Salario mínimo: esto es lo que se viene tras el aumento decretado por el Gobierno

Luego de semanas de negociaciones, el aumento del salario mínimo terminó siendo definido por decreto por el Gobierno de Gustavo Petro, aunque quedaban varios días para el plazo máximo que tenía este proceso.

Luego de semanas de negociaciones, el aumento del salario mínimo terminó siendo definido por decreto por el Gobierno de Gustavo Petro, aunque quedaban varios días para el plazo máximo que tenía este proceso.

Este martes, desde Zipaquirá, el presidente Gustavo Petro anunció que el aumento del mínimo para 2025 quedó fijado en 9,5 %, lo que representa un aumento de $123.500. De esta manera, la remuneración llegará a $1.423.500 en 2025 (más el auxilio de transporte, que subirá $200.000).

El aumento decretado por el Gobierno se dio luego de que las posiciones en la Comisión de Concertación de Políticas Salariales no lograran encontrarse.

La negociación comenzó hace unas tres semanas e incluyó los encuentros formales (con un primer plazo que llegó sin acuerdo el 15 de diciembre), así como reuniones bilaterales (entre las partes y el Ministerio de Trabajo).

Lo primero que hay que decir es que del lado de los empresarios no hubo una propuesta pública unificada sobre la mesa. Sólo un gremio (Acopi, que agrupa mipymes) puso un número para negociar. En segundo lugar, esta propuesta estaba en línea total con la inflación que se espera para 2024 (alrededor de 5,2 %, según el Banco de la República), por lo que no habría un aumento real en el salario, sino apenas una compensación por el alza en el costo de vida bajo esa perspectiva.

Sin embargo, de forma privada, los empresarios incrementaron su propuesta con miras a un acuerdo negociado. El incremento de los gremios, según aseguraron en un comunicado publicado en la mañana de este martes, incluía el aumento de inflación esperado para el año (5,2 %) más “el dato de productividad total de los factores que había informado el DANE”, se lee en el documento. Esto implica que el aumento buscado desde este lado de la discusión estuvo apenas por debajo de 7 % (6,93 % para ser exactos).

Las centrales obreras sí pusieron sobre la mesa una cifra, pero su valor generó una amplia brecha entre un lado de la negociación y el otro: los sindicatos buscarían un aumento de 12 %, más del doble de la inflación con la que acabaría 2024.

Según algunas fuentes, los representantes de los trabajadores estaban dispuestos a ceder en algunos puntos, pero mantenían su postura en que el aumento debería estar en el doble dígito.

Las agremiaciones empresariales lamentaron a través de su comunicado que, aunque legalmente se tiene hasta el 30 de diciembre para llegar a un acuerdo, el Gobierno hubiera decidido, de forma unilateral, definir el incremento salarial.

“Insistimos en la importancia de que el incremento que defina el Gobierno sea consecuente con las metas que tiene Colombia de continuar con la reducción de la inflación, que sin duda alguna es especialmente importante para los trabajadores y hogares colombianos, que son quienes sufren el mayor golpe cuando se presenta ese fenómeno económico”, se lee en el documento.

Las consecuencias del aumento del salario mínimo

El aumento decretado por el Gobierno se ubica casi en la mitad de las orillas de la negociación, lo que es leído por algunos como una solución más política que técnica. Un analista definió el aumento como una concesión “a las bases políticas del Ministerio de Trabajo y del propio Gobierno”.

El salario mínimo es un tema que le pega a muchos, más allá de si se gana directamente este ingreso. Cobros como los copagos al sistema de salud, el precio de la vivienda de interés social, ciertos trámites administrativos, así como el cálculo para las nuevas tarifas en los sistemas de transporte público dependen de lo que se acuerde en esta mesa.

Si bien se ha ido avanzando en desvincular cobros y servicios del aumento del mínimo, este indicador sigue pesando fuertemente en la economía, a través de asuntos como el salario mínimo integral o la contratación de personal formalizado en empresas y comercios.

Hasta la fecha, según el Ministerio de Hacienda, se han desindexado 204 cobros y servicios del mínimo y se espera que en 2025 se pueda avanzar en desvincular temas en el sector de vivienda, especialmente.

El renglón en donde más se han desindexado cobros es el de Transporte, con 42 ítems. Le siguen Hacienda y Laboral y Pensional (en ambos casos se cuentan 22 puntos). Y cierran el top tres los sectores TIC y Justicia (con 19 cada uno).

De acuerdo con cifras de ANIF, el aumento del mínimo por encima de los límites de la inflación (un asunto que se ha vuelto más acuciado en años recientes), han llevado a que trabajadores que antes devengaban más del mínimo terminen cobijados por este, empobreciendo a un segmento de la población, básicamente.

Cifras del Observatorio Fiscal de la U. Javeriana también van en línea con esta conclusión. “La distribución salarial muestra que, aunque el mínimo ha aumentado nominalmente, la proporción de trabajadores que ganan más del salario mínimo ha disminuido de forma considerable. En 2013, el 41 % de los trabajadores colombianos ganaba entre uno y tres salarios mínimos, pero en 2023 esta cifra cayó al 34 %”, se lee en un análisis del Observatorio.

Y agrega: “Los datos reflejan una creciente concentración de los ingresos en torno al salario mínimo, lo que sugiere que, aunque los aumentos son evidentes, no están beneficiando las ganancias de los trabajadores y en lugar de tener un mercado laboral donde los salarios estén creciendo, los salarios más frecuentes de los colombianos trabajadores son menos o exactamente el mínimo. Cada vez más, el salario mínimo, en la distribución salarial deja de ser un mínimo y es aspiracional para casi la mitad de los trabajadores del país”.

En su momento, Fedesarrollo recomendó que el alza se ubicara alrededor de 6 %, pues esta cifra “representaría un equilibrio entre la inflación proyectada y las limitaciones en el crecimiento de la productividad de los trabajadores, minimizando posibles efectos adversos en el mercado laboral y la inflación del próximo año”.

De fondo, el argumento alrededor de pegarse a la inflación es, justamente, para evitar presiones sobre el costo de vida del próximo año, pero también para tratar de evitar que la contratación formal en el país se resienta.

Fuentes del Gobierno aseguran que el impacto del mínimo en la inflación no se da de forma tan directa como lo han dicho algunos analistas, a la vez que mantienen una proyección del IPC a la baja para 2025. Se espera que, para el segundo semestre del próximo año, el indicador se aproxime a la meta del Banco de la República (3 %).

Durante el anuncio del aumento, Petro destacó que el incremento del salario mínimo tuvo en cuenta las caídas en la inflación general (que cerrará el 2024 en 5 %, según las previsiones del presidente) y en la inflación de alimentos (que podría terminar el 2024 en un 2,7 %, según estimó Petro).

El presidente precisó que, si bien el aumento decretado del salario mínimo para 2025 será del 9,5 %, el crecimiento real de esta prestación será de 6,54 %, teniendo en cuenta que la inflación podría cerrar en 2025 en un 3 %. “Por tercera vez ha crecido el salario mínimo en Colombia en términos reales. En los tres años que llevamos, hemos incrementado el salario mínimo un 30 % o un 35 % en términos reales. Tenemos que hacer un mayor esfuerzo el año entrante”, indicó el mandatario.

Además, el presidente aprovechó la firma del decreto del salario mínimo de 2025 para referirse a las alertas de los gremios empresariales sobre el empleo y los costos laborales para el próximo año.

“Dice el empresariado grande de Colombia, reunido en la ANDI, en la SAC, que si yo crezco el salario mínimo se desploma la economía nacional. Eso no es cierto”. Y agregó: “Llevamos subiendo el salario mínimo real muy por encima de la inflación. En 2022, en 2023 y ahora en 2024, lo que ha hecho la economía es crecer (...). Si el salario mínimo crece, hace crecer la economía”.

Sin embargo, el aumento decretado para 2025 es, desde 2020, uno de los que más se ha alejado de la inflación proyectada para el año vencido. Y esto se da en un momento en el que, se espera, el crecimiento económico para el próximo año termine de despegar después de los malos resultados de 2023 y la lenta recuperación de 2024.

El temor de analistas es que el incremento del mínimo ralentice la bajada en inflación, lo que podría, a su vez, desacelerar el ritmo de bajada en las tasas de interés del Banco de la República y, por esta vía, desestimular el crecimiento de la economía en general.

A su vez, un aumento como el decretado por el Gobierno Petro le pone más presión a las finanzas públicas y, en general, al panorama fiscal del país. Esto pues en los próximos meses debe negociarse el aumento de los salarios en el sector público que, si bien no tienen como base técnica el mínimo, sí suele tomarse como un punto de referencia.

En esto concuerda César Pabón, director de Investigaciones Económicas de Corficolombiana, al decir que “hay una nómina pública que seguro se va a ver incrementada con esta decisión y eso agravará la situación fiscal”.

Y esto llegaría en momentos de estrechez fiscal, con un presupuesto desfinanciado para 2025 y, según analistas, con recortes por encima de los $30 billones para el próximo año para mantener las finanzas públicas en línea con las restricciones de la regla fiscal.

Para Mauricio Salazar, director del Observatorio Fiscal de la U. Javeriana, 2025 “no va ser un año de ganancias en la formalización, probablemente uno donde aumente el desempleo y la no participación. Y cuando los salarios promedio de los formales e informales caigan relativo al mínimo, pues el crecimiento económico de los salarios y de Colombia no va a poder subir igual que el mínimo del decreto”.

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