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Después de una cierta estabilización (aunque con tendencias a la baja), el mercado petrolero pareciera prepararse para una semana de volatilidad en medio de la incertidumbre por las tensiones entre Irán e Israel.
El sábado, Israel bombardeó instalaciones militares de Irán en respuesta al ataque realizado por Teherán el 1.° de octubre, para vengar, según la república islámica, la muerte de milicianos respaldados por Irán y de un comandante de los Guardianes de la Revolución. Israel advirtió que Teherán no debería responder a sus bombardeos.
Esta suerte de toma y dame, que en su versión más reciente arrancó con misiles iraníes contra Israel luego de que este país eliminara al máximo líder de Hezbolá (milicia libanesa apoyada por Irán), amenaza con volver a ejercer presiones sobre los precios del petróleo.
El único lado medianamente positivo del momento actual de la situación en Oriente Medio es que los ataques de Israel no han estado dirigidos contra la infraestructura petrolera iraní, uno de los pesos pesados del mercado de crudo.
En su momento se estimó que un ataque importante de Israel a la capacidad de exportación de Irán podría retirar del mercado 1,5 millones de barriles de suministro diario, según Citigroup. Si Israel golpeara infraestructuras menores, como activos downstream o de distribución y refinación, podrían perderse entre 300.000 y 450.000 barriles de producción, según una nota escrita por Francesco Martoccia y otros analistas, y citada por la agencia Bloomberg.
Antes de los ataques de Israel contra Irán, el precio del Brent repuntó el viernes pasado, cerrando una semana de altibajos con un aumento de 4 % ante la incertidumbre generada en el mercado por el desarrollo de la escalada de violencia en Oriente Medio y la inminente celebración de las elecciones presidenciales de Estados Unidos el próximo 5 de noviembre.
Otras de las tensiones que podrían afectar el precio del petróleo en estas semanas incluyen los efectos de las elecciones en Japón (que fueron desfavorables para el Gobierno actual), las elecciones en Estados Unidos, así como las próximas decisiones de la Reserva Federal de ese país.
Las otras tensiones en el mercado del petróleo
En su mas reciente informe de proyecciones, la Agencia Internacional de Energía (AIE) envió una dura advertencia al mercado: la demanda para el año va a estar por debajo de lo estimado debido a la debilidad económica y al clima templado en Europa.
El recorte de 140.000 barriles diarios de la AIE a su pronóstico de crecimiento refleja una contracción de la demanda en el primer trimestre en los países ricos —una débil actividad industrial y otro invierno templado afectaron el consumo de gasóleo, especialmente en Europa— combinada con una revisión al alza de las estimaciones para 2023.
De acuerdo con la Agencia, la demanda de petróleo para 2024 crecerá en 1,1 millones de barriles diarios, en comparación con los números registrados en 2023. Las proyecciones de la entidad indican, a su vez, que este número se mantendrá casi igual para 2025.
Y si bien ambas son cifras que indican una expansión, lo cierto es que se esperaba que, tanto en 2024 y 2025, la demanda creciera aún más en la medida en la que las economías globales se sacudían de la ralentización de 2023 y entraban en un ciclo de expansión más estable (luego de los picos inflacionarios y de consumo pospandemia).
Pero lo cierto es que la demanda, aunque crece, pareciera estarse moderando de cierta forma, en la medida en la que el crecimiento económico no está siendo tan fuerte como se anticipaba inicialmente.
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