotráfico, que incluyó la Ley de Preferencias Arancelarias (Atpa), después conocida como Aptdea, para prevenir y controlar el lavado de dinero, así como ofrecer alternativas económicas y sociales a la producción de cultivos ilícitos.
Sin embargo, dichas preferencias “las otorgaba Estados Unidos de forma temporal, voluntaria y unilateral, y cubrían tan solo 5.500 partidas arancelarias”, mencionó María Ximena Lombana, ministra de Comercio, Industria y Turismo.
Por eso, la jefa de cartera resaltó la importancia de la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio, que cumple una década el 15 de mayo de 2022, pues logró una estabilidad en las reglas de juego del comercio de bienes y servicios entre ambos países. “Además de hacer permanentes las preferencias arancelarias, se amplió su cobertura a 11.497 productos colombianos que desde ese año lograron ingresar al mercado estadounidense”, agregó.
Tras una década del TLC, las exportaciones de bienes no minero-energéticos han crecido 4,8 % en promedio anual, de acuerdo con Mincomercio. Además, desde mayo de 2012 se han exportado a Estados Unidos cerca de 800 nuevos productos y 2.051 nuevas empresas han exportado, en algún momento, productos no minero-energéticos a este destino.
Más allá de las buenas cifras, el momento histórico que se vive, marcado por una reactivación económica tras la pandemia, tensiones comerciales entre China y Estados Unidos, y la guerra en Ucrania, hacen que Colombia tome fuerza en la región y se convierta en un socio comercial más relevante para EE. UU. Hablamos con Mauricio Reina, economista investigador asociado a Fedesarrollo, conferencista en la Cumbre del Bicentenario Colombia-Estados Unidos, realizada en Bogotá, sobre la relación y las propuestas para los siguientes 10 años de comercio bilateral.
¿La coyuntura internacional abre oportunidades para que Colombia se consolide como el aliado estratégico más importante de Estados Unidos en la región?
La celebración de los 200 años de las relaciones entre Colombia y Estados Unidos se da en una coyuntura muy especial, en la que hay una serie de temas que están cambiando en el entorno y que potencian la posibilidad de que la relación de aquí en adelante sea mucho más fructífera y ofrece posibilidades para que Colombia la explote.
¿Cuáles son esos elementos del entorno que están cambiando?
Uno tiene que ver con el medioambiental. Colombia es una pequeña potencia en medio ambiente, no solo por tener el mayor nivel de biodiversidad por unidad de área en todo el mundo y una matriz energética bastante limpia (porque nuestra electricidad se produce a partir de hidroeléctricas), sino también por tener la tercera parte del territorio en la Amazonia. Además, somos unos emisores muy bajos de gases efecto invernadero. Todo eso hace que seamos muy atractivos desde el punto de vista ambiental y que necesitemos apoyo de la comunidad internacional para la preservación de esas condiciones naturales. El segundo elemento es el que tiene que ver con seguridad. Colombia tiene unas características que lo hacen muy importante para el hemisferio, como estar al lado del Canal de Panamá y tener costa en los dos océanos, pero hay problemas evidentes.
¿Qué otros elementos hay en este escenario?
Otro elemento clave del entorno es la pugna entre Estados Unidos y China por América Latina. Los niveles de inversión extranjera directa de China en la región han aumentado sustancialmente en todo este siglo. Y quizás el país que más atrás está en ese proceso de inversión de la China es Colombia, porque estamos mucho más cerca de Estados Unidos, pero también porque los intereses de los gobiernos de turno de los otros países han sido mucho más diversos desde el punto de vista político. Hoy Colombia, junto con otros tres o cuatro países de América Latina, son los únicos que juegan por una economía de mercado, un sistema democrático y los valores que representan a Occidente actualmente,
Específicamente, ¿cómo puede beneficiarse Colombia con esos factores?
Todos esos elementos del entorno hacen que haya una oportunidad por explotar para Colombia en los próximos 200 años. Esos elementos van desde el comercial, porque lo que se vio en los últimos dos años, cuando uno compara prepandemia con pospandemia, es que se diversificó la oferta exportable colombiana mostrando nuevas oportunidades que antes no se habían visto y tenemos toda la posibilidad de aprovechar eso dentro del TLC. Un segundo punto es lo ambiental y la sostenibilidad. Si somos potencia medioambiental, tenemos que hacer valer esa condición. Buscar no solamente mecanismos de crédito, de canje de crédito por no deforestación, sino fondos de inversión para convertir a Colombia en un líder en proyectos de sostenibilidad. Y en eso se puede trabajar muy de cerca con Estados Unidos.
¿Qué significa que Colombia sea el aliado preferencial estratégico no miembro de la OTAN de Estados Unidos?
Hay una ley en el Congreso de Estados Unidos que se refiere a unos nuevos términos de la asociación con Colombia, como “aliado preferencial estratégico no miembro de la OTAN de Estados Unidos”, eso quiere decir que somos para Estados Unidos un país especial, pero en segundo nivel después de los de la OTAN, que son los países con los cuales se presta asistencia militar entre ellos. Nosotros no estamos en esa condición. El término que nos asignaron tiene cuatro grandes componentes: ayuda y cooperación en seguridad, desarrollo económico y social, estrategia de nearshoring y lo ambiental. Esos capítulos buscan cubrir todas las dimensiones, es un menú de opciones y está en nuestras manos colombianas el aprovecharlas o no.
Uno de los problemas que tiene Colombia es el narcotráfico y la criminalidad. ¿Cuáles son los otros retos en el país?
Otro problema es la persistencia de la guerrilla, en concreto, el Eln y las disidencias de las Farc, que además ahora son grupos binacionales porque trabajan desde el otro lado de la frontera y eso complica las cosas. Y, otro elemento complicado, son los diferendos limítrofes que tenemos con Nicaragua y con Venezuela. No solamente por las características de esos gobiernos que complican mucho cualquier negociación o avance, sino también porque, en concreto, en el caso de Venezuela, que alberga a los grupos guerrilleros colombianos, hay un desequilibrio militar evidente. Colombia es clave para el hemisferio, pero tiene unas amenazas grandísimas alrededor.
La relación entre Colombia y Estados Unidos comenzó formalmente el 19 de junio de 1822 con la llegada a Washington de Manuel Torres, el encargado de negocios de Colombia. En 1846 se firmó un Tratado de Amistad y Comercio que hoy sigue vigente. Los 200 años de relaciones diplomáticas han permitido el apoyo de Estados Unidos para que Colombia establezca las bases de su institucionalidad, recordó María Claudia Lacouture, directora ejecutiva de la Cámara de Comercio Colombo-Americana (Amcham), en conmemoración del bicentenario de la relación diplomática y el décimo aniversario del Tratado de Libre Comercio entre las dos naciones.
En la década de los 90 del siglo pasado, la cooperación de Estados Unidos estuvo enmarcada en los mecanismos de ayuda de lucha contra el narcotráfico, que incluyó la Ley de Preferencias Arancelarias (Atpa), después conocida como Aptdea, para prevenir y controlar el lavado de dinero, así como ofrecer alternativas económicas y sociales a la producción de cultivos ilícitos.
Sin embargo, dichas preferencias “las otorgaba Estados Unidos de forma temporal, voluntaria y unilateral, y cubrían tan solo 5.500 partidas arancelarias”, mencionó María Ximena Lombana, ministra de Comercio, Industria y Turismo.
Por eso, la jefa de cartera resaltó la importancia de la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio, que cumple una década el 15 de mayo de 2022, pues logró una estabilidad en las reglas de juego del comercio de bienes y servicios entre ambos países. “Además de hacer permanentes las preferencias arancelarias, se amplió su cobertura a 11.497 productos colombianos que desde ese año lograron ingresar al mercado estadounidense”, agregó.
Tras una década del TLC, las exportaciones de bienes no minero-energéticos han crecido 4,8 % en promedio anual, de acuerdo con Mincomercio. Además, desde mayo de 2012 se han exportado a Estados Unidos cerca de 800 nuevos productos y 2.051 nuevas empresas han exportado, en algún momento, productos no minero-energéticos a este destino.
Más allá de las buenas cifras, el momento histórico que se vive, marcado por una reactivación económica tras la pandemia, tensiones comerciales entre China y Estados Unidos, y la guerra en Ucrania, hacen que Colombia tome fuerza en la región y se convierta en un socio comercial más relevante para EE. UU. Hablamos con Mauricio Reina, economista investigador asociado a Fedesarrollo, conferencista en la Cumbre del Bicentenario Colombia-Estados Unidos, realizada en Bogotá, sobre la relación y las propuestas para los siguientes 10 años de comercio bilateral.
¿La coyuntura internacional abre oportunidades para que Colombia se consolide como el aliado estratégico más importante de Estados Unidos en la región?
La celebración de los 200 años de las relaciones entre Colombia y Estados Unidos se da en una coyuntura muy especial, en la que hay una serie de temas que están cambiando en el entorno y que potencian la posibilidad de que la relación de aquí en adelante sea mucho más fructífera y ofrece posibilidades para que Colombia la explote.
¿Cuáles son esos elementos del entorno que están cambiando?
Uno tiene que ver con el medioambiental. Colombia es una pequeña potencia en medio ambiente, no solo por tener el mayor nivel de biodiversidad por unidad de área en todo el mundo y una matriz energética bastante limpia (porque nuestra electricidad se produce a partir de hidroeléctricas), sino también por tener la tercera parte del territorio en la Amazonia. Además, somos unos emisores muy bajos de gases efecto invernadero. Todo eso hace que seamos muy atractivos desde el punto de vista ambiental y que necesitemos apoyo de la comunidad internacional para la preservación de esas condiciones naturales. El segundo elemento es el que tiene que ver con seguridad. Colombia tiene unas características que lo hacen muy importante para el hemisferio, como estar al lado del Canal de Panamá y tener costa en los dos océanos, pero hay problemas evidentes.
¿Qué otros elementos hay en este escenario?
Otro elemento clave del entorno es la pugna entre Estados Unidos y China por América Latina. Los niveles de inversión extranjera directa de China en la región han aumentado sustancialmente en todo este siglo. Y quizás el país que más atrás está en ese proceso de inversión de la China es Colombia, porque estamos mucho más cerca de Estados Unidos, pero también porque los intereses de los gobiernos de turno de los otros países han sido mucho más diversos desde el punto de vista político. Hoy Colombia, junto con otros tres o cuatro países de América Latina, son los únicos que juegan por una economía de mercado, un sistema democrático y los valores que representan a Occidente actualmente,
Específicamente, ¿cómo puede beneficiarse Colombia con esos factores?
Todos esos elementos del entorno hacen que haya una oportunidad por explotar para Colombia en los próximos 200 años. Esos elementos van desde el comercial, porque lo que se vio en los últimos dos años, cuando uno compara prepandemia con pospandemia, es que se diversificó la oferta exportable colombiana mostrando nuevas oportunidades que antes no se habían visto y tenemos toda la posibilidad de aprovechar eso dentro del TLC. Un segundo punto es lo ambiental y la sostenibilidad. Si somos potencia medioambiental, tenemos que hacer valer esa condición. Buscar no solamente mecanismos de crédito, de canje de crédito por no deforestación, sino fondos de inversión para convertir a Colombia en un líder en proyectos de sostenibilidad. Y en eso se puede trabajar muy de cerca con Estados Unidos.
¿Qué significa que Colombia sea el aliado preferencial estratégico no miembro de la OTAN de Estados Unidos?
Hay una ley en el Congreso de Estados Unidos que se refiere a unos nuevos términos de la asociación con Colombia, como “aliado preferencial estratégico no miembro de la OTAN de Estados Unidos”, eso quiere decir que somos para Estados Unidos un país especial, pero en segundo nivel después de los de la OTAN, que son los países con los cuales se presta asistencia militar entre ellos. Nosotros no estamos en esa condición. El término que nos asignaron tiene cuatro grandes componentes: ayuda y cooperación en seguridad, desarrollo económico y social, estrategia de nearshoring y lo ambiental. Esos capítulos buscan cubrir todas las dimensiones, es un menú de opciones y está en nuestras manos colombianas el aprovecharlas o no.
Uno de los problemas que tiene Colombia es el narcotráfico y la criminalidad. ¿Cuáles son los otros retos en el país?
Otro problema es la persistencia de la guerrilla, en concreto, el Eln y las disidencias de las Farc, que además ahora son grupos binacionales porque trabajan desde el otro lado de la frontera y eso complica las cosas. Y, otro elemento complicado, son los diferendos limítrofes que tenemos con Nicaragua y con Venezuela. No solamente por las características de esos gobiernos que complican mucho cualquier negociación o avance, sino también porque, en concreto, en el caso de Venezuela, que alberga a los grupos guerrilleros colombianos, hay un desequilibrio militar evidente. Colombia es clave para el hemisferio, pero tiene unas amenazas grandísimas alrededor.