Mujeres en Colombia: estudian más, pero ganan menos
Una investigación de la U. Jorge Tadeo Lozano da cuenta de la brecha de ingresos mensuales entre las mujeres independientes y asalariadas frente a los de los hombres. Estas últimas se educan más que sus pares masculinos, son probablemente más productivas, pero no trabajan tantas horas remuneradas como ellos por hacerse cargo de trabajo no remunerado, como el doméstico.
María Alejandra Medina C. / @alejandra_mdn
En el Día Internacional de la Mujer se conmemora la lucha por derechos como el voto femenino, el acceso de las mujeres a la educación y, en general, su participación en la sociedad con las mismas oportunidades que los hombres. El derecho al trabajo, por supuesto, ha sido otra de las causas. (Lea también: Equidad de género en las empresas es más que contratar mujeres).
En eso Colombia ha tenido algunos avances. La participación femenina en el mercado laboral ha venido creciendo: pasó de 45,7 a 54,9 % en todo el país entre finales de 2008 y finales de 2017, y de 54,4 a 59,6 % en 13 ciudades principales en los mismos años. Sin embargo, a pesar de que las mujeres tienen en promedio más años de educación que los hombres, la tasa de desempleo sigue siendo mucho peor para ellas. Si bien la cifra venía descendiendo desde 2009, en 2017 volvió a subir y se ubicó en 11 % en el país, frente a 6,6 % de los hombres. (Lea también: Situación laboral de mujeres latinoamericanas ha mejorado pese a desigualdad de género)
Las razones de ese desempleo pueden ser muy diversas como diversas son las mujeres (por su edad, su educación, su conformación familiar, el lugar en el que viven, entre otras). No obstante, la Cepal explica que las mujeres tienden a emplearse en sectores de actividad económica vulnerables a los ciclos económicos, como los que se orientan a la exportación (las flores, por ejemplo) y carecen de servicios que les permitan conciliar la vida laboral y familiar. Por eso también se explica que tiendan a ocupaciones en el sector informal.
“A veces es más factible conciliar el cuidado y la carga doméstica con un trabajo informal, porque los horarios pueden ser más flexibles, se puede llevar a los hijos, u otros factores que impulsan a las mujeres a buscar empleo en la informalidad”, explicó en entrevista con este diario la semana pasada Andrew Morrison, jefe de la división de género y diversidad del Banco Interamericano de Desarrollo, quien estuvo en Bogotá participando en el evento “Women Working for the World”.
En el marco del Día Internacional de la Mujer, los investigadores Jaime Tenjo y Luisa Fernanda Bernat, del Departamento de Economía de la Universidad Jorge Tadeo Lozano, se dieron a la tarea de analizar la evolución de algunos de los indicadores más importantes del mercado laboral colombiano, con base en las cifras del DANE para 13 ciudades principales del país, para dar cuenta de la situación de las mujeres en este ámbito.
Uno de los hallazagos es que, si bien las asalariadas ganan un poco más que los hombres asalariados por hora (0,9 % más), los ingresos totales de ellas al mes son menores porque trabajan menos horas remuneradas para asumir labores no remuneradas, como el cuidado del hogar y la familia. Una de las razones que puede explicar ese 0,9 % es que las mujeres tienen mejores indicadores de productividad al tener, en promedio, un año más de educación que sus pares masculinos. Los resultados se muestran en la infografía a continuación.
En el Día Internacional de la Mujer se conmemora la lucha por derechos como el voto femenino, el acceso de las mujeres a la educación y, en general, su participación en la sociedad con las mismas oportunidades que los hombres. El derecho al trabajo, por supuesto, ha sido otra de las causas. (Lea también: Equidad de género en las empresas es más que contratar mujeres).
En eso Colombia ha tenido algunos avances. La participación femenina en el mercado laboral ha venido creciendo: pasó de 45,7 a 54,9 % en todo el país entre finales de 2008 y finales de 2017, y de 54,4 a 59,6 % en 13 ciudades principales en los mismos años. Sin embargo, a pesar de que las mujeres tienen en promedio más años de educación que los hombres, la tasa de desempleo sigue siendo mucho peor para ellas. Si bien la cifra venía descendiendo desde 2009, en 2017 volvió a subir y se ubicó en 11 % en el país, frente a 6,6 % de los hombres. (Lea también: Situación laboral de mujeres latinoamericanas ha mejorado pese a desigualdad de género)
Las razones de ese desempleo pueden ser muy diversas como diversas son las mujeres (por su edad, su educación, su conformación familiar, el lugar en el que viven, entre otras). No obstante, la Cepal explica que las mujeres tienden a emplearse en sectores de actividad económica vulnerables a los ciclos económicos, como los que se orientan a la exportación (las flores, por ejemplo) y carecen de servicios que les permitan conciliar la vida laboral y familiar. Por eso también se explica que tiendan a ocupaciones en el sector informal.
“A veces es más factible conciliar el cuidado y la carga doméstica con un trabajo informal, porque los horarios pueden ser más flexibles, se puede llevar a los hijos, u otros factores que impulsan a las mujeres a buscar empleo en la informalidad”, explicó en entrevista con este diario la semana pasada Andrew Morrison, jefe de la división de género y diversidad del Banco Interamericano de Desarrollo, quien estuvo en Bogotá participando en el evento “Women Working for the World”.
En el marco del Día Internacional de la Mujer, los investigadores Jaime Tenjo y Luisa Fernanda Bernat, del Departamento de Economía de la Universidad Jorge Tadeo Lozano, se dieron a la tarea de analizar la evolución de algunos de los indicadores más importantes del mercado laboral colombiano, con base en las cifras del DANE para 13 ciudades principales del país, para dar cuenta de la situación de las mujeres en este ámbito.
Uno de los hallazagos es que, si bien las asalariadas ganan un poco más que los hombres asalariados por hora (0,9 % más), los ingresos totales de ellas al mes son menores porque trabajan menos horas remuneradas para asumir labores no remuneradas, como el cuidado del hogar y la familia. Una de las razones que puede explicar ese 0,9 % es que las mujeres tienen mejores indicadores de productividad al tener, en promedio, un año más de educación que sus pares masculinos. Los resultados se muestran en la infografía a continuación.