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Colombia ocupa el segundo lugar en la región, después de México, en la recuperación del transporte aéreo. Con corte a septiembre, el país ha recuperado el 82,3 % de la ocupación que tenía en 2019, con cerca de 91 % en el mercado nacional y alrededor de 64,7 % en el internacional. De hecho, de acuerdo con las cifras de la IATA, para el próximo año se proyecta que los mercados domésticos estarán cerca de los niveles de 2019, pero el internacional se quedará en 44 %.
Por otro lado, la carga aérea incluso ha crecido en Colombia, en septiembre aumentó 4,09 % respecto al mismo periodo de 2019, principalmente por el crecimiento del tráfico internacional.
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Hay avances, pero el sector considera que se puede hacer más para avanzar en la reactivación. En entrevista con El Espectador, Andrés Uribe, gerente de IATA para Colombia, aseguró que “la aviación es demasiado importante para ser tratada como una vaca lechera que los gobiernos puedan ordeñar”. Le hizo un llamado a los países de América Latina y el Caribe y dio su opinión respecto a las medidas que debe tomar el país para fortalecer el transporte aéreo. Eliminar las restricciones de viaje por COVID-19 es una de ellas.
¿Cuál es el balance de la reactivación económica del transporte aéreo?
En 2020 las aerolíneas de todo el mundo perdieron US$138.000 millones. Las pérdidas se reducirán a US$52.000 millones este año y esperamos que para 2022 lleguen a US$12.000 millones. Si sumamos todo esto el efecto que el COVID-19 supondrá para las finanzas de la industria supera los US$201.000 millones. Para las aerolíneas con sede en esta región, estimamos una pérdida acumulada de US$5.600 millones para este año y de US$3.700 millones para el próximo.
No obstante, se debe resaltar que el transporte aéreo es un dinamizador de la economía y tiene una relación directa con el crecimiento económico. La recuperación de la industria genera incremento en el flujo de bienes y servicios, inversión, reactivación de sectores conexos de gran importancia para Colombia como el turismo, no s{olo contribuyendo significativamente al Producto Interno Bruto (PIB), sino también empujando la creación de empleos.
¿Tienen cifras respecto a la recuperación?
La demanda mundial de pasajeros en septiembre fue 53 % menor a la del mismo mes del último año antes de la pandemia (2019), pero el descenso fue menor que en agosto (56 %) gracias a la recuperación en mercados nacionales como el chino. En los mercados domésticos el impacto de la pandemia fue menos significativo: en septiembre la demanda fue 24,3 % menor que la del mismo mes de 2019, mientras que en agosto el descenso había sido de 32,6 %.
Donde los gobiernos no han restringido los viajes, la recuperación del transporte de pasajeros ha sido rápida. Se espera que los mercados domésticos alcancen casi 75 % de los niveles anteriores a la crisis a finales de este año, pero desgraciadamente en los viajes internacionales —donde vemos que continúan las restricciones— sólo se espera que alcancen 22 %. El año que viene esperamos que los mercados domésticos estén casi donde estaban en 2019, pero el mercado internacional se quedará en 44 %.
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Después de México, Colombia ha sido un caso de recuperación rápida en la región, alcanzando en septiembre del presente año un nivel de recuperación del 82,3 % versus los niveles observados en el mismo periodo de 2019. Al analizar los datos por segmento de mercado, se evidenciaba una recuperación de cerca del 91 % en el nacional y de alrededor del 64,7 % del mercado internacional, ubicándose por encima de países de la región.
Si bien el sector sigue sufriendo las limitaciones de capacidad, los volúmenes de carga aérea continúan su tendencia alcista muy por encima de niveles precrisis, registrando un crecimiento de 9,1 % en septiembre.
La carga aérea ha sido un salvavidas para muchos, ya que ha transportado vacunas, equipos de protección personal, equipos médicos e incluso comercio electrónico. Al hacerlo, también ha sido la estrella de los ingresos de muchas aerolíneas. Colombia no ha sido la excepción exhibiendo durante el mes de septiembre un crecimiento cercano al 4,09 %, respecto al mismo periodo de 2019, principalmente impulsado por el crecimiento del tráfico internacional que para este mes presentaba un incremento del orden del 9 % versus el mismo mes de 2019.
¿Qué medidas acelerarían la reactivación del sector?
Las compañías aéreas queremos volver a la normalidad lo antes posible, a todos nos interesa recuperar la libertad de viajar. Y, sobre todo, a los gobiernos les interesa que la reactivación del sector de la aviación impulse la recuperación económica. Por eso se necesita trabajar en la extinción de las restricciones de viaje por COVID-19, tremendamente inconsistentes, que están paralizando la recuperación del transporte aéreo, sin olvidar tampoco una mayor armonización de los requisitos exigidos por las autoridades a los viajeros. Por eso hemos instado a los gobiernos a implementar regímenes simplificados para gestionar los riesgos de COVID-19 a medida que las fronteras se reabren a los viajes internacionales.
No se debe permitir que las medidas se vuelvan permanentes y como hacemos con muchas normas de seguridad, se necesitan períodos de revisión definidos. También está claro que se necesitarán credenciales sanitarias digitales (documentación del estado de vacunación o pruebas) a medida que se vuelvan a abrir las fronteras. La experiencia, incluso con los bajos niveles de viajes de hoy, nos dice que habrá caos en los aeropuertos si confiamos en los procesos en papel.
En el caso de Colombia, es necesario levantar las restricciones impuestas al grupo de controladores aéreos de manera que el equipo completo pueda presentarse a trabajar en la torre y el centro de control, y de esta manera poder atender la creciente demanda y evitar retrasos, particularmente en Bogotá. En este punto, ha habido una mejora a partir del 30 de octubre cuando se flexibilizaron algunas de estas medidas.
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¿Cuáles son los principales obstáculos que han enfrentado las aerolíneas durante la reactivación económica?
Seguimos teniendo enfoques muy dispares, especialmente cuando los datos nos dicen que restringir severamente los viajes a estas alturas de la pandemia tiene poco sentido y frena la demanda incluso para los pasajeros vacunados.
La pandemia causó estragos en gran parte de las empresas, las cuales, ante la emergencia, se vieron obligadas a disminuir vuelos y a cancelar temporalmente algunas rutas. Por eso desde el inicio las aerolíneas emprendieron una drástica reducción en sus costos por medio de préstamos comerciales y en la contribución de los accionistas como medio de supervivencia.
Lamentablemente, en esta región ni un solo gobierno proporcionó ayuda financiera directa a las aerolíneas, en la mayoría de los casos, el alivio financiero llegó en forma de impuestos diferidos o de reducción o exención de tasas. Estamos viendo que el tráfico repunta de forma constante, lo que demuestra que la recuperación está en marcha. Sin embargo, paralelamente, estamos viendo una tendencia creciente por parte de nuestros “socios” en la cadena de valor de la aviación a aumentar los impuestos y las tasas.
Hemos visto que todo el mundo sufre cuando la aviación se detiene. El COVID-19 ha desmontado el mito de que volar sólo beneficia a los más ricos. Y nunca ha estado más claro que la aviación es demasiado importante para ser tratada como una vaca lechera que los gobiernos puedan ordeñar. Ya hay algunos ejemplos en esta región:
Argentina no sólo ha implantado impuestos adicionales sobre la venta de billetes en moneda local, sino que también ha aumentado la tasa de salida internacional de 51 a 57 dólares. Costa Rica tiene previsto aumentar la tasa de seguridad aeroportuaria en el aeropuerto de San José en más de un 70 %. República Dominicana tiene previsto aumentar las tasas de asistencia en tierra en algo más del 6 % en 2022. El Salvador tiene previsto añadir a los billetes de avión una tasa de inspección agrícola de 1,50 dólares por pasajero.
Y a medida que el sector está aumentando sus operaciones para satisfacer la recuperación de la demanda, las aerolíneas también se enfrentan a una falta de planificación operativa. No podemos volver al entorno operativo anterior al COVID-19.
¿Cuáles son las prioridades del sector en este proceso de reactivación?
La visión de IATA para el restablecimiento de la conectividad global se basa en cinco principios: las vacunas deben estar disponibles para todo el mundo lo antes posible; los viajeros vacunados no deben encontrarse con ninguna barrera para viajar; las pruebas de diagnóstico deben permitir, a quienes no tienen acceso a las vacunas, viajar sin someterse a cuarentena; las pruebas de antígenos son prácticas y económicas en los casos en los que las pruebas son obligatorias para viajar y los gobiernos deben proporcionar las pruebas de forma gratuita, de modo que no sean una barrera económica para viajar.
El otro gran tema es la sostenibilidad. Todos reconocemos que la libertad de volar dependerá de nuestra capacidad de hacerlo de forma sostenible. En la asamblea general de IATA número 77, los miembros tomaron la decisión histórica de alcanzar las emisiones netas de carbono cero para 2050. Para lograrlo se necesitará una combinación de combustibles de aviación sostenibles (SAF), diseños radicales de fuselaje, métodos de propulsión de vanguardia, aumentos de eficiencia, tecnología de captura de carbono y compensación.
Este es un compromiso de las aerolíneas. Y nosotros impulsaremos la necesidad de cambiar y para tener éxito, necesitamos el alineamiento de todas las partes interesadas, incluidos los gobiernos.
¿Cuáles son sus proyecciones para fin de año?
La situación de esta región es única. Fue la última en ser golpeada por la pandemia, tiene algunas de las restricciones de viaje y cierres de fronteras más largos y estrictos, pero, al mismo tiempo, la buena noticia es que la conectividad internacional se está recuperando más rápidamente en América Latina y el Caribe que en cualquier otra parte del mundo.
Sin embargo, la apertura de los mercados a los viajes internacionales varía mucho en la región. México, por ejemplo, no ha cerrado nunca sus fronteras. En Colombia, junto con muchos estados de América Central y el Caribe, se reabrieron gradualmente con ciertos controles. Y Chile, a pesar de tener altos niveles de vacunación, mantiene medidas de cuarentena que matan la demanda incluso para los viajeros vacunados.
Se debe tener presente que abrir las fronteras no basta para incentivar el sector, adicionalmente se deben eliminar restricciones como las cuarentenas o todas aquellas medidas que no permiten recuperar la confianza de los viajeros, la recuperación del turismo y la sostenibilidad del transporte aéreo, industrias vitales para el bienestar social y económico de los países.
Si Colombia continua en la senda de recuperación creciente que ha mostrado hasta el momento, es muy posible que a finales de 2021 o principios de 2022 se esté retornando a los niveles 2019 en el mercado doméstico. Ahora bien, para el caso particular del mercado internacional, Colombia se ha beneficiado al fortalecer o crear nuevas rutas con países que han sido flexibles con las restricciones (como México y Estados Unidos, principales socios comerciales de la industria para Colombia). Sin embargo, la recuperación internacional depende en gran medida de la apertura de fronteras en la región y Europa. Así las cosas, se estima que la recuperación del mercado internacional sea más lenta, alcanzando hacia el 2023 los niveles observados en el 2019.
¿Cómo se están preparando las aerolíneas para esta temporada?
A medida que se han ido levantando las restricciones de viaje, las aerolíneas no sólo han podido reanudar sus rutas suspendidas con la pandemia, sino que han podido fortalecer su operación aumentando frecuencias y sillas en destinos nacionales e internacionales. Cabe destacar que, desde el primer momento de la pandemia, las compañías aéreas han implementado un riguroso protocolo de higiene y bioseguridad.
Adicionalmente, como mencioné en la respuesta anterior, Colombia no solo ha recuperado la conectividad mediante rutas establecidas prepandemia, sino que ha generado un crecimiento importante en la cantidad de rutas y sillas ofertadas a destinos que durante el 2019 no eran operados. Durante los últimos meses la Aerocivil ha autorizado la operación en mercados internacionales de aerolíneas entrantes en el mercado (como Plus Ultra, Volaris y EZ Air).
¿Cómo ven la reactivación del turismo nacional e internacional? ¿Se está viendo reflejado en los tiquetes?
Después del duro golpe que significó la pandemia para el turismo mundial, el avance de la vacunación y control del coronavirus trajo una esperanza concreta al sector, también el levantamiento de las restricciones. Fue un período de inseguridad, donde los viajeros no tenían idea de cuándo podrían de viajar y hacían más búsquedas inspiracionales, sin planes fijos. Al principio los viajes eran familiares o por necesidad y ahora empiezan a ser por ocio.
Para el país el “turismo es el nuevo petróleo”, razón por la cual la reactivación de este sector es importante. Así las cosas, con la situación económica, la pandemia que ha cedido y la flexibilización de las restricciones y la restitución del mercado de aviación regular doméstico, la reactivación del sector turismo es inminente. Con ese escenario en mente, se ha visto una recuperación significativa del turismo interno versus 2020, sin embargo, todavía se encuentra por debajo de los niveles 2019.
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