Esta es la recomendación de Fedesarrollo para el aumento del salario mínimo
Este miércoles podría darse un anuncio alrededor del salario mínimo para, aunque la ventana para llegar a un incremento concertado se ha ido cerrando en las últimas semanas.
Para este punto, un aumento concertado del salario mínimo para 2025 se ve algo distante, luego de que el primer plazo de la negociación se cumpliera el pasado domingo sin acuerdo alguno.
Aunque aún hay plazo para concertar, todo pareciera indicar que será el Gobierno el encargado de decretar el aumento que tendrá el mínimo para 2025. ¿Por qué?
Lo primero que hay que decir es que del lado de los empresarios no hay una propuesta unificada sobre la mesa. Sólo un gremio (Acopi, que agrupa mipymes) puso un número para negociar. En segundo lugar, esta cifra está en línea total con la inflación que se espera para 2024 (alrededor de 5,2 %, según el Banco de la República), por lo que no habría un aumento real en el salario, sino apenas una compensación por el alza en el costo de vida.
Esta propuesta, sin embargo, al no ser unificada entre todos los gremios, no tiene efectos reales sobre la negociación en la mesa.
En tercer lugar, las centrales obreras sí pusieron sobre la mesa una cifra, pero su valor genera una amplia brecha entre un lado de la negociación y el otro: los sindicatos buscarían un aumento de 12 %, más del doble de la inflación con la que acabaría 2024.
De acuerdo con el Ministerio de Trabajo, si de aquí a mañana no se logra un acuerdo, es posible que el Gobierno tenga que intervenir en la discusión y decretar el aumento, como se ha hecho en tantas otras ocasiones.
Vale recordar que, en la última década, tan sólo en cuatro años se ha logrado una concertación. En la mayoría de ocasiones, el desacuerdo entre las partes ha obligado al Gobierno de turno a tomar esa decisión.
¿Qué recomienda Fedesarrollo alrededor del mínimo?
Para este centro de pensamiento económico, el aumento en el mínimo debe ir en línea con la inflación causada en el año, pues un incremento que supere significativamente el IPC “podría generar distorsiones en el mercado laboral, incentivando la informalidad, limitando la generación de empleo formal y afectando la competitividad de sectores intensivos en mano de obra”.
Es por esto que la recomendación de Fedesarrollo es que el incremento “se limite a un incremento en torno al 6%, reflejando la inflación esperada y las condiciones específicas de la productividad de los trabajadores más vulnerables”. Esta cifra “representaría un equilibrio entre la inflación proyectada y las limitaciones en el crecimiento de la productividad de los trabajadores, minimizando posibles efectos adversos en el mercado laboral y la inflación del próximo año”, se lee en el documento.
Así mismo, el centro de pensamiento también llama la atención sobre la continuación en la labor de desligar cobros y costos de la economía al aumento del mínimo (un proceso que se conoce como desindexación) para evitar mayores impactos inflacionarios que puedan interferir en la recuperación económica de 2025.
Además de esto, Fedesarrollo también hace énfasis en otras medidas en el mercado laboral, como “promover la formalización a través de incentivos para empresas y trabajadores, flexibilizar las condiciones de contratación para dinamizar la generación de empleo, y ampliar la cobertura de programas de capacitación y educación orientados a sectores con mayor potencial de crecimiento”.
El debate alrededor de la productividad
En su informe, Fedesarrollo también hace algunas anotaciones alrededor de la cifra de productividad, que es una de las variables que se tiene en cuenta a la hora de la negociación del mínimo.
En el marco de las reuniones de la Comisión de Concertación de Políticas Laborales, el DANE presentó las cifras de productividad de la economía y de los trabajadores. Estas suscitaron una discusión de parte de centros como Fedesarrollo, a la par de Anif y gremios como la Andi (que representa a los industriales).
Según el DANE, para los tres primeros trimestres del año la Productividad Total de los Factores (PTF) fue del 1,73 %; la Productividad laboral por horas fue del 3,43 % y la Productividad laboral por persona fue del 1,76 %.
La entidad aseguró que la medición de productividad se hizo tomando en cuenta una metodología estándar internacional, recomendada por organizaciones como la OCDE.
Según el documento de recomendación del aumento que publicó Fedesarrolllo, “la definición de productividad relevante para el incremento del salario mínimo debe reflejar el contexto económico actual, marcado por un bajo crecimiento económico y del empleo”.
Y agrega: “Un aspecto clave en esta discusión es que la variable relevante no es el crecimiento total de la productividad laboral, que incluye a todos los trabajadores ocupados, sino la productividad laboral específica de aquellos cuyos ingresos están alrededor del salario mínimo. Según estimaciones de Fedesarrollo, mientras la productividad laboral total de la economía creció 2,7 % en lo corrido del año a tercer trimestre, la de los trabajadores que devengan menos de dos salarios mínimos registró una contracción del 1,2 %”.
Los otros elementos de la mesa de negociación del mínimo
El salario mínimo es un tema que le pega a muchos, más allá de si se gana directamente este ingreso. Cobros como los copagos al sistema de salud, el precio de la vivienda de interés social, ciertos trámites administrativos, así como el cálculo para las nuevas tarifas en los sistemas de transporte público dependen de lo que se acuerde en esta mesa.
Como la premisa de la comisión es preservar el poder adquisitivo de los trabajadores, en los últimos años se ha buscado avanzar en desamarrar más cobros del salario mínimo (la famosa desindexación). Hasta la fecha se han desvinculado 188 cobros, y se espera que este año se logre avanzar en otros vinculados al sector de vivienda.
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Para este punto, un aumento concertado del salario mínimo para 2025 se ve algo distante, luego de que el primer plazo de la negociación se cumpliera el pasado domingo sin acuerdo alguno.
Aunque aún hay plazo para concertar, todo pareciera indicar que será el Gobierno el encargado de decretar el aumento que tendrá el mínimo para 2025. ¿Por qué?
Lo primero que hay que decir es que del lado de los empresarios no hay una propuesta unificada sobre la mesa. Sólo un gremio (Acopi, que agrupa mipymes) puso un número para negociar. En segundo lugar, esta cifra está en línea total con la inflación que se espera para 2024 (alrededor de 5,2 %, según el Banco de la República), por lo que no habría un aumento real en el salario, sino apenas una compensación por el alza en el costo de vida.
Esta propuesta, sin embargo, al no ser unificada entre todos los gremios, no tiene efectos reales sobre la negociación en la mesa.
En tercer lugar, las centrales obreras sí pusieron sobre la mesa una cifra, pero su valor genera una amplia brecha entre un lado de la negociación y el otro: los sindicatos buscarían un aumento de 12 %, más del doble de la inflación con la que acabaría 2024.
De acuerdo con el Ministerio de Trabajo, si de aquí a mañana no se logra un acuerdo, es posible que el Gobierno tenga que intervenir en la discusión y decretar el aumento, como se ha hecho en tantas otras ocasiones.
Vale recordar que, en la última década, tan sólo en cuatro años se ha logrado una concertación. En la mayoría de ocasiones, el desacuerdo entre las partes ha obligado al Gobierno de turno a tomar esa decisión.
¿Qué recomienda Fedesarrollo alrededor del mínimo?
Para este centro de pensamiento económico, el aumento en el mínimo debe ir en línea con la inflación causada en el año, pues un incremento que supere significativamente el IPC “podría generar distorsiones en el mercado laboral, incentivando la informalidad, limitando la generación de empleo formal y afectando la competitividad de sectores intensivos en mano de obra”.
Es por esto que la recomendación de Fedesarrollo es que el incremento “se limite a un incremento en torno al 6%, reflejando la inflación esperada y las condiciones específicas de la productividad de los trabajadores más vulnerables”. Esta cifra “representaría un equilibrio entre la inflación proyectada y las limitaciones en el crecimiento de la productividad de los trabajadores, minimizando posibles efectos adversos en el mercado laboral y la inflación del próximo año”, se lee en el documento.
Así mismo, el centro de pensamiento también llama la atención sobre la continuación en la labor de desligar cobros y costos de la economía al aumento del mínimo (un proceso que se conoce como desindexación) para evitar mayores impactos inflacionarios que puedan interferir en la recuperación económica de 2025.
Además de esto, Fedesarrollo también hace énfasis en otras medidas en el mercado laboral, como “promover la formalización a través de incentivos para empresas y trabajadores, flexibilizar las condiciones de contratación para dinamizar la generación de empleo, y ampliar la cobertura de programas de capacitación y educación orientados a sectores con mayor potencial de crecimiento”.
El debate alrededor de la productividad
En su informe, Fedesarrollo también hace algunas anotaciones alrededor de la cifra de productividad, que es una de las variables que se tiene en cuenta a la hora de la negociación del mínimo.
En el marco de las reuniones de la Comisión de Concertación de Políticas Laborales, el DANE presentó las cifras de productividad de la economía y de los trabajadores. Estas suscitaron una discusión de parte de centros como Fedesarrollo, a la par de Anif y gremios como la Andi (que representa a los industriales).
Según el DANE, para los tres primeros trimestres del año la Productividad Total de los Factores (PTF) fue del 1,73 %; la Productividad laboral por horas fue del 3,43 % y la Productividad laboral por persona fue del 1,76 %.
La entidad aseguró que la medición de productividad se hizo tomando en cuenta una metodología estándar internacional, recomendada por organizaciones como la OCDE.
Según el documento de recomendación del aumento que publicó Fedesarrolllo, “la definición de productividad relevante para el incremento del salario mínimo debe reflejar el contexto económico actual, marcado por un bajo crecimiento económico y del empleo”.
Y agrega: “Un aspecto clave en esta discusión es que la variable relevante no es el crecimiento total de la productividad laboral, que incluye a todos los trabajadores ocupados, sino la productividad laboral específica de aquellos cuyos ingresos están alrededor del salario mínimo. Según estimaciones de Fedesarrollo, mientras la productividad laboral total de la economía creció 2,7 % en lo corrido del año a tercer trimestre, la de los trabajadores que devengan menos de dos salarios mínimos registró una contracción del 1,2 %”.
Los otros elementos de la mesa de negociación del mínimo
El salario mínimo es un tema que le pega a muchos, más allá de si se gana directamente este ingreso. Cobros como los copagos al sistema de salud, el precio de la vivienda de interés social, ciertos trámites administrativos, así como el cálculo para las nuevas tarifas en los sistemas de transporte público dependen de lo que se acuerde en esta mesa.
Como la premisa de la comisión es preservar el poder adquisitivo de los trabajadores, en los últimos años se ha buscado avanzar en desamarrar más cobros del salario mínimo (la famosa desindexación). Hasta la fecha se han desvinculado 188 cobros, y se espera que este año se logre avanzar en otros vinculados al sector de vivienda.
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