¿Vamos hacia una década perdida en economía?: el Banco Mundial cree que es posible
El Banco Mundial (BM) alertó este lunes que indicadores como el crecimiento de la inversión y de la fuerza laboral, a nivel global, están registrando sus peores niveles en décadas. ¿Qué implica esto en el mediano y largo plazo para economías como la colombiana?
“Hoy, casi todas las fuerzas que han impulsado el crecimiento económico están en retirada”.
La advertencia la hace el Banco Mundial en su más reciente informe “Caída de las perspectivas de crecimiento a largo plazo: tendencias, expectativas y políticas”, que fue publicado este lunes por la entidad multilateral.
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Los datos que provee el Banco no son de poca monta: el ritmo de crecimiento de la inversión entre 2022 y 2024 será de la mitad del registrado en las últimas dos décadas. Así mismo, la fuerza laboral está creciendo a marchas forzadas en un mundo en el que los incrementos poblacionales se están deteniendo. Esta relación inversa no sólo tiene consecuencias inmediatas en la expansión del PIB en las economías (especialmente las emergentes, como Colombia), sino también a futuro vía déficits en los pagos de pensiones.
Si se combinan estas variables lo que se tendría como resultado potencial es “una década perdida”. De entrada, esto suena grave, y lo es, pero lo es aún más si esta década viene después del coletazo de la crisis por la pandemia, que indujo retrocesos en la lucha contra la pobreza, así como la expansión en desigualdad (de nuevo, con particular incidencia en las economías emergentes).
Como resultado, entre 2022 y 2030 se espera que el crecimiento promedio del PIB potencial mundial disminuya en aproximadamente un tercio de la tasa que prevaleció en la primera década de este siglo, hasta el 2,2% anual.
Para las economías en desarrollo, la caída será igualmente pronunciada: del 6 % anual entre 2000 y 2010 al 4 % anual durante el resto de esta década. Estas caídas serían mucho más pronunciadas en caso de una crisis financiera global o una recesión, alerta el BM.
“Se necesita un impulso político ambicioso para fomentar la productividad y la oferta de mano de obra, impulsar la inversión y el comercio, y aprovechar el potencial del sector de servicios”, señala el informe.
En opinión del economista jefe y vicepresidente senior de Economía del Desarrollo del Banco Mundial, Indermit Gill, “se podría estar gestando una década perdida para la economía mundial”.
“La disminución en curso en el crecimiento potencial tiene serias implicaciones para la capacidad del mundo para enfrentar la creciente variedad de desafíos exclusivos de nuestro tiempo: pobreza persistente, ingresos divergentes y cambio climático”, señaló.
Sin embargo, “esta caída es reversible” y “el límite de velocidad de la economía mundial se puede aumentar mediante políticas que incentiven el trabajo, aumenten la productividad y aceleren la inversión”.
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De esta manera el crecimiento potencial del PIB se podría impulsar hasta en 0,7 puntos porcentuales (a una tasa promedio anual de 2,9 %) y convertiría una desaceleración esperada en una aceleración del crecimiento del PIB potencial global.
Entre las recomendaciones del banco de desarrollo para los gobernantes está la formulación de políticas que controlen la inflación, garanticen la estabilidad del sector financiero y reduzcan la deuda, así como realizar un aumento de la inversión en áreas como el transporte, la energía o la agricultura “alineadas con los objetivos climáticos”.
También reducir los costos comerciales, en su mayoría asociados con el envío, la logística y las regulaciones o capitalizar los servicios para que este sector se convierta en el nuevo motor del crecimiento económico.
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Si se combinan estas variables lo que se tendría como resultado potencial es “una década perdida”. De entrada, esto suena grave, y lo es, pero lo es aún más si esta década viene después del coletazo de la crisis por la pandemia, que indujo retrocesos en la lucha contra la pobreza, así como la expansión en desigualdad (de nuevo, con particular incidencia en las economías emergentes).
Como resultado, entre 2022 y 2030 se espera que el crecimiento promedio del PIB potencial mundial disminuya en aproximadamente un tercio de la tasa que prevaleció en la primera década de este siglo, hasta el 2,2% anual.
Para las economías en desarrollo, la caída será igualmente pronunciada: del 6 % anual entre 2000 y 2010 al 4 % anual durante el resto de esta década. Estas caídas serían mucho más pronunciadas en caso de una crisis financiera global o una recesión, alerta el BM.
“Se necesita un impulso político ambicioso para fomentar la productividad y la oferta de mano de obra, impulsar la inversión y el comercio, y aprovechar el potencial del sector de servicios”, señala el informe.
En opinión del economista jefe y vicepresidente senior de Economía del Desarrollo del Banco Mundial, Indermit Gill, “se podría estar gestando una década perdida para la economía mundial”.
“La disminución en curso en el crecimiento potencial tiene serias implicaciones para la capacidad del mundo para enfrentar la creciente variedad de desafíos exclusivos de nuestro tiempo: pobreza persistente, ingresos divergentes y cambio climático”, señaló.
Sin embargo, “esta caída es reversible” y “el límite de velocidad de la economía mundial se puede aumentar mediante políticas que incentiven el trabajo, aumenten la productividad y aceleren la inversión”.
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De esta manera el crecimiento potencial del PIB se podría impulsar hasta en 0,7 puntos porcentuales (a una tasa promedio anual de 2,9 %) y convertiría una desaceleración esperada en una aceleración del crecimiento del PIB potencial global.
Entre las recomendaciones del banco de desarrollo para los gobernantes está la formulación de políticas que controlen la inflación, garanticen la estabilidad del sector financiero y reduzcan la deuda, así como realizar un aumento de la inversión en áreas como el transporte, la energía o la agricultura “alineadas con los objetivos climáticos”.
También reducir los costos comerciales, en su mayoría asociados con el envío, la logística y las regulaciones o capitalizar los servicios para que este sector se convierta en el nuevo motor del crecimiento económico.
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