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En la primera jornada del Congreso Internacional FIAP Asofondos 2022 los expertos hablaron sobre qué viene para el país y cuáles son los principales retos de la economía, pero también de por qué cada año los problemas que se discuten en este tipo de espacios son los mismos, tanto así que parece que el país vive estancado en los diagnósticos.
Algunos retos
Juana Téllez, economista jefe de BBVA Research, explicó que si bien Colombia avanza a buen ritmo en la reactivación, se espera que la economía empiece a desacelerarse. Incertidumbre es la palabra que está gobernando los análisis macroeconómicos. La guerra en Ucrania, la rebaja en las perspectivas de crecimiento para China, la inflación local y global y la preocupación por el retiro de los estímulos monetarios son algunos de los factores que ponen en riesgo la recuperación.
Roberto Steiner, codirector del Banco de la República, habló sobre uno de los principales dolores de cabeza de los colombianos: el alza en los precios. El experto señala que están recibiendo críticas, desde todos los sectores, por el aumento en las tasas de interés; mientras para algunos el aumento es “agresivo”, para otros el Banco ha sido muy laxo. Aunque reconoce que cuestionar las decisiones es legítimo, critica a quienes aprovechan la situación para atacar la institucionalidad.
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De hecho, recordó que en 1991 la Constitución creó un banco central independiente con el mandato de mantener una inflación baja y estable, un objetivo que tiene en cuenta que la inflación es el fenómeno más regresivo de todos, ya que el aumento en los precios afecta más a quienes tienen menores ingresos. Por eso, afirma el experto, atacar la inflación es también atacar la pobreza y es una prioridad. “No olvidemos que esta noción de propender por una inflación baja y estable no se le ocurrió a cinco tecnócratas (...) este es un mandato que nos dio una asamblea constituyente”, afirmó.
La inflación ha golpeado las finanzas de los hogares colombianos. Según el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) el Índice de Precios al Consumidor (IPC) en marzo llegó al 8,53 %, impulsado, especialmente, por alimentos y bebidas. Según la encuesta de opinión financiera de Fedesarrollo, los analistas prevén que a final de año la inflación cerrará en 7 %, una predicción superior a la del mes pasado.
Por su parte, José Ignacio López, director de estudios económicos de Corficolombiana, dijo que en este momento el mayor riesgo para la economía es la guerra en Ucrania, teniendo en cuenta, entre otras cosas, que Rusia es un gran exportador de petróleo y juega un papel importante en los mercados de gas, níquel y fertilizantes.
Una situación que llega en medio de la recuperación y en un país que tiene asuntos pendientes. “No hemos podido terminar de financiar los nuevos compromisos que asumió el Estado en 1991 (...) En la coyuntura tenemos un déficit creciente en la medida en que estamos subsidiando el precio del combustible”, dijo López. Frente a este último punto, aseguró que dichos subsidios también son regresivos. Steiner agregó otro elemento: es incoherente con la meta de tener un país “más verde”.
El debate del subsidio a los combustibles revivió este miércoles, cuando el Ministerio de Hacienda y el Ministerio de Minas anunciaron la creación de una hoja de ruta para mitigar la acumulación de déficits en el Fondo de Estabilización de Precios de los Combustibles (FEPC), el recurso con el que cuenta el país para evitar las altas volatilidades en los precios de los combustibles. Vale la pena recordar que la situación se ha complicado por los precios internacionales del petróleo y los niveles de la tasa de cambio.
Una solución que plantea el director de Corficolombiana es ajustar esos subsidios gradualmente, mientras que Steiner considera una opción: subsidiar el transporte en lugar del combustible.
Entre otros temas a considerar, Téllez dice que la economía colombiana está ahorrando muy poco, pues antes de la pandemia se ahorraba el 17 % del PIB, ahora es de 13 %. “Esa baja del ahorro es culpa de los temas fiscales, hay un tema de pandemia que es explicable, pero no que no debe ser permanente”. El déficit de cuenta corriente es otro hecho que evidencia la necesidad de seguir avanzando.
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¿Y los resultados?
Los expertos coinciden en que no hay resultados, aunque el país lleva años hablando sobre los mismos problemas.
“Siempre se dice que Colombia está sobrediagnosticada, que sabemos qué pasa, cuál es la reforma ideal. Hay consensos en un equipo técnico donde está el sector público y donde los miembros del sector privado estamos interpretando y ayudando a mostrarlo al exterior, pero siempre nos quedamos cortos. Hacemos los cálculos, pensamos el escenario ideal, pero se nos olvida ver si esto es viable, si esto efectivamente lo recibirá bien el resto de la población y si tiene el poder de pasar los escenarios políticos”, afirma Téllez.
Para la experta también hace falta traducir para la población los estudios y análisis y lograr explicar de manera clara por qué son necesarios los cambios y cómo se pueden efectuar.
Steiner, por su parte, llamó la atención sobre el número de misiones de expertos que han dejado los últimos gobiernos sin que de ellas se desprenda una acción real. Para él, las misiones nacen de la motivación de los Gobiernos de dejar un legado “porque no fueron capaces de hacer las reformas”.
“Para cambiar una ley toca entender la realidad política. (...) Las misiones que hemos hecho han sido sobre diagnósticos para producir el mundo deseable. Sobra que hagamos más diagnósticos y ¿a quién le interesan más propuestas de lo deseable? Necesitamos propuestas sobre lo posible”. En su intervención el codirector llamó la atención sobre la importancia de dejar de señalar dónde está el país y dónde debería estar y pasar a contemplar elementos de la viabilidad política.
Sin embargo, para López “quizá no estamos diagnosticando bien”, en parte porque por fuera de la ecuación queda el factor político y social.
Transcender lo técnico, enfocar los estudios en soluciones que sean posibles y contemplar la viabilidad política son algunas de las ideas que dejaron los tres expertos.
Para hacer la cuenta, en este gobierno se realizaron misiones de empleo y de beneficios tributarios. Y, aunque fueron presentadas cuatro reformas fiscales, las recomendaciones de los expertos no fueron acogidas en una buena porción. De reforma laboral lo único que hay hasta el momento es el consenso alrededor de la necesidad de hacerla, pero nada más. Lo mismo sucede con las pensiones.
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Un sistema pensional que no pensiona
El país lleva años esperando una reforma en este tema, de ahí que este es un muy buen ejemplo de lo que ya está diagnosticado. El problema más preocupante es la cobertura: en Colombia solo uno de cada cuatro adultos mayores alcanza una pensión.
Expertos de todos los sectores coinciden en que el sistema está mal, aunque los análisis varían y las opciones para solucionarlo también. De acuerdo con la Misión de Empleo el trabajador promedio tendría que laborar 58 años para jubilarse en Colpensiones y 52 años en el caso de las administradoras de fondos de pensiones (AFP), teniendo en cuenta el tránsito constante entre la formalidad y la informalidad y el requisito mínimo de semanas (1.300 en Colpensiones y 1.150 en las AFP).
A este problema se le suman varios más, como la sostenibilidad del sistema y lo inequitativo que es. De acuerdo con la Misión de Empleo, el 70 % de los 1,5 puntos del PIB de gasto público que se destinan para subsidiar las pensiones en Colpensiones van a parar a familias que están en los dos deciles más altos de la distribución del ingreso, o sea, quienes menos necesitan subsidios.
Pero no solo hay lecturas del problema, también hay varias propuestas de reforma pensional sobre la mesa. Algunas incluyen la creación de un sistema de pilares. (Le recomendamos: ¿Cómo encajarían las AFP y Colpensiones en la próxima reforma pensional?)
Al final se tiene un poco más de lo mismo: diagnósticos a dos manos, que no terminan de traducirse en acciones por falta de voluntad política. Toda una reflexión en tiempos electorales.
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