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La Unión Europea (UE) acordó imponer un tope al precio del petróleo ruso de US$60 el barril, lo que allana el camino para un acuerdo más amplio del Grupo de los Siete, según un diplomático polaco.
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El precio es más alto que al que Rusia ya vende la mayor parte de su crudo. Eso se debe a que uno de los principales objetivos de la medida es tratar de mantener el flujo de petróleo ruso hacia los mercados globales. Sin embargo, es menos generoso que una propuesta anterior tras la presión de Polonia y los países bálticos.
Después de largas negociaciones, esos países lograron asegurar condiciones adicionales destinadas a castigar a Moscú, incluido un mecanismo que permitiría revisar el precio cada dos meses. También hay un plan para asegurarse de que cualquier restablecimiento del tope lo deje al menos un 5% por debajo de las tasas promedio del mercado.
Los diplomáticos han estado tratando de encontrar un nivel que sea lo suficientemente atractivo para Moscú para que siga vendiendo. Si está por encima de la tasa de mercado, como lo está ahora, Rusia y sus compradores pueden argumentar que no ha habido cambios. El jueves, el ministro de Asuntos Exteriores, Serguéi Lavrov, indicó que el nivel de precio máximo era irrelevante.
El riesgo para los mercados petroleros es que si el tope se establece demasiado bajo, Moscú podría cumplir con la amenaza de cerrar la producción, elevando los precios mundiales del petróleo.
EE.UU. propuso por primera vez el tope porque en Washington había preocupaciones de que las sanciones de la UE resultaran tan estrictas que cortarían el suministro ruso y provocarían un aumento masivo en los precios mundiales del petróleo. El tope proporciona una rampa de salida, lo que permite a los compradores que se adhieran a él acceder a aquellos servicios, como seguros y envío, que de otro modo prohibirían las sanciones de la UE.
El plan de EE.UU. fue entonces adoptado en principio por el G7, con los detalles aún por definir.
Dado que Rusia ya está vendiendo su crudo con descuento, el tope resulta más alto que el precio del grado insignia del país, conocido como Urales, que esta semana cayó tan bajo como US$45,31 por barril en el puerto de Primórsk en el mar Báltico, según Argus Media, una de las dos principales empresas de precios del mercado. El miércoles el crudo subió a US$48,04.
Rusia ha dicho que no venderá a nadie que se suscriba al precio tope. Pero como el G7 está deteniendo principalmente las importaciones rusas, el tope está dirigido a compradores como India, China y Turquía. Aunque esos países no se han registrado, eso no les impide comprar petróleo por debajo del tope y acceder a los servicios de envío cruciales.
El tope de precio incluye un mecanismo que permitiría evaluaciones periódicas y posibles revisiones del precio cada dos meses a partir de mediados de enero de 2023, así como una disposición para comprometer futuras revisiones del umbral a al menos un 5% por debajo de las tasas promedio del mercado.
También introduce un período de gracia de 45 días para los buques en el mar que cargaron su carga antes del lunes, dándoles hasta el 19 de enero para descargar el petróleo, así como un período de transición de 90 días para cualquier cambio futuro en el nivel de precios.
La mayoría de las naciones del G7 dejarán de importar crudo ruso a finales de este año. La prohibición de la UE sobre otros productos derivados del petróleo refinado que se originan en Rusia vence el próximo febrero, junto con un límite para esos productos.