Tasas de interés en Estados Unidos: una pausa que no tranquiliza a la Fed
En junio, las tasas se mantuvieron estables tras casi un año y medio de subidas. Una señal de que la política monetaria está mermando la inflación; no obstante, la solidez del mercado laboral abre la puerta a futuras alzas de tipos. La Reserva Federal, entre dos presiones.
Daniel Felipe Rodríguez Rincón
Por décadas, la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed, por sus siglas en inglés) ha tenido a cuestas dos grandes tareas: estabilizar los precios (es decir, mantener a raya la inflación) y promover el empleo (o mejor, incentivar la creación de puestos de trabajo). Una relación imposible, según muchos economistas.
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Por décadas, la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed, por sus siglas en inglés) ha tenido a cuestas dos grandes tareas: estabilizar los precios (es decir, mantener a raya la inflación) y promover el empleo (o mejor, incentivar la creación de puestos de trabajo). Una relación imposible, según muchos economistas.
Este mandato doble que le fue encargado a la Fed -desde mediados de los años 1970, para ser más exactos- obliga a la Fed a tomar decisiones que terminan incrementando el costo de vida de los ciudadanos o aumentando el desempleo. Así como lo lee, pues las tasas de interés (su principal mecanismo de política monetaria) son un arma de doble filo y la clave está en modificarlas en su justa medida.
Y no es que la Fed sea la “villana” de una película de vaqueros. Piénselo por un momento: las tasas de interés controlan los precios, porque al subirlas los ciudadanos se endeudan menos y gastan menos. Pero, a la larga, esta medida hace que las empresas produzcan menos y necesiten una fuerza laboral más reducida.
Por otro lado, al bajar las tasas, puede decirse que empresarios toman créditos más asequibles y contratan más personas, por lo que sube el gasto y los precios. La estricta meta de inflación de la Fed (2 %) condiciona todo.
Sin embargo, el mercado laboral es sensible a muchos otros factores internos y externos (guerra en Ucrania o un contexto global de inflación, por ejemplo), y tasas bajas prolongadas pueden llevar a un incremento galopante de los precios, sin que haya una “barrera” que detenga el ascenso de la curva.
¿Y qué tiene que ver esta lección de economía básica con la coyuntura económica actual de Estados Unidos? Precios al consumidor y empleo, dos fuerzas “irreconciliables”, le están enviando mensajes mixtos a la Fed. La política monetaria de Estados Unidos está en una encrucijada.
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Llegó la esperada pausa: ¿y ahora?
Luego de 15 meses de subidas en tasas de interés, la Fed se tomó una pausa en junio para “contemplar el paisaje” y evaluar el impacto de su política monetaria. Así las cosas, la entidad decidió mantener estables las tasas en un rango objetivo del 5 % y 5,25 %.
“El mercado laboral de los Estados Unidos se viene fortaleciendo y eso es importante. La inflación viene decreciendo, pero no tanto como se espera, debido a que los costos de producción siguen siendo altos, como el precio de la gasolina, que viene presentando una volatilidad hacia arriba. En este momento, el petróleo brent está en $US75. Está alto”, explica Henry Amorocho, profesor de Hacienda pública, Presupuesto y Tributación de la Universidad del Rosario.
Y es que el banco central estadounidense revisó al alza sus proyecciones trimestrales sobre las tasas, estimando que serán del 5,6 % para finales de 2023 (frente al 5,1 % anterior). Un signo de que la Fed todavía es cauta y lo más seguro es que haya nuevas alzas antes de acabar el año.
¿Cuál es el próximo paso? Así está el panorama económico de Estados Unidos tras casi un año y medio de una estricta política monetaria que subió las tasas de interés en 500 puntos.
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Inflación: ¿qué tan lejos está de la meta?
El primer matiz es que la inflación en Estados Unidos continúa evidenciando signos de desaceleración. En mayo (dato revelado el pasado 13 de junio), el incremento anual de los precios se situó en 4 % (mayo de 2023 vs. mayo de 2022), lo que contrasta con el 4,9 % de abril de 2023 comparado con el de 2022. La variable cumple su onceavo mes consecutivo a la baja.
Así mismo, el Índice de Precios al Consumidor (IPC) se situó en un 5,3 % en mayo, acorde con las proyecciones de la Fed. En abril, el indicador se situó en 5,5 %.
Sin embargo, este último descenso todavía no marca una tendencia. Solo hace falta con ir a las cifras del informe pasado del Departamento de Comercio y toparse con que la inflación subió en abril, llegando al 4,4 % en su cálculo interanual, teniendo en cuenta que la cifra era del 4,2 % (marzo de 2022 vs. marzo 2023).
Volviendo al reporte de mayo del Departamento de Comercio, se menciona que la inflación general se está desacelerando por cuenta de las reducciones en costos de energía y alimentos. De hecho, los precios de las materias primas de los alimentos volvieron a niveles anteriores a la guerra en Ucrania.
Sin embargo, si se excluyen los volátiles precios de los alimentos y la energía, la llamada “inflación subyacente” (la Fed siempre pone el ojo en este dato por sobre otros reportes), parece poco “flexible” y lejana de la meta del 2 %.
Consumo no retrocede
Ante una agresiva política monetaria que elevó las tasas de interés a niveles no vistos desde 2007, lo normal sería evidenciar una contracción en el consumo y la producción.
De nuevo, con las subidas de tipos, la Fed buscaba una ralentización de la economía que fue evidente. Hoy una recesión se ve poco probable, pero los datos más recientes podrían indicar que la política monetaria del Banco Central ya no es una presión a la oferta y demanda.
Por un lado, la producción industrial de Estados Unidos bajó un 0,2 % en mayo con respecto a abril (dato relevado el pasado jueves 15 de junio, un día después de la decisión de la Fed), lastrada por la caída de los servicios públicos. Es decir, los niveles de producción de bienes (manufacturas, minas, entre otros) se mantienen relativamente estables.
Por el otro, las ventas minoristas y de alimentos crecieron un 0,3 % en mayo frente a abril, como lo reveló el Departamento de Comercio este jueves. Además, este indicador venía de un crecimiento del 0,4 % en el reporte anterior.
Así, el volumen de ventas minoristas alcanzó en mayo los $US 686.573 millones, frente a los $US 684.213 millones del mes anterior. Si se mira la variación interanual, de mayo de 2022 a mayo de 2023 el comercio minorista creció un 1,6 %.
En Estados Unidos, cabe resaltar, el consumo representa más de dos tercios de toda la actividad económica. Un repunte podría indicar que, pese a los incrementos de los precios en bienes y servicios, los estadounidenses mantienen sus niveles de gasto, lo que no estimula un descenso de la inflación.
Sólido mercado laboral
Lo que más llama la atención de la coyuntura económica de Estados Unidos es su mercado laboral, que se mantiene sólido pese a las decisiones de la Fed.
Si bien el desempleo llegó al 3,7 % en mayo (en abril fue de 3,4 %), los 339.000 empleos creados en mayo “rompen” con el enfriamiento de la economía planeado por la Fed.
Estos 339.000 empleos superaron las expectativas de 190.000 nuevas vacantes que tenía la consultora especializada MarketWatch, gracias a sectores como el de servicios y puestos profesionales.
Los esfuerzos de la Fed tampoco han mermado los aumentos salariales, que alcanzaron un promedio de 0,3 % en mayo respecto a abril. En su cálculo anual, el incremento de nóminas es del 4,3 %, es decir, más dinero en el bolsillo de los estadounidenses para gastar. El efecto esperado es un alza del consumo, rubro que representa más de dos tercios de toda la actividad económica el país. Una consecuencia que no será vista con buenos ojos por la Fed.
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La balanza de la Fed
El 26 de julio, la Fed volverá a reunirse y lo más probable es que esta vez no tenga una actitud tan contemplativa con la economía estadounidense. Tras la pausa de junio, los directivos de la Reserva Federal llegarán a esta cita con ánimos de actuar frente a una inflación subyacente todavía lejana a la meta y un mercado laboral que resiste los embates de la política monetaria. Dos temas que se pondrán en la balanza de la próxima decisión de política monetaria.
“Creo que, si los datos se acercan más a las expectativas del mercado que a las expectativas de la Fed, es posible que pongan punto final (a la subida de tasas) en julio”, le dijo Richard Clarida, asesor económico global de Pacific Investment Management Co. (Pimco), a Bloomberg.
En medio de todas estas presiones están los ciudadanos, para quienes -con mucha razón- les será difícil entender que su economía todavía debe ralentizarse un poco más y sacrificar puestos de trabajo (a través de las subidas de tasas de interés) para alcanzar la estabilidad que tanto persigue la Fed.
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