Nerviosismo en mundo de la filantropía por divorcio de los Gates
La Fundación Bill y Melinda Gates es la más grande de su tipo en el planeta, con una dotación de US$50.000 millones. La pareja anunció su separación el pasado 3 de mayo.
Bill y Melinda Gates iban en la parte posterior de una camioneta, estaban en el continente por primera vez. El objetivo era ver animales, naturaleza y hablar sobre sus prioridades de pareja, pues pronto se casarían. Pero lo que vieron dio lugar a una conversación más amplia sobre la enorme fortuna que ya habían comenzado a acumular.
“Fue la primera vez que vimos realmente la pobreza extrema”, dijo Melinda en un discurso en Abu Dabi en 2016. Fue “el comienzo de nuestra educación sobre los desafíos que enfrentan las personas más pobres del mundo”.
También fue el comienzo de la Fundación Bill y Melinda Gates, el gigante filantrópico que la pareja construyó a lo largo de su matrimonio de 27 años, que terminó esta semana. En la nota en la que anunciaron su separación, dijeron que continuarían dirigiendo la fundación juntos.
Lea también: Bill y Melinda Gates se separan tras 27 años de matrimonio
A pesar de esta garantía, la noticia del divorcio causó conmoción en el mundo de la filantropía.
El compromiso de dar
En 2010, los Gates, cuya fortuna tiene ahora un valor aproximado de US$145.000 millones, firmaron el ‘Giving Pledge’, una promesa que crearon conjuntamente para convencer a las personas más ricas del mundo de donar la mayoría de su riqueza en su vida o por testamento. Ellos mismos ofrecerían “la gran mayoría de nuestros activos a la Fundación Bill y Melinda Gates”. Queda por ver cómo se distribuirá ese dinero a raíz de su anunciado divorcio.
La promesa no es legalmente vinculante, y Bill y Melinda ya han explorado otras formas de retribución, abordando el cambio climático y la desigualdad de género, respectivamente, a través de sus propias empresas de inversión. Sus donaciones individuales podrían expandirse ahora que hay dos hogares con un patrimonio neto muy alto en lugar de uno, dijo Elizabeth Dale, profesora asociada de liderazgo sin ánimo de lucro en la Universidad de Seattle.
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La Fundación Bill y Melinda Gates no es una filantropía familiar común; es la más grande de su tipo en el planeta. Con más de 1.600 empleados y oficinas en todo el mundo, tiene una dotación de US$50.000 millones y ya ha distribuido más de US$50.000 millones desde sus inicios a causas como el desarrollo de vacunas y el empoderamiento de las mujeres. Compite con grandes países en su apoyo, contribuyendo con más recursos a la investigación y el desarrollo para combatir la malaria, la tuberculosis y otras enfermedades. También tiene sus vínculos con Wall Street.
El fideicomiso de la fundación distribuye decenas de millones de dólares en comisiones cada año a administradores de inversiones y empresas de servicios financieros. Algunos de los mayores receptores revelados en la declaración de impuestos más reciente del fideicomiso incluyen a Marathon Asset Management, Wright Management, State Street Corporation y Green Court Capital Management, quienes recibieron más de US$7 millones en comisiones.
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Cualquier cambio en la participación de Bill o Melinda en la fundación tendría un gran impacto debido al inusual tamaño de su junta directiva. Bill y Melinda representan dos tercios de los administradores de la fundación. El tercer miembro es su amigo Warren Buffett, quien ha aportado más de US$27.000 millones de su propio dinero a las arcas de la fundación en los últimos 15 años.
La Fundación Ford, que es aproximadamente una quinta parte del tamaño de la Fundación Gates, tiene 15 miembros en su junta directiva. La Fundación Rockefeller, de una décima parte del tamaño, no tiene menos de 12 a la vez. Y a diferencia de esas organizaciones, sus donantes vivos pueden influir en sus prioridades y operaciones, dijo Greg Witkowski, profesor titular de gestión sin ánimo de lucro en la Universidad de Columbia.
Dale y Witkowski coinciden en que su separación no afectará de inmediato la fundación o las subvenciones que ya se han prometido, pero podría afectar su futuro dependiendo de cómo evolucione el enfoque de la pareja frente a la filantropía con el divorcio.
División de los activos
La forma en que se divida la fortuna de los Gates podría determinar qué causas atraen más atención. Sus complicadas tenencias ya han comenzado a desenredarse, con más de US$2.000 millones transferidos a Melinda tan solo esta semana. La mayor parte es de aproximadamente 14,1 millones de acciones en Canadian National Railway Co.
Por ahora, la fundación proyecta una imagen de calma.
Carla Sandine, portavoz de PATH, una organización sin ánimo de lucro y gran donante de la Fundación Gates, dijo que han escuchado lo mismo que todos los demás, de que nada va a cambiar.
“Creo que tenemos que confiar en eso”, dijo Sandine. PATH, con sede en Seattle, ha recibido más de US$2.200 millones de la Fundación Gates.
El hecho de que el divorcio de dos personas haya causado tanto nerviosismo e incertidumbre en el mundo sin ánimo de lucro resalta los problemas con el modelo moderno de la filantropía, dijo Erica Foldy, profesora asociada de gestión pública y sin ánimo de lucro en la Escuela de Posgrado en Servicio Público Wagner de la Universidad de Nueva York.
“Lo que algunas personas deciden hacer tiene un impacto masivo en la salud y el bienestar de millones o incluso miles de millones de personas”, dijo Foldy.
Sandine está de acuerdo en que es frustrante que el mundo dependa de la generosidad de las personas para resolver sus problemas.
“Creo que el hecho de que digamos que el futuro de la salud pública mundial depende de la relación entre dos personas refleja un problema mayor”, dijo Sandine. “La salud pública en todo el mundo no está financiada adecuadamente, por lo que Bill y Melinda Gates han estado llenando brechas masivas”.
Bill y Melinda Gates iban en la parte posterior de una camioneta, estaban en el continente por primera vez. El objetivo era ver animales, naturaleza y hablar sobre sus prioridades de pareja, pues pronto se casarían. Pero lo que vieron dio lugar a una conversación más amplia sobre la enorme fortuna que ya habían comenzado a acumular.
“Fue la primera vez que vimos realmente la pobreza extrema”, dijo Melinda en un discurso en Abu Dabi en 2016. Fue “el comienzo de nuestra educación sobre los desafíos que enfrentan las personas más pobres del mundo”.
También fue el comienzo de la Fundación Bill y Melinda Gates, el gigante filantrópico que la pareja construyó a lo largo de su matrimonio de 27 años, que terminó esta semana. En la nota en la que anunciaron su separación, dijeron que continuarían dirigiendo la fundación juntos.
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A pesar de esta garantía, la noticia del divorcio causó conmoción en el mundo de la filantropía.
El compromiso de dar
En 2010, los Gates, cuya fortuna tiene ahora un valor aproximado de US$145.000 millones, firmaron el ‘Giving Pledge’, una promesa que crearon conjuntamente para convencer a las personas más ricas del mundo de donar la mayoría de su riqueza en su vida o por testamento. Ellos mismos ofrecerían “la gran mayoría de nuestros activos a la Fundación Bill y Melinda Gates”. Queda por ver cómo se distribuirá ese dinero a raíz de su anunciado divorcio.
La promesa no es legalmente vinculante, y Bill y Melinda ya han explorado otras formas de retribución, abordando el cambio climático y la desigualdad de género, respectivamente, a través de sus propias empresas de inversión. Sus donaciones individuales podrían expandirse ahora que hay dos hogares con un patrimonio neto muy alto en lugar de uno, dijo Elizabeth Dale, profesora asociada de liderazgo sin ánimo de lucro en la Universidad de Seattle.
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La Fundación Bill y Melinda Gates no es una filantropía familiar común; es la más grande de su tipo en el planeta. Con más de 1.600 empleados y oficinas en todo el mundo, tiene una dotación de US$50.000 millones y ya ha distribuido más de US$50.000 millones desde sus inicios a causas como el desarrollo de vacunas y el empoderamiento de las mujeres. Compite con grandes países en su apoyo, contribuyendo con más recursos a la investigación y el desarrollo para combatir la malaria, la tuberculosis y otras enfermedades. También tiene sus vínculos con Wall Street.
El fideicomiso de la fundación distribuye decenas de millones de dólares en comisiones cada año a administradores de inversiones y empresas de servicios financieros. Algunos de los mayores receptores revelados en la declaración de impuestos más reciente del fideicomiso incluyen a Marathon Asset Management, Wright Management, State Street Corporation y Green Court Capital Management, quienes recibieron más de US$7 millones en comisiones.
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Cualquier cambio en la participación de Bill o Melinda en la fundación tendría un gran impacto debido al inusual tamaño de su junta directiva. Bill y Melinda representan dos tercios de los administradores de la fundación. El tercer miembro es su amigo Warren Buffett, quien ha aportado más de US$27.000 millones de su propio dinero a las arcas de la fundación en los últimos 15 años.
La Fundación Ford, que es aproximadamente una quinta parte del tamaño de la Fundación Gates, tiene 15 miembros en su junta directiva. La Fundación Rockefeller, de una décima parte del tamaño, no tiene menos de 12 a la vez. Y a diferencia de esas organizaciones, sus donantes vivos pueden influir en sus prioridades y operaciones, dijo Greg Witkowski, profesor titular de gestión sin ánimo de lucro en la Universidad de Columbia.
Dale y Witkowski coinciden en que su separación no afectará de inmediato la fundación o las subvenciones que ya se han prometido, pero podría afectar su futuro dependiendo de cómo evolucione el enfoque de la pareja frente a la filantropía con el divorcio.
División de los activos
La forma en que se divida la fortuna de los Gates podría determinar qué causas atraen más atención. Sus complicadas tenencias ya han comenzado a desenredarse, con más de US$2.000 millones transferidos a Melinda tan solo esta semana. La mayor parte es de aproximadamente 14,1 millones de acciones en Canadian National Railway Co.
Por ahora, la fundación proyecta una imagen de calma.
Carla Sandine, portavoz de PATH, una organización sin ánimo de lucro y gran donante de la Fundación Gates, dijo que han escuchado lo mismo que todos los demás, de que nada va a cambiar.
“Creo que tenemos que confiar en eso”, dijo Sandine. PATH, con sede en Seattle, ha recibido más de US$2.200 millones de la Fundación Gates.
El hecho de que el divorcio de dos personas haya causado tanto nerviosismo e incertidumbre en el mundo sin ánimo de lucro resalta los problemas con el modelo moderno de la filantropía, dijo Erica Foldy, profesora asociada de gestión pública y sin ánimo de lucro en la Escuela de Posgrado en Servicio Público Wagner de la Universidad de Nueva York.
“Lo que algunas personas deciden hacer tiene un impacto masivo en la salud y el bienestar de millones o incluso miles de millones de personas”, dijo Foldy.
Sandine está de acuerdo en que es frustrante que el mundo dependa de la generosidad de las personas para resolver sus problemas.
“Creo que el hecho de que digamos que el futuro de la salud pública mundial depende de la relación entre dos personas refleja un problema mayor”, dijo Sandine. “La salud pública en todo el mundo no está financiada adecuadamente, por lo que Bill y Melinda Gates han estado llenando brechas masivas”.