Mientras al mundo le iba mal, a los multimillonarios les fue de maravilla
Con motivo del comienzo de la cumbre del Foro Económico Mundial, en Davos, Oxfam publicó su informe anual sobre el estado de la riqueza a nivel global. A pesar de la pandemia y la guerra en Ucrania, los multimillonarios del mundo aumentaron su capital en 34 %, mientras que el número de pobres en el mundo creció.
La cosa no pinta bien.
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La cosa no pinta bien.
A pesar de que buena parte de las economías globales se recuperaron de los impactos de la pandemia, el mundo en general sigue llevando a rastras las consecuencias de la peor crisis económica y social en tiempos recientes.
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Esta semana, las élites globales se reúnen a instancias del Foro Económico Mundial, en Davos, Suiza. Y, aunque uno de los puntos fuertes de la reunión es la creación de empleo y el crecimiento económico, la cosa no pinta nada bien.
Un nuevo informe de Oxfam señala que casi 5.000 millones de personas son hoy, globalmente, más pobres de lo que eran en 2019. Y, sin embargo, la riqueza de los renglones con más ingresos en la población subieron con los procesos de recuperación económica y el boom de consumo de 2021 y 2022.
La brecha, que para este punto comienza a parecerse más a un abismo o un cañón, es tanto más dramática cuando se tiene en cuenta la riqueza de los multimillonarios: estas personas son hoy US$3.300 millones más ricos que en 2020, a pesar de las muchas crisis que devastaron la economía mundial desde que comenzó esta década, incluida la pandemia de covid-19 y la guerra en Ucrania.
En términos absolutos, esto implica que en apenas tres años, los multimillonarios pasaron de amasar una riqueza de US$405.000 millones a US$869.000 millones.
La división también se puede ver entre el llamado Norte y Sur globales, según Oxfam: por primera vez en 25 años, la brecha de desigualdad se ha ensanchado, a pesar de que hay varios Objetivos de Desarrollo Sostenible que van en contra de justamente este fenómeno.
El Norte Global es hogar para apenas 21 % de la población global, pero concentra 69 % de la riqueza privada y 74 % de los bienes de los multimillonarios.
“El poder corporativo se utiliza para impulsar la desigualdad. Exprime a los trabajadores y enriquece a los accionistas ricos, esquivando impuestos y privatizando el estado”, subrayó Oxfam.
También acusó a las corporaciones de impulsar “la desigualdad emprendiendo una guerra sostenida y altamente efectiva contra los impuestos”, con consecuencias de largo alcance.
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Oxfam indicó que los estados entregaron el poder a los monopolios, lo que permite a las corporaciones influir en los salarios que se pagan a las personas, los precios de los alimentos y los medicamentos a los que las personas pueden acceder.
La organización precisó que gracias al intenso cabildeo sobre la formulación de políticas fiscales, las corporaciones han podido pagar impuestos corporativos más bajos, privando así a los gobiernos del dinero que podría usarse para apoyar a los más pobres de la sociedad.
Los impuestos corporativos disminuyeron significativamente en los países de la OCDE, del 48 % en 1980 al 23,1 % en 2022, destacó Oxfam.
El bulldozer del poder corporativo
Uno de los objetivos del informe es señalar cómo la conformación de monopolios ha beneficiado el incremento de riqueza en los multimillonarios, al tiempo que ha ido debilitando economías y sociedades enteras.
De acuerdo con Oxfam, hay aspectos clave a través de los cuales los monopolios y el poder corporativo alimentan la desigualdad.
- Recompensar a los ricos, no a los trabajadores: de acuerdo con el documento, casi 800 millones de trabajadores no han podido seguirle el paso a la inflación y, como resultado, han perdido US$1,5 billones en poder adquisitivo.
- Esquivar impuestos: el impuesto de renta para las empresas ha bajado a la mitad en países de la OCDE y, debido a varias prácticas, la tasas efectiva de tributación corporativa puede acercarse a cero en muchos casos.
- Privatización de servicios públicos: hay un impulso global de parte de las corporaciones para incursionar cada vez en el renglón de servicios públicos. La privatización puede llevar a mayores niveles de inequidad en asuntos que resultan vitales, advierte el documento.
- Un descenso climático: muchos de los multimillonarios sostienen sus fortunas en negocios que emiten vastas cantidades de gases de efecto invernadero.
La riqueza global y el problema con los impuestos
Las denuncias de la Oxfan sobre el crecimiento de la riqueza en los renglones más adinerados, en conjunto con el declive en tributación ha sido ampliamente documentado por otras organizaciones y entidades.
Por ejemplo, a finales del año pasado, un informe del Observatorio Fiscal de Unión Europea encontró que la riqueza global de las personas más ricas en el mundo ha crecido, sostenidamente, a un promedio de 7 % desde 1995 (ajustado por inflación). Y sin embargo, los impuestos efectivos que pagan, a nivel global, oscilan entre 0 % y 0,5 %.
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La poca tributación efectiva de las personas más adineradas en el mundo se da gracias “al frecuente uso de empresas fantasma para eludir el impuesto sobre la renta. Hasta la fecha no ha habido ningún intento serio de abordar esta situación, corriendo el riesgo de socavar la aceptabilidad social de los sistemas fiscales existentes”, asegura el Observatorio en este documento.
Una de las propuestas del informe es la imposición de un impuesto mundial de 2 % sobre el patrimonio de los multimillonarios globales, que se encuentran, en su mayoría, entre Norteamérica y Asia del Este.
Esta también es una de las peticiones de Oxfam a instancias del Foro Económico Mundial en Davos. De acuerdo con la entidad, un tributo global a la riqueza podría recaudar US$1,8 billones anualmente.
¿Qué se puede hacer?
Además del impuesto global a la riqueza, Oxfam propone tres pasos importantes para tratar de nivelar la balanza.
El primero es una revitalización de los Estados. “Un Estado efectivo y fuerte es el principal baluarte contra el poder corporativo. Es un proveedor de bienes públicos, un hacedor y organizador de los mercados, así como un corrector de las fallas de mercado”.
El segundo es la regulación de las corporaciones. “Se deben romper los monopolios privados y ponerle límites al poder corporativo”, según Oxfam. Los Estados también deben “detener el monopolio sobre el conocimiento democratizando el comercio y acabando con el abuso de las reglas de patentes”.
Y el tercer elemento es la reinvención de los esquemas corporativos. “Los gobiernos pueden utilizar sus poderes para crear y promover una nueva generación de compañías que no pongan a los accionistas primero”. Los Estados también deben “proveer apoyo financiero para negocios equitativos”.
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