Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
Luego de semanas de concertación, las centrales obreras y las agremiaciones empresariales no lograron llegar a un acuerdo sobre el incremento del salario mínimo para el año 2025. Este martes 24 de diciembre, el Gobierno de Gustavo Petro anunció que el alza salarial será de 9,5 %, lo que se traduce en $1.423.500. El aumento se fijó por decreto de la administración nacional.
Por su parte, el subsidio de transporte quedó en $200.000. Aquí vale recordar que este subsidio, por ley, se le otorga a todo trabajador que devenga menos de dos salarios mínimos.
De esta forma se acaba la incertidumbre en torno al mínimo, por lo que desde ahora los trabajadores que dependen directamente de este ingreso (que son poco más de 10 % de la población ocupada en el país) pueden empezar a hacer las cuentas para calcular los gastos del próximo año (teniendo en cuenta, también, todo lo que sube de precio a partir del primero de enero).
Así mismo, las empresas deben ajustar sus presupuestos para incluir estos incrementos en sus nóminas, así como las cotizaciones al sistema de seguridad social, las vacaciones, la prima y las cesantías.
“Si el salario mínimo crece, hace crecer la economía”: Petro
Desde Zipaquirá, el presidente Gustavo Petro firmó el decreto que reglamentará el incremento del salario mínimo para 2025, que regirá desde este 1 de enero.
Durante su intervención, el mandatario destacó que el aumento del salario mínimo tuvo en cuenta las caídas en la inflación general (que cerrará el 2024 en 5 %, según las previsiones del presidente) y en la inflación de alimentos (que podría terminar el 2024 en un 2,7 %, según estimó Petro).
El presidente precisó que, si bien el aumento decretado del salario mínimo para 2025 será del 9,54 %, el crecimiento real de esta prestación será de 6,54 %, teniendo en cuenta que la inflación podría cerrar en 2025 en un 3 %. “Por tercera vez ha crecido el salario mínimo en Colombia en términos reales. En los tres años que llevamos, hemos incrementado el salario mínimo un 30 % o un 35 % en términos reales. Tenemos que hacer un mayor esfuerzo el año entrante”, indicó Gustavo Petro.
Además, el presidente aprovechó la firma del decreto del salario mínimo de 2025 para referirse a las alertas de los gremios empresariales sobre el empleo y los costos laborales para el próximo año.
“Dice el empresariado grande de Colombia, reunido en la ANDI, en la SAC, que si yo crezco el salario mínimo se desploma la economía nacional. Eso no es cierto”, indicó el mandatario, quien destacó la senda de crecimiento que ha registrado la economía nacional en los últimos años.
“Llevamos subiendo el salario mínimo real muy por encima de la inflación. En 2022, en 2023 y ahora en 2024, lo que ha hecho la economía es crecer (...). Si el salario mínimo crece, hace crecer la economía”, puntualizó.
El fin de la novela
Como todos los años, las partes intentaron llegar a una concertación en diversas reuniones que se adelantaron durante las tres primeras semanas de diciembre. Sin embargo, la brecha que los separó no pudo ser reparada, a pesar de la mediación del Ministerio de Trabajo en el proceso (que sostuvo encuentros bilaterales con ambas partes de la negociación).
Desde el principio las centrales obreras anunciaron que su propuesta de incremento no sería inferior a dos dígitos y el 11 de diciembre pusieron sobre la mesa la cifra de 12 %.
Ese mismo día, las agremiaciones empresariales anunciaron que no presentarían una propuesta pública, pues consideraron que la iniciativa de los sindicatos había sido tan alta que cualquier cifra “razonable” que ellos pusieran sobre la mesa lo único que haría sería entorpecer la concertación.
La estrategia que decidieron jugar fue la de presentar una cifra privada a la ministra Ramírez y, con base en esta, dejar que ella se acercara a las centrales obreras con la intención de acercar a las partes. Pero esto no sucedió.
La propuesta de los empresarios, según aseguraron en un comunicado publicado en la mañana de este martes, incluía el aumento de inflación esperado para el año (5,2 %) más “el dato de productividad total de los factores que había informado el DANE”, se lee en el documento. Esto implica que el incremento buscado desde este lado de la discusión estaría apenas por debajo de 7 % (6,93 % para ser exactos).
De hecho, aunque por mandato legal el salario mínimo debe ser concertado, lo más normal en la última década ha sido que este lo determine el Gobierno plasmando su voluntad en un decreto pues, en esta ventana de tiempo, tan solo en cuatro ocasiones se ha llegado a un acuerdo.
Las agremiaciones empresariales lamentaron a través de su comunicado que, aunque legalmente se tiene hasta el 30 de diciembre para llegar a un acuerdo, el Gobierno hubiera decidido, de forma unilateral, definir el incremento salarial.
“Insistimos en la importancia de que el incremento que defina el Gobierno sea consecuente con las metas que tiene Colombia de continuar con la reducción de la inflación, que sin duda alguna es especialmente importante para los trabajadores y hogares colombianos, que son quienes sufren el mayor golpe cuando se presenta ese fenómeno económico”, se lee en el documento.
Estas también insistieron en que la decisión que tomó el Gobierno debe darle espacio al Banco de la República para seguir bajando las tasas de interés, el cual es otro factor que incide en el poder adquisitivo de los hogares colombianos, así como en la reactivación de la economía del país.
Y es que uno de los argumentos de los empresarios es que subir demasiado el salario mínimo, y más en este momento macroeconómico por el que pasa el país, tiene el potencial de restarle fuerza a la desaceleración que ha venido consolidando la inflación. Esto porque un incremento sustancial en el poder adquisitivo, frente una oferta de productos y servicios que pudiera no responder a ese nivel de gasto, podría generar un desequilibrio que terminaría en el incremento de los precios.
También porque un alza importante afectaría la capacidad de contratación de las empresas, además de ser un riesgo para la formalidad, pues ante la incapacidad de pagar un salario legal tan alto, muchas micro, pequeñas y medianas empresas se verían tentadas a migrar a la informalidad.
Los argumentos de las centrales obreras para definir un incremento sustancial obedecen, principalmente, a la base con la que se realiza el cálculo para determinar el salario mínimo. La cual es inflación (que se proyecta cierre 2024 en un 5,2 %), más el dato de productividad, que fue del 3,43 para el caso de la productividad laboral por horas. A esto le añadieron otros puntos porcentuales, en lo que ellos consideran el cobro de una deuda histórica que se ha generado en la mesa de concertación, pues siempre se ha definido la productividad con base en la Productividad Total de los Factores (PTF) la cual incluye otros elementos que no tienen que ver con la fuerza de trabajo (capital, infraestructura, tecnología), que restan puntos y que resulta injusto para los trabajadores.
Las centrales obreras también defienden la idea de que un mayor incremento en el salario mínimo tiene el potencial de reactivar la economía, en el sentido en que una mayor demanda hace que incrementen las ventas, lo que estimula a las empresas a aumentar la generación de productos y servicios, lo que al final resultaría en un gana gana para todos (lo cual sería contrario al escenario inflacionario que plantean los gremios empresariales).
Se espera que 2025 sea un año de reactivación económica, con el continuo retroceso de la inflación, las tasas de interés y el aumento en el poder adquisitivo de los trabajadores.
Si fue, o no, una buena jugada el incremento del mínimo que definió el Gobierno, es algo que se sabrá al realizar el balance de lo que fue la macroeconomía colombiana del próximo año.
*Nota del editor: en su alocución, el presidente Petro habló de un aumento de 9,54 %, pero el aumento decretado es de 9,5 %.
💰📈💱 ¿Ya te enteraste de las últimas noticias económicas? Te invitamos a verlas en El Espectador.