Nuevo recorte de tasas: ¿cómo ve la Fed la economía de Estados Unidos?
Más allá de la bajada de tasas en 25 puntos básicos, la decisión de la Reserva Federal permite entrever qué perspectivas tienen sobre la salud de la principal economía global.
Santiago La Rotta
La Reserva Federal redujo el jueves su tasa de interés de referencia en un cuarto de punto porcentual, ampliando así sus esfuerzos por mantener la expansión económica de Estados Unidos sobre una base sólida.
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La Reserva Federal redujo el jueves su tasa de interés de referencia en un cuarto de punto porcentual, ampliando así sus esfuerzos por mantener la expansión económica de Estados Unidos sobre una base sólida.
Los 12 funcionarios que conforman el comité que toma estas decisiones (conocido como el FOMC, por sus siglas en inglés) tomaron la decisión de forma unánime. Así las cosas, los tipos de interés federales de la primera economía global (y principal emisor de dólares) quedaron en un rango entre 4,5 % y 4,75 %.
Este es el segundo ajuste que la Fed, como se le conoce popularmente a la entidad, toma luego de mantener los intereses en un nivel históricamente alto para combatir el pico inflacionario pospandemia y, de paso, ayudar a enfriar la economía luego de los desmadres en consumo y contrataciones que sobrevinieron a los días más duros del covid-19.
Hasta aquí todo va normal, pues el mercado casi que daba por descontado que la Reserva tomaría esta nueva decisión justo después de la elección que dio como ganador al expresidente Donald Trump.
Lo que sigue en el camino son algunos interrogantes y otras suposiciones sobre cómo se comportará la economía de EE.UU. bajo la agenda de garrote envuelto en alambre de púas que Trump propone en términos de comercio internacional y manejo de la migración, entre otros puntos. Vamos por partes.
Lo que viene en el panorama económico
Lo primero que hay que decir acá es que la economía de EE.UU., a pesar de la retórica de miedo que tanta tracción ganó durante la elección, se encuentra en una posición que resultaría envidiable para otros países (incluyendo pares avanzados).
La inflación registró para diciembre un resultado anual de 2,4 % (esto es en comparación con el mismo mes del año pasado). Y el indicador preferido de la Fed para examinar el avance de los precios (PCE) estuvo apenas por encima de la meta de 2 % que tiene la entidad (2,1 % para ser exactos).
Los resultados del PCE para el tercer trimestre, por ejemplo, se ubicaron en 2,2 %.
Sin embargo, el costo de vida fue uno de los ítems que, al parecer, más resonó entre los votantes que terminaron por elegir nuevamente a Trump para la presidencia de Estados Unidos.
Ahora bien, antes de los datos de inflación de septiembre, el mercado casi que daba por descontado que en la última decisión del año (diciembre) la Fed realizará un nuevo recorte de un cuarto de punto porcentual. Pero esa posibilidad, aunque enteramente aún encima de la mesa, podría estar algo más distante.
De hecho, una de las preguntas que se le hicieron a Jerome Powell, presidente de la Fed, durante la rueda de prensa que sigue al anuncio sobre las tasas fue justamente esa: ¿si la inflación pareciera controlada, por qué pensar en nuevos recortes?
Powell afirmó que las tasas siguen actuando como una especie de lastre en la economía y que su meta, además de contener la inflación, es que los tipos de interés se comporten de forma neutral: no aceleran nada, pero tampoco frenan.
Ahora bien, la Fed, a diferencia de otros bancos centrales (como el Banco de la República) tiene un doble mandato: controlar la inflación, pero también velar por la salud del mercado laboral.
Justo la semana pasada se conoció el más reciente reporte de desempleo en ese país, que puede ser calificado como como predeciblemente decepcionante.
La economía de EE.UU. registró en octubre un aumento de apenas 12.000 nuevos puestos de trabajo (por fuera del sector agrícola). Algunas expectativas situaban esta cifra con un cero extra a la derecha, como para señalar el desfase.
El resultado no es bueno, pero lo cierto es que se esperaba que fuera malo, pues la medición se dio en medio de una gran huelga en Boeing (uno de los motores exportadores del país) y el impacto de dos huracanes que tuvieron impactos serios en estados como Florida y las Carolinas, entre otros.
Si bien la cifra de septiembre no parece sorprender a nadie, lo que sí parece indicar es que, sustrayendo estos eventos extraordinarios, el mercado laboral de ese país continúa en una cierta fase de enfriamiento gradual, al menos frente a los niveles extraordinarios de la pospandemia.
La gradualidad de este movimiento es clave al ver el panorama general, pues en opinión de muchos analistas, este ajuste del mercado laboral puede ser necesario para corregir una suerte de recalentamiento en el ritmo de contratación de esa economía. Hasta el momento, la tasa de desempleo se mantiene en un solo dígito, y con 4,1 %, en el mismo nivel de agosto.
El mismo Powell aseguró durante la rueda de prensa de este jueves que el mercado laboral se ha enfriado de forma significativa y que la entidad no piensa que ese proceso deba continuar. Bajo esta visión, el recorte actual (y quizá uno más este año) tiene sentido. Ahora bien, qué tan pronto (y profundos) podrían ser esos recortes, bueno, esa es la cuestión.
“El comité considera que los riesgos para alcanzar sus objetivos de empleo e inflación están más o menos equilibrados”, sostuvo el FOMC a través del comunicado que acompaña tradicionalmente el anuncio de sus decisiones.
De hecho, en el texto se habla del mercado laboral en términos de aliviado y ya no de ralentización. El cambio de palabras parece reflejar, en el fondo, una mejor perspectiva sobre el camino futuro para el desempleo en ese país.
Este cambio de perspectiva también se podría ver en el cambio de velocidades en los recortes: en su primera decisión de este tipo en el año (en la reunión pasada), la Fed bajó las tasas en medio punto porcentual, algo que se considera inusualmente alto para los estándares de la entidad. La decisión de este jueves fue de apenas la mitad del alcance de la anterior.
Además de la inflación y el desempleo, el otro gran elemento en la ecuación que moldea las decisiones de la entidad es el crecimiento económico. De julio a septiembre, la primera economía global mostró un crecimiento de 2,8 % frente al mismo periodo del 2023. Un resultado inferior al 3 % registrado en el segundo trimestre, como lo indicaron las estimaciones preliminares del Departamento de Comercio, pero que, en todo caso, sigue siendo positivo.
El informe de la entidad indicó que el gasto del consumidor, que constituye la mayor parte de la actividad económica, aumentó 3,7 %, el mayor incremento desde principios de 2023. La aceleración fue liderada por aumentos en el gasto de bienes (automóviles, muebles para el hogar y artículos recreativos).
La variable Trump
Ahora bien, al panorama tranquilizador (en sus términos más generales) que ofrece la economía de EE.UU. en este momento aún hace falta inyectarle los efectos que podrían tener las decisiones que tome el nuevo gobierno, como sucede con cada elección presidencial.
Uno de los principales interrogantes en esta ecuación es cómo se ejecutaría la idea de Trump de imponerles aranceles a prácticamente todos los bienes que se importan en Estados Unidos.
El tema de los aranceles y las restricciones al comercio internacional es clave para Trump pues son la herramienta mediante la cual intentaría controlar los costos de los alimentos a nivel local y, a la vez, obligar a que más cosas sean producidas en EE.UU., lo cual le pega a su agenda de incentivar la producción y el empleo local.
Pero lo cierto es que hay muchísimas cosas que ese país compra por fuera que simplemente no se pueden comenzar a generar internamente o estaríamos hablando del eje cafetero en Nebraska o el triángulo bananero de Carolina del Sur (por poner ejemplos extremos y algo obvios, pero que sirven para probar parte del punto).
Varios análisis, incluyendo un documento de Goldman Sachs, han concluido que un cierto desmadre en los aranceles terminaría por encarecer bienes y servivicios en general, lo que a su vez generaría una baja en consumo, una subida en inflación y terminaría por pegarle al mercado laboral y al crecimiento de la economía en general.
Para este punto de la historia, la Reserva Federal logró esquivar una recesión entre 2022 y 2023 al seguir empujando para abajo la inflación mediante sus tasas de interés (que terminan por encarecer el crédito, en pocas palabras), pero sin llevarse por delante el mercado laboral o el crecimiento económico en general.
Powell se abstuvo de comentar sobre preguntas relacionadas con política durante su rueda de prensa de este jueves. Pero se tomó el tiempo de contestar a la pregunta de si renunciaría en caso de que Trump se lo pida: “No”.
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